Me despierto con una pesadumbre, miro mi techo, escruto en todo este, siempre lo veo, obviamente, pero no puedo evitar darle un poco más de crédito, aunque me parece aun algo simple, aun con las estrellas que siguen en mi techo, sólo que un poco menos visibles por la luz que entra en mi habitación con tal confianza.
Me siento en la cama tallándome los ojos, me levanto de la cama viendo como quedo la ropa desperdigada por el piso cuando estaba a punto de hacerlo con Anna.
Miro hacia el punto donde golpeo ayer el vecino,supongo que debería pedirle una disculpa, pero.
¿Cómo me disculparía por lo de ayer?:
Disculpa, vecino, perdón por los sonidos de ayer, es que estaba haciéndolo con mi novia, y no pensé que eso te fuera a importunar. Aparte, gracias por golpear, mi novia se fue después de eso, y la verdad ya me sentía algo bochornoso.
Me doy con una almohada en la cabeza retirando de mi mente tal disculpa tan estúpida. Me pongo el bóxer y el pantalón que llevaba ayer, es mi día de descanso, así que no me preocupare por la escuela o por ir a correr. Aunque estoy seguro que en cualquier instante Anna me bombardeara con mensajes.
Paso a mi baño rápidamente, me miro a los ojos, sonrió al ver al del reflejo, nunca he sido ególatra ni narcisista, pero siempre me da curiosidad ver mi reflejo. Me acerco a la ducha y lo que hago es abrir la regadera y meter mi cabeza.
El agua fría me puede ayudar a pensar, o al menos a relajarme.
Me tallo la cabeza con fuerza, como si quisiera quitarme algo de encima. Cierro el agua, siento como las ultimas gotas caen en mi cabeza, me estiro y tomo la toalla que está más cerca. Me empiezo a secar la cabeza rápidamente. Dejo la toalla sobre la taza.
Llego hasta mi cocina y me preparo mi café, veo como el líquido oscuro baja lentamente hasta llenar mi taza, tomo una sudadera y me la coloco, es suave, cálida. Tomo mi taza finalmente mientras escucho extraños sonidos en la parte de afuera. Dejo la taza en la mesa del comedor y avanzo rápidamente hasta mi puerta y la abro, veo como el vecino entra a su departamento cargando una caja.
– Claro. Hoy traían sus cosas a medio día – Me quedo pasmado pensando cuanto tiempo me quede dormido, no recuerdo a qué hora fue que me dormí, pero seguro ya era tarde.
Me acerco a su departamento, escucho como se mueven varias cosas adentro, me lo imagino moviendo todo. Decido impulsivamente tocar la puerta con fuerza aun con el cabello húmedo.
– ¡¿Quién?! – Escucho su amortiguada voz cansada. Aunque con un dejo bastante familiar.
– Soy yo, el vecino de la habitación veinticuatro – Trago saliva y abro un poco la puerta, me sacudo el cabello húmedo, claramente nervioso – Veo que ya te trajeron tus cosas, ¿Puedo ayudar? –
Me mantengo en la puerta, no quiero entrar sin su permiso
– Pues... – Escucho como su voz vacila por unos instantes – En la recepción hay una caja grande, la cual no pude cargar, ¿Podrías traerla? – Me dice casi arrastrando las palabras.
– ¡Claro! – Suelto con desconocida alegría.
No puedo evitar la sensación de querer entrar, poder verle la cara al nuevo vecino, y poder escucharle frente a frente, supongo que puede ser algo bueno, tener una amistad con alguien que no se queje porque vivo muy lejos.
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Otra oportunidad. [Completo]
Romans¿Existen las segundas oportunidades? ¿El primer amor puede volver a nacer? ¿Se pueden perdonar años de soledad? Los años que Johnny y Theo que han pasado separados los ha cambiado, pareciendo personas diferentes a lo que anteriormente eran. Pero...