Capítulo 22 - Hipocondría

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Capítulo 22 - Hipocondría

Narra Daniela

Mi cabeza. No aguantaba, definitivamente estaba enferma y todo por culpa de Diego. Voy al baño para asearme y salgo de allí caminando pesadamente. Fui hasta la cocina y allí vi a Diego desayunando. Ocupe la silla a su lado soltando un quejido.

- ¿Y a ti que te pasa? - preguntó mirándome.

- Estoy enferma - dije lloriqueando.

Diego ríe - No seas hipocondriaca, Daniela.

- ¡Que no soy hipocondriaca! Tú - lo señalé - Me pegaste esto.

Niega con la cabeza.

- Me duele la cabeza, los ojos, la nariz, los hombros, las rodillas ¡me duele todo mi cuerpo! Y estoy ronca ¿me escuchas? - dije esto último agarrando mi cuello de forma dramática, en serio me sentía mal.   

- Daniela eres hipocondriaca. - Diego puso su mano en mi hombro.

- ¡No me toques que me duele! - me moví bruscamente hasta conseguir sacar la mano de Diego de mi hombro. - ¿Y tú qué? ¿Ya estás bien? - pregunto mirándolo.

Se levanta de la silla y lleva el plato al fregadero.

- Pues si, gracias a la enfermera de cabello rojo de anoche me siento muy bien.

- Pues de nada baboso. Ahora soy yo la enferma.

- Pues adiós enferma, me tengo que ir a la universidad. - caminó hasta la puerta con su mochila y lo seguí.

- ¡Diego! - lo llamé

- Tu desayuno está en el microondas.

- Si si gracias. Diego - lo tomé del brazo - Me siento muy mal, quédate.

- Si de verdad estuvieras enferma te aseguro que me quedaba pero sé que no lo estás y debo estudiar para ser un buen doctor e internarte. Adiós. - cerró la puerta tras si.

¿Tendrá razón? ¿Tendrá razón y yo seré eso que él dice? ¿Seré hipocondriaca?....Fui pensativa hasta la cocina. Puse a calentar mi desayuno aún absorta en mis pensamientos. Pinchaba mi desayuno con el tenedor y me llevaba la comida a la boca lentamente. Mis padres ya habían querido llevarme a un especialista antes....¿Seré hipocondriaca? ¡Pero es que en serio me siento mal! Tal ves Diego me contagió. Aunque pensándolo bien...Diego no tenía todos los dolores que yo tengo y yo no estoy vomitando....hablando de vomitar...ya siento mi estómago revuelto.

Respira Daniela, respira y no vomites. Ya...mejor dejo de desayunar y me pongo a buscar información sobre la hipocondría.

(...)

Eso hice, busqué información sobre la hipocondría. Según lo que leí decía que la hipocondría era un trastorno mental que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios. Leí y re-leí como veinte veces esa definición y no le encontré parecido alguno conmigo. Yo era un poquitín dramática pero no demasiado. Obviamente Diego estaba exagerando o me estaba queriendo asustar. De seguro ya se cree doctor y anda diagnosticando a cada ser humano que se le cruce en frente. Además en la definición decía que era un trastorno mental y obviamente yo no estoy ni trastornada ni loca ni nada de eso. Eso sería ridículo. Finalmente decidí ignorar los delirios de Diego y mi familia. Yo estaba, estoy y estaré muy cuerda, incluso más que todos ellos juntos. Dejé mi celular a un lado y prendí el televisor. No había nada bueno que ver. Me detuve en un programa de ventas. No sé por que estos programas me gustaban aunque a la mayoría le aburría.

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