Capítulo 24 - Maldita cuñadita.
Narra Daniela
Estoy frente a mi espejo terminando de alistarme para ir a la universidad. Estaba más contenta que lo usual porque solo faltaban dos semanas para las tan ansiadas vacaciones. Busco en el estuche de maquillaje mi lipstick rojo pasión pero no lo encuentro. Hoy quería ponerme ese lipstick porque me sentía demasiado alegre y porque me daba la gana.
Malcriada
Ignoremos a mi subconsciente tan inoportuno y continuemos nuestra narrativa. Busco entonces en las gavetas, y en mi bolso pero nada. ¿Dónde estaría?.........Pensándolo bien Diego y yo estamos bastante bien y eso aunque suena bonito no lo puede ser tanto. Así que decido irme a la segura.
- ¡Diego! - grito intentando mantener la calma.
Al no recibir ninguna respuesta decido ir a su cuarto pero no está. Bajo las escaleras y lo busco por toda la casa y nada. Finalmente decido ir al baño del pasillo para ver si esta vez tengo suerte.
Abro mis ojos como platos y pongo mis manos en la cabeza.
- Lo mato - dije aún sin dejar de ver el espejo del baño que estaba escrito con mi pobre lipstick.
"Dani, te dejé el desayuno en el microondas."
Pd: Recuerda que no podrás terminar tus estudios si me matas porque irás a la cárcel. Por primera vez en tu vida practica el perdón y olvida tu viejo lipstick rojo.
- Gusano apestoso de mierda. - no pude evitar decir en voz alta.
Limpié el espejo soltando maldiciones e insultos que claramente iban solo a un ser humano que medía solo un poco más que yo, Diego Ainsworth el autodenominado idiota sin cerebro.
Que estudia medicina.
Rodé los ojos como si la voz en mi interior se ubiese escuchado en realidad. Si antes había dicho que estaba contenta entonces era hora de decir que la contentura se había ido a la mierda, a la misma mierda donde se había ido mi indefenso y tan útil lipstick. Era mi favorito, rojo pasión. Pero bueno ¿ya que se podía hacer?.....sino solo matar a Diego. Subí a mi habitación a ponerme otro lipstick esta vez uno claro. Bajé las escaleras dispuesta a comer el desayuno y así lo hice. Unos veinticinco minutos después estaba mi auto estacionado en el estacionamiento de la universidad y yo me dirigía a mi primera clase del día. ¡Que emoción! La clase era con Ian....mis pasos se fueron haciendo más lentos a medida que iba acercándome al salón del idiota de mi profesor. Lamentablemente tuve que esforzarme para entrar y sentarme en mi habitual silla y escuchar la clase sin mirar a Ian.
- Señorita Bech, sus calificaciones han ido bajando.
- ¿Han ido bajando por mi mal desempeño o por obra suya? - cuestiono con mis brazos cruzados.
- ¿Te sientes demasiado lista porque has arruinado mi matrimonio?
Ups, eso se me había olvidado contarles. Resulta ser que la ahora ex esposa de Ian me contactó (no sé cómo) y hablamos sobre Ian y los lindos cuernos que le pegó a su esposa. Yo nuevamente le di mi opinión alentándola a divorsiarse, cosa que hizo semanas después.
- Fue usted quien arruinó su matrimonio ¿o quiere que le recuerde quien fue el que le puso los cuernos al otro? - sonrío de medio lado sintiéndome la protagonista de una película en donde enfrenta a la villana (en este caso el villano).
Su semblante y mirada seria y fría penetró por varios segundos interminables mi mirada llena de victoria.
- A cada cual le llega su cebolla, Daniela.
ESTÁS LEYENDO
Roommates
Romance¿Qué pasa cuando tu roommate es tu viejo amor de instituto? Tuvieron un corto pero inolvidable romance que podría volver a surgir al darse cuenta de que compartirán el mismo techo. No se llevan tan mal a pesar de todo, pero no son amigos. Él es un m...