Capítulo 3 - Mudanza y una sorpresa con ojos cafés.

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Capítulo 3 - Mudanza y una sorpresa con ojos cafés.

Narra Daniela

Ya había dejado en mi nueva casa las maletas que había llevado al departamento de Mich y Rod. Ahora estaba sacando en cajas cada una de mis pertenencias que estaban en la casa de mis padres con la ayuda de mis dos amigos.

- Así que conseguiste departamento.

- Si papá. - dije por tercera vez - Oye ¿qué haces aquí? No se supone que estés en tu oficina.

- Los de seguridad me llamaron y me dijeron que habías venido. Quería ver por mi mismo que hacías en la que ya no es tu casa. - dejé de guardar cosas y lo miré perpleja.

- Menos mal que me quieres papá. - dije sarcástica.

- No es que no te quiera pero tú te creíste grande y te saliste de la casa y este es tu castigo. - miré a mi padre con el ceño fruncido durante unos segundos, luego decidí no malgastar mi tiempo y seguir empacando cosas.

(...)

- ¿Soy yo o tu padre cada ves es más afectuoso? - preguntó Mich sarcástica.

- Creo que deberían darle el premio por ser el mejor padre del mundo. - bajé del auto y junto a Rod y mi mejor amiga fuimos bajando las cajas.

- ¿Y ese auto? - pregunta Rod.

- No lo sé, quizá de algún vecino aunque está frente a mi casa. - dije mirando el civic negro.

Justo cuando iba abrir la puerta de entrada ella sola se abre y me asusto. Abro los ojos como platos al ver quien está de frente a mi y dejo caer la caja sobre mis pies soltando un quejido.

- Tan inteligente como siempre - dice Diego mirándome.

- Tan estúpido e inoportuno como siempre. ¿Que rayos haces dentro de mi casa? ¿Ahora robas? - dije volviendo a coger la caja.

- Esta es mi casa, Daniela. - dice como si fuera lo más obvio del mundo.

Río y paso por su lado y dejo la caja en el suelo. - ¡Claro, y tú y yo seguimos juntos! - respondo sarcástica - Sé que te mueres por mi Dieguito pero largo de mi casa. - lo empujo o al menos eso intento.

- Daniela estás muy mal. Toda la vida has sido tú quien te mueres por mi. Es obvio que todo esto es una actuación tuya para rogarme que vuelva contigo.

Reí sin gracia y me acerqué a él - Sueñas - di media vuelta y seguí bajando cajas.

- ¿Qué hace Diego aquí? - preguntan mis dos amigos al unísono.

- Dice que vive aquí - digo riendo.

- ¿Pero porqué te ríes? - pregunta Mich

- Por que eso es una mentira suya, yo vivo aquí. - digo como si fuera lo más obvio de este mundo.

- Recuerda que tendrías a un roommate. - abro los ojos como platos y dejo la caja en la cajuela del auto mientras camino hasta Diego.

Lo volteo hacia mi tomandolo del brazo.

- Tú ¿Es cierto que vives aquí? - pregunto con los ojos entrecerrados.

- Ya te dije que si, un señor me rentó la casa hace unos días y justo hoy me dijo que podría mudarme porque había conseguido mi roommate.

- ¡Ay no! - aungustiada pongo mis manos en mi cabeza. - ¡Tú eres mi roommate, Diego!

Sus ojos cafés se abren de par en par. - No no no, esto tiene que ser un error. Yo no puedo vivir contigo.

- No no, yo no puedo vivir contigo.

(...)

La mala suerte andaba conmigo, definitivamente. Habíamos hablado con el señor que nos rentó la casa y dijo que ambos habíamos firmado los papeles y que no había nada que hacer. Lo que significa que tendré que vivir con el renacuajo con ojos cafés durante un año, sí en los papeles, justo en aquel párrafo que no quise leer decía que el contrato era por un año, genial. Ya habíamos terminado de traer la mudanza a la casa y yo me encontraba tirada en el sofá contemplando mi vida.

- ¿No recogerás esas cajas? - miro a Diego quien está parado frente a mi.

- Todo a su tiempo, ahora estoy contemplando mi vida.

- Pues yo tambien quiero contemplar mi vida, en ese sofá viendo televisión. - sacó mis pies sin una pizca de delicadeza haciendo que por poco callera y ocupó una parte del sofá.

- ¡Que bruto eres! - me senté en el sofá con los brazos cruzados. - No quiero ver Lacrosse, cambia eso. -digo aburrida de ver el juego.

- Pues yo si y no pienso cambiarlo. - pongo mis ojos en blanco y suspiro.

Me levanto del sofá y comienzo a ordenar todas las cosas que están en las cajas. Termino luego de tres horas. Me doy un baño y salgo con mucha hambre.

Voy a la cocina ya que un olor exquisito me llama.

- Hasta que al fin haces algo bueno e inteligente. - digo desde el marco de la puerta.

Diego, quien estaba de espaldas a mi cocinando me mira y rueda los ojos. Me acerco y pruebo lo que hace.

- Es mi comida no tuya - dice alejando de mi la comida.

- ¡Pero yo tengo hambre, Diego! - me quejo

Se sirve una porción y lo deja en la mesa luego camina hasta donde yo estoy y me mira fijamente.

- ¿Qué harías por mi si te doy de la comida que hice? - el maldito está más bueno que antes.

- ¿Que quieres que haga? - pregunto aburrida, Diego da una de sus sonrisas matadoras y se sienta a la mesa.

- ¡Que facilota me saliste Daniela! Antes no eras así.

Cierro mis ojos con fuerza conteniendo las ganas de estrangularlo.

- No quiero de tu porquería - digo pasando atrás de él y hundiendo su cabeza en el plato de comida. - Upss - digo riendo y camino hasta mi cuarto escuchando un "¡Esta me la vas a pagar Daniela!"

Subo a mi habitación (gracias a Dios que hay dos) y busco mi celular. Pido una pizza y en lo que la espero veo mis redes sociales. El timbre suena y bajo corriendo las escaleras ¡llegó mi pizza!

Veo a Diego hablar con el chico de la pizzería y camino hasta llegar a su lado.

- No no, aquí no pedimos pizza. Ya todos comimos - dice el renacuajo de ojos cafés.

Lo miro mal - No le haga caso, está loco. Yo pedí la pizza - miré a Diego - Y no he comido por culpa de este idiota. - miré al chico y cogí la caja de pizza. - Aquí está el dinero, puedes quedarte con el cambio.

El chico me agradece y cierro la puerta.

- ¿No crees que es mucha pizza para ti sola? - pregunta Diego siguiendome por la casa.

- Puede ser, pero la que sobre la guardaré ya que tú no me das de comer.

- Ni que fuera tu niñera, además tú también puedes cocinar.

- No, no puedo - digo antes de llevar un pedazo de pizza a mi boca.

- ¿Por qué no?

- Porque no sé cocinar - dijo de lo más normal.

- ¡¿Qué?! - dice Diego en voz muy alta.

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