La número cinco.

1.6K 85 53
                                    


La jovencita de ojos color ámbar se encontraba puntualmente en el taller de arte, esta vez se aseguró de que dentro de aquel salón se encontrara un amplio sillón que pidió en dirección con mucha anticipación, los profesores no le negarían nada y todos se preocupaban por su comodidad, sabían perfectamente que nadie se unía al club de artes porque no soportaban que ella destacara mucho en ello, los demás alumnos preferían pasar la hora de clubes en cocina, costura o cualquier otro club en el que ella no se encontrara. Petra en cambio disfrutaba aquel silencio y agradecía que nadie provocara alboroto cuando ella pintaba con tanta pasión. Ya había pasado media hora y el azabache no aparecía por ningún lado, Petra se asomaba al pasillo cada cinco minutos y comenzaba a desesperarse, se sentía lista para el en ese momento y solo quería que el llegara a terminar lo que iniciaron en el recreo. La peli naranja dejo a un lado el caballete y se recostó sobre el sillón, esperaría por el un poco más y se decía a si misma que en cualquier momento lo vería entrar, con esa manera de caminar tan suya, con la mirada fría y la expresión llena de rudeza que tanto le gustaba, esperaba que la saludara con algún adjetivo sarcástico y sucio y sobre todo y lo más importante, Petra esperaba ansiosa a que el pusiera sus manos en ella y la tocara de aquella manera tan impropia y violenta que ella comenzaba a necesitar y a disfrutar.

Sin tener noción del tiempo, comenzó a sentir sueño mientras lo esperaba, la oji miel paso lo que restaba de aquella clase y las siguientes completamente dormida y soñando lo que tanto había deseado hacer con Levi. Por alguna razón, el timbre que marcaba la ultima hora de clase sonó lo suficientemente fuerte para hacerla despertar de golpe, se estremeció por unos minutos disfrutando de lo relajado que su cuerpo se sentía después de aquella húmeda siesta y recordó como había llegado a ese punto, se dio cuenta de que comenzaba a oscurecer y eso la alerto demasiado, dejo cada uno de sus instrumentos de arte en aquel salón y salió corriendo lo más rápido posible, ya casi no habían estudiantes en los pasillos y sin siquiera pasar por el casillero por sus cosas, salió hacia el estacionamiento y se encontró con Reiner quien suspiro aliviado al verla correr hacia él. El rubio la abrazo con cariño y ella correspondió un tanto apenada, sabía que Reiner se ponía como loco si ella se tardaba apenas unos pocos minutos y darle ese tipo de sustos a su fiel amigo no eran para nada de su agrado.

Luego de explicarle la vergonzosa sesión de sueño que practicó por la tarde, Reiner se tranquilizó y comenzó a conducir, Petra mantenía una conversación amigable y le contaba sobre la nueva posición que aquellos a quien espiaba habían practicado ese día, pero obviando a Levi en cada detalle. Petra no sentía ganas de hablar sobre aquel que la dejo plantada y simplemente se concentró en contarle sobre la sucia situación en la que Hanji y Erwin se encontraban a la hora del recreo. Justamente cuando la oji miel decidía asomar su rostro por la ventana del auto, pudo observar como a lo lejos un azabache demasiado familiar para ella, caminaba a la par de una chica y ambos parecían llevar una grata conversación ya que el rostro de Levi no se veía tenso o con rastros de amargura. Aquel detalle logro enfurecerla de inmediato, su juguete había decidido abandonarla esa tarde quien sabe porque y ahora se encontraba con alguien que no era ella, Petra sintió como su interior quemaba a causa de un sentimiento que jamás había experimentado, apretó la tela de su falda y se mordió el labio inferior mientras cerraba los ojos con fuerza y reprimía unos cuantos berrinches, estaba muy molesta pero entendía que ella no era nada del azabache y que el solo servía para complacerla sexualmente, lo que hiciera con sus sentimientos, poco le importaba y ni siquiera era relevante para ella o al menos eso quería creer.

Levi en cambio, mantenía una neutra conversación con la chica nueva y no se salían del tema principal... matemáticas, química y física elemental. Al parecer aquella estudiante de intercambio poseía un alto coeficiente intelectual y al ser asignada por el profesor de química, como compañera de Levi para un proyecto escolar, el azabache no tenía más opción que comenzar a detallar varios aspectos sobre dicho trabajo escolar. Y al parecer esa fue la razón por la que el olvidó la cita que tenía con una pervertida en el salón de arte.

La pervertida de ojos color miel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora