En verdad agradecía que el sol brillase tanto precisamente en ese día, ese milagroso sábado en el que Petra por fin decidió salir de la cama, de su alcoba, de todas aquellas almohadas y peluches que la protegían y queriendo únicamente estar en el jardín de su casa. Y lo único que podía notar es que estaba tan pálida, blanca como la nieve y terriblemente desconectada del mundo, como un muerto. Y quizá se debía a que la peli naranja en verdad se sentía como uno.
No había escuchado oraciones largas salir de aquella boca, solo afirmaciones o chasquidos de lengua que le dejaban las cosas claras al joven Reiner, Petra no iba a hablar de lo ocurrido. La oji miel jamás mencionaría como Levi le rompió en mil pedazos el corazón y como todos sus sueños se quebraron cada vez que le suplicó que no la dejase, cada ruego que hizo con lágrimas sinceras y cada paso que él dio para abandonarla en ese estado tan miserable, la dejaron sorda, completamente abatida y ya sin nada que explicar o exigir.
-.Diles que quiero camelias alrededor de la pérgola, y que llenen de diversas flores el jodido jardín, estoy harta de ver rosas aquí, que las corten todas de ser necesario, joder me enferman.- Y la sirvienta que trataba de memorizar todas esas palabras intentando ignorar las sucias expresiones de la señorita de la casa, se alejó de inmediato en busca del jardinero, tal vez él podría calmar a la niña, pues aunque su expresión imitara la amabilidad, lo único que reflejaba era fastidio y arrogancia, algo impropio de la chiquilla risueña de cabellos naranjas que vivía en aquella mansión.
Y no eran las rosas o el jardín en sí, lo que tenía a Petra tan irritada, si no el jodido verano. La temporada que más esperaba y la que comenzaba a odiar sin siquiera darse cuenta. Pues tenía planes, ya había hecho un maldito cronograma de actividades, ese que tiró a la basura frustrada después de ver que todos incluían a Levi y sabiendo entonces que para él debería usar un hermoso vestido dentro de una semana, ese que su diseñadora personal le entregó unos días atrás y después de debatirse entre sí quemarlo con gasolina en la bañera o no, lo dejó tirado sobre la alfombra, junto a las pantuflas de panda y una jodida lista que creía extinta y un álbum de fotografías, todo perteneciente al único ser en esa tierra que le hacía sentirse, viva.
Y fue entonces, cuando a su mente llegaron los acontecimientos de los días posteriores al rompimiento con Levi, los que le hicieron darse cuenta de que ya no iba a usar ese vestido, pues no iría al baile de verano con él, ya no. Y fue así que su mente dejó de pensar en las rosas o en el sofocante calor de la estación. Una vez más su alma gritaba que debía llorar para apaciguar lo ocurrido a mediados de la semana pasada.
Y ese algo que suavemente llegó a sus memorias, hiriéndola mientras recordaba sentada a la orilla de la alberca, como una triste ninfa que le cuenta al rio sus pesares, fue lo que le hizo soltar lagrimillas apesaradas mientras lo recordaba con tanto dolor.
Bueno, ella tan sumida en sus pensamientos, ese día, tomaba una manzana y la ponía sobre su bandeja de comida, hoy por fin dejaría el aula de clases y se aventuraría al recreo como normalmente lo hacía semanas atrás, pero le costaba un poco, pues aún estaba herida y no quería llenar a todos de miseria con el simple hecho de pasársela llorando minuto de por medio, pero los ánimos por parte de Isabel y la prima de... de él, lograron que ella se motivara al menos a socializar con quienes ya eran sus amigos.
Petra sabía que no debía por ningún motivo siquiera, sentarse en la misma mesa que el azabache, pero él no estaba ahí en ese momento y eso le alivió, con cuidado tomó asiento en la que por efecto era su silla, pues nadie le arrebataría ese lugar, y mientras sonreía con las muecas que Eren intencionalmente hacía para ella, se dio cuenta de que estaba algo sedienta y de que la máquina expendedora estaba extrañamente vacía, y luego de avisarle a Hanji que necesitaba algo de beber, corrió para llegar antes que nadie, colocó una moneda y paciente, esperó que la bebida electa pudiese ser tomada por ella, y como siempre, sonreía ante la soda de cereza que podría disfrutar ante la compañía de sus amigos, y mientras caminaba de regreso, después de saludar a la chica de coletas que la llamaba desde mesas atrás, dirigió su mirada al frente, solo para darse cuenta de que ya alguien ocupaba su lugar, y ella ya conocía esos cortos cabellos rojos y también a quien estaba sentado en la silla continua, y tal vez si su cerebro no estuviese gritándole eufóricamente que huyera, que no confrontara la situación, que se detuviera, que diera la vuelta y escapara de aquel suceso, que se concentrara en alejarse como él se lo pidió, ella hubiese escuchado con tranquilidad lo que su corazón estaba tratando de explicarle con palabras dulces y sinceras, un delicado y sutil, no te lastimes más.
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La pervertida de ojos color miel.
FanfictionLevi Ackerman es un estudiante de preparatoria bastante popular , las chicas no son un problema pero simplemente no le interesa el tema del amor y dicha característica lo hace el típico rompecorazones , su vida entera cambia cuando cierta pervertida...