IGNITER. The prince's version (Skaði)

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— Espero que ya estés listo para partir Harold –comentó mi padre durante la cena la noche antes de partir nuestro viaje a Wintery, el Reino de Hielo a miles de kilómetros de aquí.

— Por supuesto, padre –respondí.

Esta noche, para mi gran suerte, estábamos los 3 solos cenando en paz sin los fastidiosos miembros del consejo ni el vanidoso Comandante Flanke quien jamás pierde la oportunidad de besarle los zapatos a mi padre.

Jamás he llegado a entender a ese hombre y nunca lo haré. No me agrada. Una vez que sea nombrado Rey pienso recorrer tierra y mar en busca de alguien mejor calificado para su puesto porque no pienso permitir a un hombre como él en mi corte.

— ¿Te sientes entusiasmado, Harold? –preguntó mi madre con entusiasmo y no pude evitar devolverle el gesto a pesar de no ser correspondido.

— Por supuesto que sí, madre.

No.

— Hoy mismo me ha llegado una carta de Rey Reagan informando que todo está listo para nuestra llegada. Su hija está entusiasmada por conocernos –comentó y yo suspire.

— Gratificante.

— Oh cariño, te va a fascinar. Ya sabes que tu compromiso no es con cualquier chica y mucho menos por cualquier razón ¿Cierto?

— Lo sé, madre.

— Sorprendente. Los años han pasado a gran velocidad. En una semana ya estarás oficialmente comprometido con nada más ni nada menos que con la Princesa de Wintery. Me pregunto como lucirá actualmente –me encogí de hombros ante su pregunta sin darle demasiada importancia. ¿Cómo luce una princesa? Educadas, bonitas, elegantes y delicadas aún que algunas un poco mimadas y vanidosas. Típico.

— No sabría decírtelo, cariño, la última ves que supimos de ella fue hace tantos años, diecisiete para ser exactos y dudo que siga igual que esa ves.

Tuve que obligarme a sonreír a pesar de que estoy cansado de ésta conversación. Llevan días hablando sobre ella y aún no he oído nada diferente ni interesante que pueda ser "diferente".

De todas formas te casarás con ella Harold, no busques luz en la pesada oscuridad. Debes crearla tú mismo.

— Es interesante y extraño a la vez que sea tan escurridiza. No lo crees, Harold.

— Lo creo.

¿Escurridiza? ¿En qué sentido? Podría ser de esas chicas peligrosas que no tienen pena de violar las ordenes al escabullirse con soldados o cualquier otro hombre que no sea su prometido.

— Desearía poder retirarme, padres. Fue un día agotador y creo que me es conveniente descansar. Mañana será un día muy importante y debo despertar antes que salga el sol –me puse de pie para despedirme formalmente de ellos.

— Por supuesto cariño. Nos espera un largo viaje muy agotador y recuerda lo que te dijimos, practica conservar tu calor.

— Sí, madre.

Besé su mano y estreché la de mi padre antes de salir del gran comedor para volver a mi habitación a descansar o mejor dicho... a cumplir con mi última cita de despedida. Al entrar las luces estaban apagadas pero cuando cerré la puerta detrás de mi, las antorchas se encendieron para iluminar a mi querida amiga Kyra sentada sobre mi cama esperándome un poco molesta. Lucía muy bonita como siempre con su típico conjunto de cuero. Nunca me desagrada verla.