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Intenté continuar mi lectura pero últimamente me ha resultado casi imposible ya que los problemas aparecieron inesperadamente. En la mañana al día siguiente de mi gran descubrimiento sobre ésta tierra, llegó una carta de mi padre informando al Rey Reagan sobre intrigantes movimientos que han llamado la atención tanto de mi familia como de los Reinos cercanos de Twisted y Silvering, Subterráneos y Terrestres oscuros osaron sobrepasar los límites de su territorio hacia el nuestro porque ya están enterados acerca de la existencia de la Princesa Colder, aún no entiendo porqué. Talvez el anciano gruñón tenía razón con respecto a mí, debo dejar de seguir órdenes simplemente y comenzar a buscar las verdades ocultas detrás de todo esto. Mi Reino jamás hizo algo malo en contra de los desterrados, o por lo menos nosotros jamás nos hemos metido con ellos fuera de juzgar a quienes se lo merecen... Eso es lo primero que pienso averiguar.

La Princesa asistió a los últimos desayunos, almuerzos y cenas pero a la mañana siguiente luego de nuestro pequeño desacuerdo, mi molestia se convirtió instantáneamente en lástima porque la noté bastante apagada, triste y apenada, ni una palabra salía de sus labios. Mientras yo me encontraba en reunión con el Rey Reagan y el resto del Consejo Frío ella permanecía encerrada en su habitación, y creo que se debe a que la Reina Mariette ni siquiera se ha molestado en dirigirle la palabra después de lo sucedido el día que ambos fuimos reprendidos, como si estuviese muy ofendida por alguna razón que desconozco. Yo no soy nadie para juzgarla, después de todo ella es conocedora de todas las capacidades de su hija. Seguramente tiene sus razones, dudo que haya podido enfadarse de tal manera sin una causa valedera ya que no sucedió nada grave, solamente fuimos a "dar un paseo" bienintencionado.

Realmente necesito pasar tiempo con ella, es decir tratarla personalmente y conocerla, deseo que sea ella misma quien me de a conocer su interior, su verdadera personalidad. Lo único que sé de ella es lo que me dijeron y pude ver en ella pero eso y casi nada, es lo mismo. Al tercer día cuando estábamos desayunando, planeé tomarme el tiempo de tratarla una vez más e insistir para razonar con ella pero no pude encontrar las palabras adecuadas, por ello lo pospuse y decidí hacerlo después de almorzar pero en el momento que estuve a punto de ir por ella, el Rey me citó a una pequeña reunión solamente con él y su hijo el Príncipe en la biblioteca.

— Deseaba verme, Rey Reagan –quise saber respetuosamente al dirigirme ante él. Cuando llegué ambos discutían algo en voz muy baja pero guardaron silencio de inmediato al momento de que se percataron de mi presencia. Fingieron que no sucedía nada y el Príncipe se encargó de cerrar la gran puerta de hielo detrás de mí...

— Oh Príncipe, solamente estábamos discutiendo un par de asuntos respecto al tema actual que ya hemos discutido anteriormente.

— Oh, claro. He visto que todos los guardias se encuentran en sus puestos resguardando el Palacio. ¿La princesa está enterada de ello? ¿Ella sabe porqué debieron tomarse éstas medidas?.

— Me temo que no pero no es necesario que lo sepa. Estaba pensando en un pequeño cambio de planes Príncipe y me pareció pendiente tratarlo con usted antes para informarle.

¿No es necesario? Qué ridículo. Si yo fuese un Rey me tomaría la molestia de contradecirlo pero aún no tengo ese poder...

— ¿Cuáles son vuestros planes, señor ?

— Me he encargado de resguardar completamente el Palacio pero estoy seguro de que es más conveniente viajar mañana mismo a Coldest. Iceland no es muy seguro y además estaríamos poniendo en peligro la vida de inocentes –dijo el Rey.

— Entonces el oráculo acertó a la perfección ¿No lo crees Harold? Tu Reino necesitaba una Reina fuerte y estoy seguro de que a escogido la mejor, ya deja de preocuparte – lo miré de reojo y no estoy del todo de acuerdo...

IGNITER. The prince's version (Skaði)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora