10. Sin salida

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The Tell, pt.2

—Creo que voy a hablar con Jackson —solté finalmente, mirando a Stiles por el rabillo del ojo.

Había estado dándole vueltas un buen rato, replanteándome si sería buena idea o no, y estaba preocupada por su reacción. Era Jackson Whittemore de quien estábamos hablando, una persona no muy abierta al diálogo ni a relacionarse con gente que había cogido el autobús para ir a clase alguna vez en su vida. De hecho, hasta hace unos días no habíamos compartido ninguna palabra.

Sin embargo, nadie había presenciado la escena como él, y estaba segura de que podría haber visto algo que nos fuera útil respecto al alfa o, por el contrario, algo que le pareciera demasiado sospechoso como para dejarlo correr.

—No te va a decir nada.

Torcí la mandíbula ante la falta de confianza.

—Eso no lo sabes.

—Si no he conseguido información de Lydia, no creo que Jackson sea amigable.

Abrí la boca para quejarme, pero me callé cuando vi a Danny pasar por nuestra mesa. Alguna que otra vez había venido a sentarse con nosotros, pero parecía evitarlo siempre que podía, especialmente cuando ninguno de sus amigos estaba en ella. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, continué.

—Lydia estaba demasiado medicada como para pensar con coherencia y Jackson... parece preocupado. A lo mejor necesita alguien con quien desahogarse.

Me encogí de hombros, clavando el tenedor de plástico en la ensalada de pasta y dejándolo ahí.

—Iré contigo —sentenció, girando su cuerpo y apoyándose en el respaldo de la silla para mirarme directamente.

—Crees que así sí que hablará conmigo, ¿no?

Stiles balbuceó algo sin sentido y yo asentí, apretando los labios en una sonrisa. El interior de la cafetería continuó llenándose, pero ni Allison ni Scott vinieron a sentarse en nuestra mesa. Lydia todavía no había vuelto al instituto, pero Jackson sí, y no estaba por ninguna parte. Un puñado de gente desconocida fue cogiendo los sitios libres y me excusé cuando un chico se acercó a Stiles para preguntarle algo sobre su coche.

Recorrí los pasillos, comprobando todos los lugares en los que podría estar Jackson. No estaba en ninguna clase, tampoco en la biblioteca ni en el campo de Lacrosse. Aligeré el paso mientras peinaba rápidamente el parking de un vistazo y entré al recinto de nuevo, bajando las escaleras que llevaban al vestuario de los chicos. Esa era mi última opción, y si no lo encontraba ahí tendría que esperar al día siguiente.

La puerta estaba cerrada sin llave, pues el entrenador se encontraba en su despacho, así que entré con sumo cuidado para que no me viera. Entrar al vestuario de los chicos era algo que hacía constantemente, teniendo en cuenta que siempre iba con Scott y Stiles, aunque no era algo de lo que me enorgullecía. Me había llevado los suficientes sustos como para no dejar que el entrenador volviera a pillarme entrando a escondidas.

Todo parecía estar vacío; las luces estaban apagadas y no se veían uniformes tirados por el suelo como otras veces. En medio del silencio se escuchó correr el agua de uno de los grifos y me acerqué lentamente hasta ahí, aguantando la respiración hasta ver que se trataba de Jackson. Suspiré aliviada al ver que estaba fuera de peligro y me apoyé contra uno de los pilares de mármol.

—¿Piper?

Di un respingo en el sitio al escucharlo y sacudí la cabeza, volviendo a la realidad. La realidad era que Jackson estaba saliendo de la ducha, con una toalla alrededor de su cadera, y yo había entrado furtivamente en el vestuario. Sentí como me ponía roja y abrí los ojos con sorpresa, girando de manera instintiva para apartar la mirada.

lobos || teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora