Pack Mentality, pt.1
Había pasado toda la noche leyendo el grimorio. La cantidad de historias que contaban las brujas eran abrumadoras y, lejos de ayudarme, solo consiguieron asustarme más. La mayoría de ellas eran de muchas décadas pasadas y, aunque sabía que ya no se hacían hogueras en medio de la plaza del pueblo, sentí que se me oprimía el pecho solo de imaginarme en su lugar.
Sin embargo, lo más curioso es que no había nada reciente. Ningún antepasado mío parecía haber aportado algo nuevo al diario. Eso sólo me complicó más las cosas porque ahora quería más respuestas. No podía ir directamente a mi madre todavía, y dudaba que conociera el paradero del libro o incluso su significado.
Ser una bruja parecía una tarea complicada. A juzgar por el desarrollo de los diarios, es una cualidad que se traspasa entre mujeres dentro de un mismo linaje, así que si lo adquieres es porque es innato. ¿Significaba eso que mi madre, la abuela, y muchas otras antes habían sido brujas? No. Cerré el libro. De ser así me lo habrían explicado antes, por mi seguridad. Todo apuntaba a que eso era una herencia milagrosa.
Suspiré y me dejé caer contra la cama con fuerza. Me escocían los ojos lo suficiente como para dormirme, pero estaba lejos de poder descansar. Había leído algunos hechizos y todos ellos eran interesantes; pociones curativas, sellos protectores e invocaciones a los elementos. El problema era que había algunos ofensivos también; entre ellos destacaban los de destruir demonios, conjuros para invocar a los espíritus de cien brujas y para viajar en el tiempo.
Los dibujos eran tan terroríficos como su nombre indicaba y las brujas que habían redactado los hechizos habían hecho anotaciones con el paso del tiempo. La mayoría explicaban el origen de los demonios, cómo acabar con ellos y dónde conseguir los ingredientes de una poción.
Ahí fue cuando comencé a ponerme nerviosa. ¿Significaba eso que me empezarían a perseguir demonios constantemente? Porque ya tenía suficiente con los hombres lobo. Además, no tenía tiempo de buscar plantas cuando los exámenes me pisaban los talones.
Solté un gruñido. Habían pasado tres días desde que había orbitado por primera vez y aún no me había atacado nada. Eso era buena señal, ¿no? Por lo pronto, tenía que hablar con Derek antes de que fuera demasiado tarde. Él podría ser un hombre lobo, pero sabía algo sobre las brujas de mi familia desde antes de conocerme.
Miré una vez más el reloj sobre la mesita de noche y me puse en marcha. Scott estaría despierto en media hora, así que aproveché el tiempo para darme una ducha rápida y arreglar la habitación para estar puntual por una vez. Aún así, tuve que terminarme las tostadas por el camino mientras el coche de Stiles corría a toda velocidad hasta entrar en el aparcamiento del instituto.
—Nunca había tenido un sueño tan real —relató Scott cuando se bajó del coche y caminó entre ambos para contar la historia.
No escatimó en detalles mientras explicaba el sueño: estaba en una cita con Allison, en la que se escabullían dentro de uno de los autobuses del colegio, y él acababa intentando matarla mientras un monstruo enfurecido le lanzaba asientos a la cabeza.
—Pero era un sueño —recordó Stiles, palmeándole la espalda— Eso es lo importante. Nada de lo que sueñas es real, excepto si eres Piper.
Puse los ojos en blanco e intenté no tomármelo como algo personal. Stiles había sido mi mayor confidente respecto a mis poderes y se había pasado gran parte de la noche investigando junto a mí por videollamada. Que ahora bromeara con eso cuando tenía los mismos círculos oscuros bajo los ojos que yo hizo que se me encogiera el pecho.