Lunatic, pt.1
—Este cielo es tan bonito como los ojos de Piper —balbuceó Stiles, trabándose con su propia lengua al hablar.
Soltó una risotada aguda y se revolcó una vez más por el suelo, palmeándolo con fuerza como si estuviera compartiendo una broma con él. Lo miré con seriedad, aunque me estaba costando mucho no reírme.
—Está demasiado borracho —comenté, negando levemente con la cabeza. Miré a Scott cuando noté mi sonrisilla y me acurruqué más cerca del fuego para encontrar calor— ¿Estás bien, Scott? Superarás lo de Allison, créeme, es cuestión de tiempo.
Él seguía contemplando las llamas, perdido en sus pensamientos. Ni siquiera ver a su mejor amigo como una cuba parecía arrancarle una sonrisa. El plan inicial había sido distraerle, hacerle compañía para que no siguiera pensando en la ruptura; sin embargo, el único que había conseguido desconectar era Stiles, que ahora mismo estaba abrazando un seto.
—¿Y qué pasa si no quiero superarlo? —alzó la voz, mirándome por primera vez en toda la noche— ¿Qué pasa si lo único que quiero es estar con ella?
Chasqueé la lengua, sintiéndome apenada por él. La vuelta a casa tras la fatídica noche en el instituto había sido cuanto menos fácil, después de todo lo que habíamos vivido. Scott nos había contado todos los detalles de su conversación con Allison y como ella le había pedido que se alejara de él.
—Creo que voy a potar —anunció Stiles, con la voz estrangulada.
Suspiré, dándome por vencida con el tema de Scott y decidiendo que lo mejor sería dejarle tiempo para superarlo solo. Stiles se levantó de golpe, con una energía repentina, y se tambaleó hacia mí con las manos sobre su estómago.
—Vayamos detrás de esos árboles —le indiqué, señalando la dirección con el dedo índice mientras con la otra mano rodeaba su espalda para evitar que se cayera.
Stiles volvió a soltar una risilla y acercó su cabeza a mi hombro.
—Espera, ¿qué pensará Scott de nosotros?
Puse los ojos en blanco, pero no lo tomé en serio. Estaba borracho, bastante de hecho, y yo me consideraba una persona paciente. Le palmeé la espalda de manera cariñosa, invitándolo a acercarse al árbol y terminar con mi tortura de una vez por todas.
—Scott está demasiado inmerso en su mundo para darse cuenta de nada. ¿Necesitas ayuda?
Stiles seguía desternillándose, ahora apoyado contra la corteza del árbol. Se deslizó hasta el suelo mientras lloraba. Después, volvió a hablar de manera atropellada y tuve que esforzarme mucho por comprender lo que decía.
—No quiero que se enfade conmigo por querer besarte.
Me quedé sin respiración por un momento y sentí como la sangre se acumulaba en mis mejillas. Aparté la mirada mientras comenzaba a devolver, haciendo ruidos exagerados de arcadas mezclados con alguna que otra risa. Volví a repetirme que era una broma, que estaba diciendo tonterías por culpa del alcohol, pero por algún motivo su frase no paraba de repetirse en mi mente.
El ruido de una rama quebrándose salió del interior del bosque y Stiles se recompuso de repente, poniéndose de pie junto a mí. Miré hacia todos lados, esforzándome por divisar algo entre las sombras, y agarré a Stiles de la manga de su chaqueta de cuadros antes de retroceder. Le hice un gesto para que guardara silencio, pero ya era demasiado tarde. Un par de hombres salieron de entre los matorrales, vestidos completamente de negro mientras avanzaban hacia nosotros con una sonrisa ladina.