El odio a los supermercados
Había pocas cosas que Sebastian odiaba. Tal vez el tener que trabajar en un lugar que aborrecía, que su hermana se comiera la última barra de chocolate, que los CD's se estropearan, o no poder dormir tranquilo debido a alguna fiesta que el vecino había decidido montar a las tres de la mañana.
Pero había una cosa que superaba todas las demás, Sebastian odiaba el hacer las compras para la casa. Desde pequeño había sido así, usualmente era Emily la que acompañaba a sus padres al supermercado mientras él se quedaba en su habitación viendo una película o jugando videojuegos.
Ni sus padres ni Emily lograban entender el porqué de ese odio, pero lo dejaban pasar, porque bueno, tampoco era algo preocupante.
No obstante, cuando después de varios problemas y discusiones, Emily y él se vieron obligados a salir de casa de sus padres únicamente con lo que tenían encima, fue cuando el odio que Sebastian tenía por las compras se acentuó. Puesto que ahora tenía que revisar minuciosamente los precios, para que él y su pequeña hermana pudieran comer, pero sin terminar en la calle.
Cuando finalmente consiguieron salir adelante, y obtuvieron un lugar decente donde vivir, Emily fue la que decidió que de manera aleatoria dividirían las tareas del hogar, y casi como si todo hubiera sido un plan de su diabólica hermana, o simplemente el destino lo odiaba demasiado, él era el encargado de las compras.
Sebastian estaba seguro, que en el mundo no existía ninguna persona con peor suerte que él.
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El chico de la tienda
RomancePara Sebastian, el hacer la compra de la casa era una tarea que siempre le había fastidiado. Pero no podía quejarse o decir algo al respecto, porque cuando se mudó a la ciudad de Seattle en compañía de Emily, su hermana pequeña, ambos se habían divi...