POV Alexandra
Miro fijamente a Darón y a Gabriela, cada uno en un sitio diferente del salón. La constante e incesante acción de Gabriela hace más que evidente que ha pasado algo entre ellos y estos días solo ha confirmado ese hecho. Deduzco que "Gabriela le hizo algo a Darón" pero ¿qué?, esa es la gran pregunta. Lo único que pude entender es lo que puedo ver, esa tendencia de ella por ver donde se encuentra y cada vez que lo encuentra demuestra una notable tristeza, a diferencia de Darón quien no muestra ningún tipo de daño y actúa complemente normal y animado, solo que no con ella; mientras haya un tercero entre Darón y Gabriela, todo actúa normal, pero cuando ellos quedan solos no pasa mucho tiempo para que él busque alguna excusa y se aleje de ella.
Hoy ya es viernes y cada vez veo más decaída a Gabriela y eso me preocupa y extrañamente Darón se encuentra haciendo algo en su cuaderno con notable tristeza.
-Ya pueden salir.
Se da la señal que todos como jóvenes en la escuela esperamos y como animales enjaulados salimos apresurados a nuestro receso, 8:30 de la mañana, hora de desayunar.
Camino por los pasillos introduciendo mis manos en los bolsillos de mi suéter y caminando a mi paso y a mi tiempo, con la espalda erguida y cabeza en alto; hacer esto siempre me da un sentimiento de elegancia y cierto poder, aún más cuando veo que algunas personas se quedan observándome; sé que a veces transmito ese sentimiento de "superioridad" y eso llena mi ego.
-Hola belleza. – ese suave y casi imperceptible para los demás saludo, logró derrumbar toda soberbia y deshacer todo pensamiento.
Sonreí con ternura y giré sobre mi eje para poder ver a ese chico que lograba quitar esa seguridad que desprendía y dejarme con las defensas en mínimo con una simple sonrisa. Y así tal cual estaba, sonriéndome de oreja a oreja, mientras sujetaba su bolso con sus manos y ladeaba su cabeza.
Tuve unas inmensas ganas de tomarle una foto pero me detuve.
-Hola – saludé suavemente sin perder mi sonrisa, acariciando esa sola palabra en la pronunciación y diciéndolo con un tono grave que solo salía cuando antes en esos tiempos que los chicos me decían que le gustaba o yo me daba cuenta, por puro capricho utilizaba ese tono para seducirlos aún más. Aunque con él, simplemente salía y sale por el hecho de quedarme muda y ese tono es el único que logra salir, aunque a comparación que en las anteriores veces, es de lo más inocente y sin segundas intenciones.
Me acerqué e inmediatamente soltó su bolso y abrió sus brazos para poder abrazarme como Dios manda.
Todavía no entiendo cómo puedo estar con semejante hombre, no entiendo como Dios me bendijo de esta manera, es... simplemente perfecto.
Después de perderme entre sus brazos y olvidarme por unos segundos de mí alrededor, dimos por terminado el abrazo con una mirada cómplice que solo nosotros entendemos, que no sabría explicar pero que logra reconfortarme.
-¿Preparada para el domingo? –preguntó sonriendo de medio lado y comenzando a caminar provocando que sintiera mi corazón comenzar a latir con fuerza y sentir una patada en el estómago acompañadas de nauseas.
Estúpidos nervios.
Tomé una bocanada de aire que no pasó desapercibida por él, quién sonrió divertido – Si... eso creo.- respondí mientras asentía.
¿Lista? Lo que quería era orinarme del miedo.
Ya había pensado en todas las posibilidades o las que se me vinieron a la mente. Ya había caminado una y otra vez en mi casa "hablando" con los padres de Maximiliano, ya había me había disculpado con ellos por encontrarme "besando" a su hijo en la sala, ya me había muerto de pena al responder a las preguntas a su mamá como "¿Y desde cuando te gusta?" "¿Y mi hijo, besa bien?".
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La vida de un Cristiano
Teen FictionEsta es la historia de una chica llamada Alexandra de 16 años de edad; que toma la decisión de cambiar su vida al volverse cristiana evangélica, pero ¿Quién dijo que sería fácil? pero también ¿Quién dijo que no valía la pena? Es una adolescente, c...