Capitulo 26

108 8 1
                                    

POV Alexandra

Desde que encontré a Gabriela el viernes de esa manera ha estado triste y distante, mis intentos por contentarla suelen causar un mínimo efecto en ella y se ve realmente triste. Mi instinto de madre sobreprotectora se ha activado y más de una vez he querido ir a buscar a Darón para caerle a su buena tanda de golpes por hacerla sentir de esta manera, aunque toda esa ira se detiene al ponerme en el lugar de mi mejor amigo porque vamos a ser sinceros, yo hubiera reaccionado muy parecido si alguien le hubiera dicho algo así a Maximiliano, por lo que a pesar de ver todo el daño que le ha causado a Gabriela que defiendo su punto.

Es tan complicado tratar de resolver este embrollo.

Hoy ya es finalmente domingo, el día que estaba anhelando por dos razones: confío que al ir a la iglesia, Gabriela se sentirá mucho mejor gracias a la presencia del Espíritu Santo y la segunda, que es la principal, después de que vayamos a la iglesia, acompañadas de Maximiliano, él me pasará buscando en la tarde para cenar en su casa y presentarme a sus padres de manera oficial.

¿Qué si estaba emocionada y ansiosa? Claro que no, estaba que me moría de los nervios.

¿Qué voy a hacer si llego a meter la pata allá con sus padres? ¿Será que les gustaré?

Ya a su padre lo conocía desde hace años por las veces que tocamos juntos en la misma sección y hemos tenido una buena relación, pero es su mamá la que me tiene insegura ya que no la conozco o al menos no de trato, se ve seria y de cierta manera... criticona. Puede que me equivoque, pero pareciera que ella no es amigable con todo el mundo y ese es un motivo de preocuparme.

-¿En qué tanto piensas Alexandra?

Miré a mi lado encontrándome a Gabriela observándome con su ceño fruncido pero acompañado con una sensación de tristeza y especie de vacío que no la dejaban.

-En la vida – respondo simplemente ganándome una mirada dudosa de su parte pero deshaciéndose a los segundos después de un levantar de hombros de su parte restándole importancia pero luego volver a concentrarse en el televisor.

Suspiré; ese comportamiento me recuerda tanto a la antigua Gabriela.

Espero que el Señor hable a su vida hoy y la ayude.

Escucho mi teléfono sonar y después de desbloquear la pantalla se abre el mensaje de Maximiliano "Estoy afuera". Me levanté de un impulso captando la atención de mi amiga e indicándole con un movimiento de cabeza que saliéramos.

Al observarlo frente al volante a la distancia siento los nervios envolver mi estómago, respiré profundo y una sonrisa un tanto choreta se muestra en mi rostro por reflejo. Mi corazón late con fuerza y da un mini-paro al verlo voltear y observarme, una leve sonrisa se muestra en su rostro pero siento su emoción, puedo sentir que me dice "ven" por lo que comienzo a caminar para abrir la puerta de afuera de mi casa y salir.

Entro al auto para seguidamente tomar un lado de su rostro con mi mano y acercarlo para darle un suave beso en la mejilla, recibiendo como consecuencia una gran sonrisa y un beso en la mejilla aún más largo de su parte haciéndome reír levemente sintiendo mis ojos humedecerse levemente.

- Ayyy – suelta Gabriela con ternura haciéndome caer en cuenta de en donde estoy y que tenemos público presente. Unas inmensas ganas de sacarla del auto para que nos deje solos combinadas con ganas de reírme me llenan, provocando que haga una sonrisa aplanando mis labios; volteamos a verla y la encuentro viéndonos con una sonrisa.

"Que niña" pienso con gracia.

Volteo a verlo y él me observa con algo de incomodidad y vergüenza. Respiro profundo y suspiro, se ve muy tierno y hermoso por lo que se me hace imposible poderme mantener la postura de "disgustada" y sonrío ampliamente moviéndome rápidamente para alborotarle el cabello con mi mano como si fuera un niño pequeño ganándome un puchero de su parte.

La vida de un CristianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora