(1) Planificaciones

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Planificaciones


Vida, una palabra que encierra el sentido infinito de la misma existencia que da paso al hombre. Lo que desde tiempos inmemoriales ha conllevado inexorablemente a una única pregunta, sobreponiéndola a cualquier otra, devanándonos los sesos y por más que le damos vueltas y vueltas, ronda sin sentido aparente en nuestra alma, haciéndonos sentir cruelmente que podemos ser parte de algo más allá del conocimiento. Y es que quién no se ha preguntado: ¿Por qué estamos aquí?... Porque saber eso significa saber qué es la vida misma, así como saber qué es la vida significaría dejar de vivirla...

El profesor de filosofía estaba inmerso, como de costumbre, en el tema de la clase. Hablando y leyendo sobre los eternos cuestionamientos de la vida desde el punto de vista de los maestros más destacados de la historia... o lo que es lo mismo, aburriendo a sus estudiantes.

Sin embargo, a Lion aquello le resulto fascinantemente peculiar. Él mismo vivía cuestionándose y hasta en sueños, a veces. Sentía que algo estaba incompleto. Pero cuando estaba a punto de dar con la respuesta esta parecía eludirlo burlándose de él, dejándolo atrás con una abrumadora sensación de frustración y un amargo sabor de boca. Pero jamás hablaría de ello en un lugar tan concurrido como su clase.

─Yo me cuestiono si dormiré con Katherine este mes ─susurró un chico a su derecha a uno de sus amigos, quien trató de disimular su risa. A pesar de esto, el profesor lo escuchó.

─¡Silencio! ─ordenó de inmediato el profesor─. Aunque puede que su cuestionamiento sea válido para su nivel intelectual, me temo que aquí nos referimos al origen de la vida misma ─aclaró─. Más allá del carácter científico, debemos preguntarnos si merecemos estar aquí, si tenemos un propósito.

Lion se encontraba en la fila de en medio, de último lugar, como siempre, por su tamaño.

Aunque el profesor era delgado a un punto enclenque, de alguna forma lograba darse a respetar por sus alumnos. Por lo menos de casi todos.

─Mi propósito es ser muy rico, entonces ─comentó a modo de broma el mismo chico─. ¡Ah!... no, esperen, eso ya lo soy ─aclaró de forma arrogante y le echó una mirada insidiosa a Lion. Era Marcos, todo lo que representa la arrogancia se puede definir en él. Rico, apuesto y astuto. Títulos que al parecer le hacía digno de pasar por encima de todos los demás. Siempre estaba detrás de él, probando su inmutable paciencia, pero él sabía cómo contenerse cuando lo necesitaba.

Algunos rieron por su comentario y una chica bufó de disgusto.

─Hombres, siempre incapaces de ver más allá de sus narices ─comentó Katty, una chica masculina, ruda y fornida de su clase.

─¿Tú qué sabes? ¡Macho! ─recriminó Marcos de vuelta.

─¡Basta! ─llamó a la calma, de nuevo, el profesor Dante─. Ese no es el tema que discutimos ahora.

─No ─intervino Lion─. En parte, el tema es sobre como el hombre puede ser digno de un lugar que hasta hace poco más de unas décadas casi destruye ─todos se quedaron en silencio, por lo que él continúo─. ¿Nos merecemos aquello que no nos importa? ¿Nos merecemos el hogar que intentamos destruir? ¿Fuimos creados para estar aquí?... y en ese hipotético caso tienen que habernos hecho con un propósito. Pero ¿Por qué queremos saberlo?... la respuesta puede o no ser simple: conocer la razón de nuestra existencia, dará un mayor sentido a nuestras vidas.

Juego de Titanes (Rebelión y Sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora