(2) Primer asalto

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2

Primer asalto


El reloj despertador le sonó indiferente, como de costumbre, esa mañana. En realidad él ya estaba despierto antes de que este sonara. Lion se levantó sintiéndose un tanto dividido emocionalmente; por una parte la perspectiva de no volver a mudarse le resultaba agradable. Su madre se lo había prometido y él le creía. Pero prefirió esperar a ver los resultados antes de alegrarse demasiado, siempre había sido así, positivo en la medida justa, guardando algo de escepticismo para ablandar el golpe ante una posible decepción.

"En fin" pensó para sus adentros con resignación.

Esa mañana comenzaba clases en su nueva escuela, hacía varios días que se había mudado junto con su madre a un nuevo vecindario, cercano a la gran ciudad, llamado Lidice.

Las constantes mudanzas ya lo habían hecho pasar por varias escuelas y ciudades. A pesar de esto, siempre terminaba sintiendo algo de zozobra al comenzar en un nuevo lugar. Realmente, siempre esperaba que fuera mejor que las veces anteriores. Más aun sabiendo que aquel podría ser su hogar permanente. De hecho era en ese lugar donde él había nacido y en donde, por algún tiempo, habían vivido junto con su padre, cuando este aún vivía. Pero lo habían dejado después de su muerte, por decisión de su madre, cuando él era muy pequeño. Ella necesitaba alejarse de los recuerdos dolorosos. Así que, no tenía muchos recuerdos de aquella ciudad.

"Ya no habrán más mudanzas" había dicho Génova, después de acomodar la última caja en el interior de la nueva casa. "Te lo prometo, aquí podrás hacer y conservar nuevos amigos".

Recordando estas reconfortantes, pero a la vez frustrantes, palabras se dirigió al baño. Salió de su habitación al pasillo corredor. El baño se encontraba a la izquierda en una habitación contigua a la suya, se dio una ducha rápida y lavo sus dientes. Miró unos instantes su reflejo en el espejo: era un muchacho muy alto, en una excelente condición física, piel blanca como la leche, rostro apuesto de masculinas facciones, con un ligero (casi tenue) hoyuelo en la barbilla, nariz simétrica, brillantes ojos grises con destellos dorados en los bordes, enmarcados por largas y oscuras pestañas. Su cabello, era negro azabache con un ligero brillo, un poco largo, que en ese momento le caía a un lado en picos rebeldes. Con los dedos humedecidos con agua del grifo, logró moldearlo y peinárselo. Dedico más tiempo del que acostumbraba a esta terea, debía dar una buena primera impresión. Después de todo, solo había una.

Unos minutos más tarde ya se había colocado el uniforme de su nueva escuela. Bajó al comedor de la cocina donde ya lo esperaba su madre con el desayuno en la mesa, sintió en el aire el aroma de huevos, tocino y pan tostado, su desayuno favorito. Su estómago rugió al captar estos olores. Su nueva casa era de dos plantas, dos habitaciones, dos baños, una sala, un comedor, realmente básica y no tan pequeña, al menos no tanto como la última. Por fuera era de color blanco, como casi todas las de ese vecindario, y por dentro de un impecable color azul cielo. Lion miró a Génova con una ligera sonrisa y se sentó frente a ella.

─¿Por qué la sonrisa, moreno? ─preguntó ella alegremente.

─No sé, tu dime ─respondió ampliando su sonrisa.

─Ah, pues... acabo de llamar a la agencia y todo está arreglado, establecí esta ciudad como sitio permanente de trabajo de ahora en adelante, esta vez va en serio ─dijo Génova, con la alegría reflejada en los ojos, por su hijo─. Esta será definitivamente nuestra casa, tal como prometí.

Juego de Titanes (Rebelión y Sombras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora