Capítulo 8: ¿Luchar?

82 11 0
                                    




Ya estaba preparado para el plan casi perfecto, solo faltaba la mayor parte: hablar con Nahara. Y era lo más difícil que tendría que hacer. Necesitaba una carga de valor urgente. Llamé a Ethan para irme junto con él a la escuela y perfeccionar el plan.

-Casi no llego. Nathan, vamos a ponerle todas las ganas al plan, aunque ayer no tuve tiempo para dormir. Estuve pensando mucho.
-¿Pensando en qué? No tienes nada de obligaciones... Ah, ya sé. Te tendrá con insomnio otra persona... Lara, -me reía.
-Pues ni tanto, aunque es imposible dudarlo, es tan linda.
-Qué cursi eres con tu Lara. ¿Y si la llamas? Recuerda que te dio el número.
-Cierto, pero ahora se hizo tarde para llegar a que veas a Nahara.

Llegamos un poco tarde a la clase del pobre barril, que por cierto seguía sin importarme. Buscaba a Nahara entre las filas pero no estaba, había faltado a clase una semana y me preocupaba. ¿Así fue de grave que la había lastimado? Estaba abrumado, cansado y con todas las ansias de decirle a Nahara todo lo que fuera posible sobre mi amor por ella.

-Señor Nathan, ¿sabe por qué no asistió su compañera Nahara? -dijo el profesor, que se había dignado a hablarme.
-No lo sé, -dije, agachando mi cabeza.

Salimos de la escuela, pero estaba triste. No aguantaba ni un día más sin ver a Nahara, y no quería volver a la rutina de siempre, monótona y solitaria. Más bien, debía ocupar mi mente ayudando a Ethan con Lara. Nos había caído muy bien, y ver a Ethan tan cegado en amor me causaba risa y podía alegrar mi día.

-¿La llamarás?
-¿De qué hablas?
-A Lara. ¿Cuándo es la boda? -creía que ese amor me haría reír toda la vida.
-Llamemos y que nos veamos en un restaurante.
-Espera, primero ensayemos...

LLAMADA:

-¿Sí?
-Em, ah, ¿Lara?
-Creo que reconozco esa voz... ¿Decidiste hablarme?
-Pues, quizás me confundas...
-Ethan, a mí no me confunde nadie.
-Oh, me has dejado muy impresionado... ¿Tendrás algo que hacer hoy?
-Entonces nos vemos a las 8, supongo que en algún restaurante; conozco muy bien a los hombres.
-Qué astuta, sigo impresionado... Eh, ¿puedo llevar a un amigo?
-¿Nervios de primer amor? Es broma... Entonces ahí te veré.

Estaba diciendo todo lo que Ethan tenía que decir, y al parecer funcionó. Decidimos que se vieran en el mismo restaurante que fui con Nahara, o en realidad al que fue Nahara.

-Ya son las ocho, Nathan. Rápido, por favor.
-Cálmate, Ethan. Ella te ama -me reía mientras subíamos al auto.

Llegamos al restaurante, e Ethan ya sudaba como un océano. Al parecer, Lara era muy cumplida. Ya estaba sentada viendo por el cristal del restaurante.

-Bueno, Ethan. Ataca, tigre.
-Me acompañarás, no te hagas el loco.
-Respira, galán. Es tuya.

Entramos al restaurante, seguía muy lujoso como siempre, y ahí estaba la linda rubia y puntual amor de Ethan.

-Adivino, ¿se varó el auto?
-Solo fueron 5 minutos.
-¿Me saludarás? Dígnate a un beso al menos.

Al parecer Lara es muy astuta y eso le encantaba a mi amigo. Hablamos y hablamos hasta que de repente surgió el tema de Nahara.

-¿Nahara? Lindo nombre. Conozco solo una Nahara en el mundo, espero esta sea igual de linda como mi amiga. ¿Cómo es ella?
-Es crespa, ojos cafés, tal vez loca, o muy loca, y sus hermosos lentes que la adornan totalmente.
-Espera... ¿Nahara? Creo que es ella -mostró una foto.

Lara dio detalles e información sobre ella y, qué casualidad, ¡la conocía! Fueron compañeras hace mucho, pero aquí en la ciudad solo se han visto una vez. Después de tanto hablar y contarle todo lo que había sucedido, dije:
-Y, ¿crees que sea mala?
-Te aseguro que la palabra mala no cabe en ella.

Le contamos el plan que teníamos Ethan y yo en mente, y tal vez funcionaría.

-Me parece excelente, pero creo que necesitan otra ayuda y, pues, mucho gusto, soy Lara.
-Gracias por ayudar, no te imaginas en tan poco tiempo cómo he llegado amarla.
-Ahora recuerdo... Nathan, el del Blog de Internet sobre su vida. ¿Por qué no seguiste escribiendo?
-¡Por fin una chica en el mundo que lo había leído! Pues, no tuve tiempo y me faltaba alguien de inspiración. No puedes escribir algo si no tienes un motor que impulse a hacerlo.
-Pero ahora ya tienes una... ¿Qué le dirías en este instante?
-La amo, y mucho. Es raro cómo llegas a enamorarte de alguien tan rápidamente, pensando en que nunca volvería el amor, y llega ella a mover mi mundo. Si estuviera leyendo le escribiría unas "buenas noches" y un "descansa", porque no solo ella vino al mundo a vivir, sino a vivir en mi mundo.

-Me alegra ayudarte con esto, Nathan. Me impresionas tú a mí.
-Bueno, Nathan y Lara, ¿cómo lo lograremos?
-El amor lo mueve todo, Ethan, y confío que Nathan moverá más que todo. Entonces, esta va a ser mi parte del plan... Yo...

Eras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora