Parte 2: Capítulo 11: ¿Un Nosotros?

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No veía el final de esta noche y, aunque sé que solo quedará en un recuerdo, la guardaré como uno de mis mejores recuerdos...

Era casi no creíble que estuviera con ella, con la que siempre quise tener a mi lado. No podía dejar de mirarla, porque no eran los ojos más bonitos del mundo, pero eran los únicos que yo deseaba ver.

—Nathan, ¿es verdad que Lara fue cómplice de todo esto?
—Sí, y se lo agradezco a Ethan también. Me imagino qué pensarán.

















—Ethan, ¿cómo crees que les estará yendo a Nathan y Nahara?
—La verdad no me lo imagino, pero confío en que saldrá bien. Te lo aseguro.
—Ojalá —susurró Lara tristemente.
—Mira, Lara, no quiero ser entrometido, para nada, en serio, pero quisiera preguntar...¿qué tienes?
Respiró profundamente.
—Ethan, no creo que sea momento para hablar sobre eso.
—Sé lo que sientes. Exprésate, no te guardes nada. No me iré jamás, porque si los demás te lastimaron, créeme, no te defraudaré.
Lara rompe en lágrimas... —Las palabras se las lleva el viento. ¿De qué sirve estar bien, y llegar a tu habitación rota por dentro, sabiendo que no hay nadie que te ayude interiormente? ¿Y quieres que pueda creerte?
—Lara, puedes juzgarme en todo, menos en sinceridad, y ahora estoy seguro de que eres guapa, y no guapa de esas que tienes cerca y suspiras, guapa de aquellas otras que tienes lejos y te falta aire.
—Es que, Ethan, no puedo quitarme de la cabeza creer que lo hice mal. Le dí alas a un demonio que estaba cansado de caminar.
—Te entiendo, pero ya pasó. Lo de atrás se quedó, ahora piensa en ti, piensa en nosotros. Sí, estás mal, porque ese demonio fui yo.
—Pero, después de tanto daño, ¿aún tienes fuerzas para amarme? No sabes todo lo que me juzgó el mundo, y todavía sigues sin rendirte por mí. Eres mi persona favorita en el mundo, pero es imposible seguir así.
—Sí, sí es posible, y te conozco mejor que nadie. Quieres llorar. Tus ojos se humedecen. Te dicen que no llores, que no les des esa satisfacción a quienes te han dado los motivos para llorar. Eso te da un poco de fuerza y no lloras. Permíteme el atrevimiento, pero a esos mándalos lejos. No llores por ti, porque tienes una sonrisa preciosa. Porque tus ojos brillan más al ver tu postre favorito (es así y lo sabes) que al llorar. Porque mereces reírte de la vida, al igual que la vida se rió de ti. Porque eres fuerte, porque sé que puedes con todo, porque quien quiera verte llorar, pagará las consecuencias. Porque primero tú, y el mundo que espere.
—No he podido olvidarte, y si lo hice, no fue lo suficiente. El olvido tiene buena memoria cuando quiere.
Me acerqué a ella en los muebles y hablé despacio.
—Entrelaza tus dedos con los míos. ¿Lo notas? Son esas famosas mariposas del estómago de las que todo el mundo habla.
Lara sonrió.
—Hace mucho no tenía esa sensación, porque eres el único que puede hacerme sentirla. De verdad te extrañé toda una vida entera.
—Mírame, mírame ahora —corrí su pelo y toqué su rostro. —Aquí se te ama, estés o no estés.
—Pero, ¿por qué yo? ¿Por qué no otra?
—Te escogí a ti porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida.
—¿Cómo fue que pudiste perdonarme después de todo? ¿Cuál fue tu motivación?
—Pues, la verdad, nunca fui de tener expectativas pero es que, cuando te echaba de menos, te imaginaba como la chica más guapa; luego te veía y lo eras más todavía.
—Es satisfactorio cómo te quitas este peso de encima, pero, por favor... abrígame el corazón, que yo sola no puedo.
—Coge aire... Quizás venga alguien y te deje sin aliento, pero estoy aquí, porque de algo estoy muy seguro para proteger y luchar de nuevo. No creo en el destino, pero me encantan los pretextos que justifiquen volver a equivocarme contigo una vez más, y si dicen que me equivoqué contigo, serás mi mejor equivocación.
—Antes de ir a dormir, tomaré el consejo que un día me dijiste... Antes de ir a dormir, perdónalo todo y duerme con un corazón en paz.
—No me importa volver a perder, quiero intentar estar contigo hasta que todo salga bien.
—Es increíble cómo puedes regresarme cuando estoy a punto de tocar fondo. Te confieso que puede que no hayas sido mi primer amor, pero fuiste el amor que convirtió a todos los demás amores en irrelevantes.
Cogí sus manos firmemente y la miré...
—Eres mi secreto más evidente. Siéntete libre de ser conmigo, como nunca con nadie has sido. ¿Y si repartimos estos miedos? Ya sabes, a medias. Los tuyos para mí y los míos para ti, y cuando nos ganen, les decimos que juntos somos invencibles.
—Perfección en tan solo palabras, será una promesa... Recuerdo que cuando me besabas sostenías mi cara con ambas manos como si fuera la luna.
—Jamás lo olvidé.... Ahora serás nuevamente mi luna.
—¿Has llegado a jugar algo de riesgo?
Sé que quería decir y con sarcasmo contesté —una chica me besaba, y el riesgo era lo único que existía en el universo.
—Pues empecemos el juego...
—¿Recuerdas cuando hablamos de un después de ti que habría después de eso?
—Sí, y sé que ya tengo la respuesta... después de ti habría un nosotros...

Eras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora