A veces pienso que no hay sentido en mi vida, que cada cosa que intento hacer no funciona ni da fruto... Ah, por cierto, soy Nathan, y no creo que esta sea la mejor forma de empezar un diario. En realidad, nadie lo leerá a excepción de mí. Creo que será raro escribir todo lo que me pasa a diario, pero es una de las mejores formas de desahogarme, según Google, así que decidí intentarlo.
Despierto en mi cama un lunes, y me estreso más de lo que estaba. Odio despertar y seguir con la misma rutina todos los días de mi vida: ir a la escuela y volver a mi casa a esperar un nuevo día.
Entro a la escuela con sueño y, de repente, escucho algunos susurros.
—Nathan, Nathan.
Alzo mi vista y, maravillosamente, era mi profesor de química.
—¿Te pasa algo, Nathan? ¿Te sientes bien? —Asentí furiosamente con la cabeza.
—Espero hagas el esfuerzo por concentrarte al menos una vez en mi clase, Nathan. Has reprobado desde que tengo memoria.
No le presté atención en verdad porque 1) no me interesaba lo que hablara, 2) estaba agotado de hacer nada, y 3) me cansé de decir que estoy bien cuando por dentro no sé qué hacer con mi vida.—Chicos, reciban con gusto a su nueva compañera de clases. Ella es Nahara.
En realidad, en los años que llevo en esta escuela, nunca me ha importado si se iba o llegaba alguien, simplemente eran individuos rodeados en mi entorno con una vida sí "útil". Ah, y una chica nueva que ni siquiera quise voltear a ver.—Emm, miremos. Nathan, tú serás el nuevo compañero de asiento con Nahara.
Tras de que no quería recibir una estúpida clase de una tal masa y peso, ahora resulta que me toca sentarme con una chica rockera y fea. O, así creía, porque todavía no había querido mirarla. Sentí el ruido de su briefcase poniéndose en mi lado.—Nathan, espero puedas recibir a tu compañera al menos con un poquito de personalidad, que nunca has tenido —dijo el barril sin fondo, o así llamaba al profesor.
Me digné a levantar la cabeza y saludar a esa fea chica para poder volver a mi posición de sueño. Levanté mi mirada y terminé viendo a la mujer más atractiva que quizá haya conocido... su torso, su porte, su cabello crespo café... y su mirada astuta pero penosa.
—Soy Nathan —dije.
—¿Qué me sigues mirando? ¿Ya no escuchaste mi nombre saliendo de la boca de tu profesor preferido?
—Cierto, disculpa. Y, no es mi profesor preferido.
Sacó las gafas del bolsillo de su pantalón, y aún seguía viéndose bella.
—¿Vas a parar algún día de mirarme?
Recordé que no había podido dejar de ver su físico; tenía todo lo que un hombre quiere tener o, al menos yo quisiera tener.Llegó el momento de salir de la escuela y seguir con mi rutina. No quería terminar el día, para poder seguir viendo a Nahara. Se levantó de la silla y dijo:
—Es momento de irme, pero no te preocupes, mañana podrás seguir mirándome.
—Me has leído la mente —quise ser gracioso, pero no funcionó. —Listo, espero verte pronto.
—Nathan, mañana vendré a clase, respira, —volteó su cabellera crespa...
Nos despedimos, pero seguíamos llevándonos por dentro.Hoy al menos subió un 1% mi ánimo. Nahara al menos había cambiado algo de mi rutina, y podría hacer algo diferente después de tantos años de posición de sueño en la escuela... mirarla. Mirarla sin sentir, y otras cosas imposibles... O eso pensaba yo.
Por primera vez en años quería despertar en un nuevo día, porque sabía lo que quería... la quiero a ella. Y así se fue convirtiendo en mi motivación todas las madrugadas...
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Eras Tú
Genç KurguSe siente tan bien estar con alguien a quien amas, pero tan mal amar a quien no amas, buscar y no encontrar, rendirse y no intentar, ¿El amor estará en algún lugar? ¿Tendré que buscarlo? Así piensa Nathan, sus amigos lo quieren y la gente de su ent...