Capítulo 10: Esperar lo inesperado...

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Más nervioso, imposible. Estaba tan azarado y tenía tanto estrés que ni sabía si quería ir a ver si casualmente Nahara estuviera en el lugar que me presentó.

—¿Y si ella no es la correcta? —pregunté inquietado.
—Sabes que ella es la correcta cuando cualquier lugar al que vas sin ella se siente como el lugar equivocado.
Y tenía razón Ethan, pero...
—¿Y si no es una persona buena?
—Nos dijeron que algunas personas no eran buenas, no nos dijeron que los demás lo serían. No te rindas ahora, sin dar pelea. Quien ama no deja ir, ni se va.
—Te enamoraste de ella, ¿verdad?
—Con toda mi alma...
—Arriésgate. Entrega tu corazón, entrega tu alma. Arriésgate y haz lo que tu pensamiento te diga. Arriésgate y ama, porque el amor te hace crecer y, aunque te digan que el amor te ciega, al final te hará ver cosas hermosas. Arriésgate y sé valiente, sal de ese cascarón y dile lo que sientes. Agárrale la mano y dile que estarás ahí. Arriesga todo lo que tienes porque todo se trata y viene del amor, porque el amor es increíble y no hay palabras que describan la hermosura que es sentir a esa persona cuando más la necesitas, y esos abrazos cuando nadie te quería tocar. Arriésgate, porque el amor nos une, y cuando unos dicen que el amor separa es porque no supieron valorarlo. Arriesga tu sentimientos, arriesga tu vida, porque tu sabrás lo que es un buen amor cuando te miran con esos ojos y tú sin duda alguna besas a esa persona y se te olvidan todos los problemas... La vida los puso en el mismo camino, depende de ustedes caminar juntos.

Costaba creer que Ethan dijera tan sabias palabras, pero siempre tuvo toda la razón... ¿Por qué no arriesgarme? Estaba decidido, e iba a hacer por ella lo que jamás nadie hizo por mí.

—Si no le dices lo que sientes, va a encontrar a otra persona que le dirá todo lo que quería oír de ti —dijo Lara seriamente.

8:08 PM: No podía sacar los nervios de mi corazón, pero tenía suficiente encomio como para poder ir al menos a hablar.

9:00PM: Ethan me llevaba en el auto, y yo lo iba guiando hasta la entrada del bosque.

—¿No te da miedo estar aquí a esta hora?
—Hasta ahora no he notado nada raro. Lo único raro es que no sé por qué Nahara llega aquí por la noche.
—Bueno, Nathan, pase lo que pase, sabes que te quiero y te deseo lo mejor. Recuerda que cuando sientas que vas a rendirte, piensa por qué empezaste. No te rindas sin dar pelea.
—Es aquí, estaciona el auto... Ah, y, enserio, gracias por todo.

Me bajé del auto y comencé a caminar hasta donde tenía la esperanza de que Nahara estuviera. Caminé con todo lo que tenía que decirle guardado en el corazón. Llegué hasta el lugar donde Nahara me había enseñado, miré la luna resplandeciente que se hacía notar por sí sola con su hermosa luz, ahora observé abajo y... 

Así era, ella estaba ahí, pero sentada con su cabeza agachada y lo noté, sabía que era Nahara definitivamente... Decidí acercarme y de una vez por todas quitarme ese remordimiento que llevaba arraigado en el corazón y poder arreglar las cosas. Me senté a su lado, por una vez dudé en hacerlo, pero recordé las palabras de Ethan e iba a arriesgarme como fuera.

-¿Qué tienes? —pregunté, mirando hacia abajo.
Nahara subió su cabeza, me miró fijamente y dijo con lagrimas en los ojos:
—A veces te cansas de vivir, te cansas de todo y no sabes cómo salir del infierno que todos los días vivimos.
—Pensé que eras muy feliz con tu vida, pero, ¿infierno? ¿Así es?
—No todo es como parece, Nathan. Me cansé.
—Puedes confiar en mí, y lo sabes.
—Me cansé de ser la misma burla de todos. Me volví una de las chicas más frías porque cada vez que me enamoraba me ilusionaban, y no sabes el dolor de mi cuerpo que fluía por dentro. Ya no creía en el amor verdadero, todo era una mentira, que enamorarse no valía nada, porque de un amor viene una decepción, pero nadie se daba cuenta el dolor que sentía porque con una simple sonrisa lo escondía todo, – dijo con lágrimas en los ojos.

En ese momento comprendí que ella había tenido frío toda su vida, y yo quería ser el calor que ella necesitaba.
Eso sí, estaba seguro de algo...








Ella era fría... 








Pero yo decidí romper el hielo...

—Sé cómo te sientes, pero "llegará alguien que le gusté tu cabello desordenado, que le parezca hermosa tu risa escandalosa, que se va a quedar encantado con tu sonrisa imperfecta y verá algo lindo en cada uno de tus defectos. Entonces, entenderás que siempre estuviste equivocada, que nunca necesitaste "ponerte hermosa" para él, porque simplemente él te verá hermosa aún cuando te acabes de levantar o en la enfermedad, y entiendes que ningún otro vale la pena tanto como él, porque donde los demás ven defectos, él ve perfección".

Hablamos tanto como pudimos. Expliqué los motivos de por qué Ethan mostró las fotos, pero ahora necesitaba la explicación de ella.

—Mira, Nahara. No es porque desconfíe de ti, pero... ¿por qué estabas en ese lugar?
—Nathan, solo te voy a decir una cosa. Te contaré algo muy importante, y la confianza que he depositado en ti es grande y espero no me falles.
—Te lo prometo.
—¿Recuerdas cuando íbamos en el auto y pedí que me dejaras en un lugar para irme caminando?
—Sí, pero, ¿por qué?
—Precisamente es eso. Nos preparan para ir a la universidad, estudiar una carrera, casarnos y tener una familia. Nos preparan para todo, menos para ser felices... No me gusta que nadie vea mi casa. En realidad, el término casa no es compatible donde vivo... Mis padres murieron cuando tenía 11 años, eran dueños de los edificios famosos "Swarts". Mi padre murió en un accidente de tránsito cuando se dirigía a su trabajo, mi madre murió de pena moral. Sigo preguntándome ¿cómo puedo seguir aquí? El dinero le quedó a mi tía ya que yo era menor de edad, pero ella me envió a un orfanato para jóvenes.
—Y, ¿cómo puedes salir?
—Nos dejan hacer lo que queramos, la única regla es no pasar más de tres días afuera. De noche vengo aquí a desahogarme, es un lugar magnífico como para poder olvidar y recargar energías. Me viste en el lugar de las fotos porque ahí estaba la Sra Marve.
—¿Sra Marve?
-Sí, es la directora del orfanato, y necesitaba las llaves para entrar porque se me habían extraviado.

No podía creerlo. ¿Cómo alguien que se ve tan fuerte por fuera y tan rota por dentro podía seguir de pie?

—Discúlpame, por favor, Nahara. No sabes cuánto lo lamento. Nunca pensé que la situación fuera así.
—A veces la gente no sabe lo que hace. Te vuelves una persona fría, y es ahí cuando te extrañan... Pero sería imposible enojarme contigo... arreglas mis mañanas.

La miraba fijamente y me enamoraba más, la manera en que hablaba rápido y su risa que se hacía escuchar por toda la ciudad, me volvía loco pero me encantaba... Me daba cuenta que las personas más importantes no se buscan, la vida te las presenta. Y no podía dejar de mirarla, sabía que en los ojos están todas las verdades que la boca no puede decir. Todo lo que callamos, tarde o temprano, se nos sale por los ojos. Yo la amaba a ella a pesar de su locura, a pesar de todo, pero mis ojos lo hacían notar más.

Nos mirábamos fijamente e íbamos agachando nuestra cabeza. Ahí entendí que, después de cierta edad, una mujer es más deseable por lo que piensa que por lo que enseña.

—Nathan, eres realmente complicado, y lo peor es que creo que es una de las cosas que más me gustan de ti.
—Mira, Nahara... de repente apareciste tan rápidamente en mi vida, y rápidamente me enamoraste. "Cualquiera puede acelerar tu corazón, pero no cualquiera te hace vibrar el alma", y tú me haces vibrar todo. Le hablé de ti al desierto... y llovió.
—¿Pero qué es lo que te llama la atención de mí?
—No es por lo que eres, es por lo que transmites. Ahí está tu magia. Mereces a alguien que esté completo y locamente igual que tú, que jamás te haga dudar si hoy te quiere o si mañana te olvida.

Tomé el impulso, y la abracé tan fuerte como pude. Quise hacerla que se sintiera segura. Y ese era el paraíso. El paraíso está en el abrazo de la persona que amas. No quería despegarme y seguir sintiendo su aroma. Entendí que el abrazo es la única cosa en el mundo que, cuanto más apretado es, ¡más alivio da!

—No seas insegura de ti misma. A tus ojos eres lo que crees, a los míos eres lo que eres. Y, créeme... eres preciosa.
—Nathan, júrame que no tendré que arrepentirme de entregarte hasta el alma...
—Todo lo que deseas está al otro lado del miedo, y no te arrepentirás jamás. Y, créeme que si hicieran un estudio médico, llegarían a la conclusión de que pasar tiempo a tu lado es saludable para el alma, que alarga la vida... Me alargas la vida.
—Nathan... aunque no me creas... ¿puedo? —dijo.
—Debes... —contesté.

Les juro que fue el beso más bonito de mi vida...

Eras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora