R E M U S [XX]

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Advertencia: 5/5

Las risas eran lo único que se escuchaba en aquella habitación; estaban jugando al "dígalo con mímica", un juego muggle que Lily había sugerido. Todos se la estaban pasando genial, menos Remus, que se encontraba en una esquina. Necesitaba beber algo y olvidar lo ocurrido, necesitaba embriagarse. Sin que nadie lo notara salió de la habitación encontrándose con las escaleras y gente bailando por doquier y sin chistar se dirigió hacia la cocina, en donde milagrosamente no había tanta gente.

Tomó una pequeña botella de vidrio con un liquido trasparente como el agua y se lo llevó a la boca sin pensar, sintiendo como su garganta quemaba como la mierda, sin embargo, siguió tomando. James le había dicho que era mejor que se divierta en la fiesta, pero no, no se estaba divirtiendo para nada, al contrario, no dejaba de pensar en Leia, en como se sintió cuando la vió con un Hufflepuff justo antes de abordar el expreso. Lo había arruinado todo, tres años de relación tirados a la mierda, y todo porque él era un hombre lobo, esa era la única razón para romper su corazón. Al parecer el amor no lo era todo.

Se llevó la botella consigo mientras salía al jardín trasero, y se sintió mejor, porque raramente no había ni un alma allí. Se quitó los zapatos, remangó sus pantalones y se sentó en el borde de la piscina, llevándose a la boca aquel líquido llamado vodka, aquel líquido que si bien era asqueroso, lo relajaba cada vez más. Estaba sumido en sus pensamientos cuando escuchó un llanto proveniente de atrás suyo. Una chica de cabello corto y rubio salía de la casa también, y sin importarle que el chico estuviera ahí, se sentó a su lado y le robó la botella, tomando de ella sin hacer gesto alguno, algo que sorprendió a Remus. Miró a la chica y esta estaba secando sus lágrimas.

—Hannah —Dijo envolviéndole la botella sin mirarle.

—Remus —Respondió y dirigió su mirada al cielo, si bien quería estar sólo, no le molestó demasiado la presencia de la Slytherin. No sabía su nombre hasta ese momento, pero la había visto algunas veces hacer trabajos con Severus.

—¿Y a ti qué te ocurre, Remus? —Preguntó volteando a verlo con sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar. El castaño dudó en hablar, pero las palabras salieron solas, no supo si fue por el simple hecho de descargarse o porque el alcohol ya estaba haciendo su efecto.

—La chica con la que salía hace unas semanas ya está con otra persona—Soltó con resentimiento en su voz, tomando otro trago de la bebida. —¿Qué hay de ti?

—El chico que me gusta habló mierdas sobre mi luego de una cita —Suspiró. No hablaron durante varios minutos. La música seguía sonando pero ninguno hizo nada, no hasta que Remus percibió movimiento a su lado y se comprendió al ver como la chica se ponía de pie y quitaba su corto vestido negro, quedando en ropa interior. Frunció el ceño pero antes de decir algo, la chica ya estaba en el agua, moviendo sus pies para no hundirse y tirando su cabello hacia atrás.

—Ven —Le dijo. —No podemos sufrir por personas que no nos valoran. Ven —Repitió para luego alejarse en un lento nado hacía la parte todavía más honda. Y por alguna razón, Remus hizo caso. Le dió un ultimo trago a la botella, quitó las prendas sólo quedándose en ropa interior y se tiró al agua, sintiendo un gran frío que se pasó con los segundos. Sonrió al escuchar a la misteriosa Hannah reír y se acercó a ella, preguntándose como de un minuto a otro podía estar con un rostro tan feliz a pesar de que seguramente, estaba muriendo por dentro.

La chica tomó aire y se dejó caer a las profundidades, sumergiéndose en aquella gran piscina, y no pasó mucho tiempo para que él la siga, sintiendo como sus músculos se relajaban y la sensación de dejarse soltar se apoderaban de su cuerpo. Cuando ninguno aguantó más, se elevaron a la superficie quedando muy cerca, tanto como para que la rubia pase sus mojados y finos dedos por las cicatrices del chico al cual acababa de conocer.

—¿Heridas de guerra? —Preguntó sin dejar de acariciar su rostro. Cuando el león asintió, la bruja le sonrió cálidamente y le miró a los ojos. Se quedaron un largo rato moviendo sus pies y mirándose a los ojos. No tenían nada que decir, así que el chico optó por unir sus labios en un beso, sí, un beso tan desesperado como inesperado. La chica pasó sus brazos por los hombros ajenos, profundizando el beso, hundiéndose cada vez más, sin dejar que el hecho de estar bajo el agua interrumpa aquel beso tan casual lleno de odio y amor.

Harry Potter || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora