R O N [XXXV]

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Las clases habían comenzado, pero todo se sentía raro, más frío

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Las clases habían comenzado, pero todo se sentía raro, más frío. Bleu Malfoy estaba agarrada al brazo de su hermano mientras caminaban por los pasillos del expreso.

No era de esperar que los mellizos Malfoy sean unidos, pero aquel verano habían formado un vínculo más profundo que el de antes, sentían que dependían uno del otro, casi como un juramento inquebrantable.
Pero una sola cosa rondaba por la mente de Bleu, que se sentaba junto a Blaise, y era Ronald Weasley; su amor secreto. Bueno, secreto para el mundo, porque ellos estaban juntos. Era difícil, sí, pero podían manejarlo sin que las personas, sobretodo su hermano, lo supieran. Pero aquel verano todo había salido mal.

El señor tenebroso estaba cada vez más cerca y su familia era de las más devotas hacia el lado oscuro. Ella y Draco lo sabían, pero Lord Voldemort había decidido que ellos ya eran lo suficientemente grandes como para pertenecer a ese bando, sobretodo que su padre estaba pasando una temporada en Azkaban. Y así fue como una tarde, con los sollozos de su madre de fondo, los habían marcado por siempre cómo mortífagos.
Fueron días tortuosos, aburridos, repletos de dolor y largas reuniones en las que no les dejaban tener contacto con el exterior, de largas clases de magia oscura.

Al ver su melena rojiza a lo lejos su estómago comenzó a dolerle, pero no eran mariposas sino nervios, culpa y un montón de sensaciones que la agobiaban.

—¿Qué ocurre, Bleu? —Pansy se abrazó a su brazo y apoyó la cabeza en el hombro ajeno para luego mirarla. Sabía que ella tenía sólo buenas intenciones pero no pudo evitar alejarse un poco con la excusa de que se sentía mal, no más que la verdad. —¿Has desayunado?

—Sí, sólo qu-

—¡Bleu! —Connan, la pareja predilecta por su familia, apareció junto a ella, abrazándola. No supo cómo responder, sentía que estaba a punto de desmayarse cuando sintió la lejana mirada de Ron —¿Cómo has estado, eh?

—Yo...lo siento chicos, no me siento bien, necesit-necesito recostarme.

Buscó a su hermano por un rato, y cuando lo hizo casi todos se habían ido. Lo notaba agitado, tenso y enojado, pero no le importó, tomó su mano con fuerza y se subieron a la última carroza.

—¿Qué pasa, Bleu? —La vio abrazarse a sí misma y sollozar una y otra vez, sintiéndose pequeña, como si algo quisiese salir de su pecho. Ataque de pánico le dirían los muggles —Tranquila, tranquila —Quiso reconfortarla en sus brazos pero ella le empujó una y otra vez hasta que cedió, y se abrazó como si su vida dependiese de él.

Aquellos episodios eran bastante comunes desde el verano, los crucios les habían penetrado la mente, y vivían las emociones de manera más intensa, sobretodo las malas.

No dijo mucho en el banquete, ni siquiera comió demasiado. Pero por lo menos no entró en pánico, no hasta que vio la mesa de gryffindor y su estómago volvió a revolverse. Le daba vergüenza hablarle, y si bien quería aclarar la razón por la cuál había estado ignorándolo, tendría que decirle lo que era, en lo que la habían convertido.

Harry Potter || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora