T O M [V]

9.4K 348 30
                                    

Advertencia: triste.

Rose era inefable para él. Sólo era ella, sólo ella estaba en su casi marchito corazón de 17 años, y casi que en su mente también, algo que lo alteraba. Se suponía que sólo debía pensar en la inmortalidad, el conquistar el mundo y no en algo tan mundano como el amor. Pero no podía evitarlo, le dolía aún más estar separado de ella, el hecho de no poder amarla. Le mataba por dentro saber que lo hacía débil, saber que ella era lo único que no le dejaba convertirse en quien siempre quiso ser, en un monstruo.

Luego de plasmar su alma en su viejo diario, salió de la habitación para encontrarse con Abraxas junto a Rose sentados en uno de los sofás. Tembló cuando sus miradas chocaron, y sus manos se tornaron pegajosas, no podía seguir así.

—Rose, necesitamos hablar.

—Pero estoy hablando con Abe. Luego, Tom —Ni su tono de voz ni su rostro totalmente inexpresivo delataron como realmente se sentía ante aquellas palabras, ni tampoco delató cuando miró a su seguidor y penetró su mente con imágenes de lo que le haría si no se iba en ese mismo instante, y así fue. Abraxas se despidió y prácticamente huyó de la escena mientras Tom no podía evitar que una sonrisa cómplice apareciera en su rostro; sonrisa que hizo que la piel de Rose se erizara, sabía lo que había hecho y también sabía que ello le proporcionaba un gran placer.

—Vamos, ahora —La tomó del brazo mientras los otros estudiantes miraban la situación de reojo, nadie se atrevía a nada.

La torre de astronomía se encontraba vacía hasta que los dos chicos llegaron sin decir palabra alguna en todo el camino. Rose se encaminó hasta el borde de la baranda y decidió respirar hondo. Sabía lo que se acercaba, y escuchar a su novio enojado sin razón por enésima vez en la semana, no era muy agradable para ella. Ya la estaba cansando. Su relación sólo se basaba en celos, peleas y lágrimas, y no quería aquello, no más. Lo amaba con toda su fuerza, pero no iba a rebajarse más, Tom ni siquiera sentía lo mismo, iba a ser igual estar con o sin ella, o eso es lo que Rose pensaba.

—Tenemos que hablar —Dijeron al mismo tiempo.

—Espera, Tom, déjame hablar a mí primero —Se acercó a él y sólo lo soltó sin esperar respuesta alguna del chico que la miraba confundido. —Quiero....quiero terminar esto —Le confesó.

—¿Qué? —Parpadeó varias veces para luego tomar la cintura de su, al parecer, ex novia. Estaba nervioso. Tragó en seco cuando esta quitó la mano de su cuerpo y se alejó un poco sin dejar de mirarlo a los ojos. Le había dado directo al corazón y al orgullo, él iba a terminar las cosas, ella no podía dañarlo.

Al no escuchar respuesta alguna, Tom arrojó al suelo todo lo que había en un estante cercano a él. Rose se alejó aún más. Estaba asustada, los ojos de su gran fallido amor se volvieron oscuros y su mirada daba todavía más miedo de lo normal.

—¡¿Por qué, Rose?! —Se acercó a ella mientras gritaba. ¿Cómo iba a terminar con él? ¿Cómo se atrevía a lastimarlo? —¡¿Por qué me haces esto?! —La tomó por los brazos y se miraron por unos segundos cuando él intentó besarla. Así era como solucionaba las cosas con ella; besándola o teniendo sexo.

—¡Suéltame, Tom! ¡Basta! —Trató de zafarse de su agarre pero él era más fuerte que ella. La acorraló contra la pared y volvió a intentar besarla, pero de nuevo, ella se movió bruscamente para poder huir de allí, de la persona que amaba.

—¡¿Por qué?! —Preguntó de nuevo —¡¿Es por el inútil de Malfoy?! -Pasó las manos fuertemente por su cabello. -No puedes lastimarme, ¡Yo te dejo! ¡No tu!

—¡No, Tom! —Lo empujó con lágrimas en los ojos. —No es nadie más que tú. Tú eres el problema —Limpió sus lágrimas con enojo. —Me cansé de ti. Esto está roto, Tom, está roto y tratamos de arreglarlo con lo que sea, pero lo único que hacemos es caminar en círculos e ignorar que esto no está bien, que esta relación no sirve, no es buena, y lo único que te importa es que yo te dejé primero, eres increíble, eres despreciable.

—No, cariño, no digas eso —Espetó rápidamente, tratando de buscar una solución y dijo lo único que se le vino a la cabeza en aquel momento. —Te amo, Rose. Te amo, por favor, podemos solucionarlo.

La chica negó con la cabeza sin dejar de mirarlo. —No, tú no me amas, no amas a nadie. Estás completamente loco, no sabes lo que quieres.

—¡Entonces enséñame! ¡Enséñame a hacerlo, Rose! ¡Cúrame! —Pateó uno de los libros que se encontraban tirados. Necesitaba hacer daño, quería dañar para no explotar. Pero no podía, no allí, por lo que tiró de sus cabellos mientras su rostro se tornaba bordó.

—¡No puedo, Tom! No sé cómo —Tomó su rostro entre sus manos comenzando a llorar más fuerte moviendo algo dentro de él. —No eres bueno, necesitas ayuda—Quitó sus manos, dejando ver a una Rose débil y empapada de lágrimas.

—No me dejarás, no estarás con nadie más, no te atrevas a irte —Dijo con la voz temblorosa, todo aquello le dolía, pero más le dolía imaginarse un mundo en el que ella esté amando a otra persona. No iba a permitirlo, no podía. Rose era su capricho.

—Adiós, Tom —Se volteó para irse.

—¡No!

Y un gran rayo verde se hizo presente por toda la habitación llevándose con él la vida de la joven.

Harry Potter || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora