Capítulo ocho.

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Iván me acompañó a su cuarto para que dejara todas mis cosas. Era enorme, la pared en la que estaba la cama era roja y las demás eran de un color blanco roto.

Tenía un escritorio lleno de libros y un portátil, la cama era blanca para contrastar con la pared roja y tenía un espejo gigante en medio de la habitación.

-Ojalá yo tuviese una habitación así.

Se rió, dejó mi maleta en una esquina de la habitación y se sentó en la cama.

-No es para tanto.

Me senté a su lado con las piernas encima de él y le di un beso.

-¿No te vas con ellos? - Pregunté extrañada.

-Qué va, - se rió. - Ellos solo quieren mi play.

Se tumbó en la cama y me tumbó encima de él.

-Y yo te quiero a ti. - Al acabar de decir eso me dio otro beso. - Todo solucionado ¿no?

Asentí con la cabeza y seguimos besándonos un largo rato. No sé cuánto estuvimos allí, tampoco me importaba. Iván me hacía feliz, de vez en cuando entre beso y beso soltaba alguna tontería para que yo me riese y después seguir besándome. Sí, sin duda alguna él me hacía feliz.

De repente la puerta se abrió y vi a Hugo asomarse, tenía cara de cabreado. Yo me incorporé rápidamente e Iván hizo lo mismo.

-Tranquilos, seguid a lo vuestro. - Me miró a los ojos.

Ese no era mi Hugo de siempre, le echaba de menos. En sus ojos ya no parecía haber ni una gota de cariño. Sentí unas ganas enormes de abrazarlo pero sabía que ya no podía hacerlo. Joder, le echaba mucho de menos.

-Solo venía a decirte que nosotros ya nos vamos. - Inmediatamente dirigió su mirada a Iván.

Se despidieron ellos dos y se fue. Así, sin más. Sin decirme ni una sola palabra.

Noté una lágrima resbalar por mi mejilla pero me daba igual. No aguantaba más estar así, quería volver a pasar tiempo con él...

*Flashback*

Aún no estaba lista y Hugo vendría a verme en menos de cinco minutos. Habíamos quedado para estudiar, aunque conociéndole íbamos a hacer de todo menos estudiar.

Me vestí con lo primero que vi y me hice un moño. Antes de que pudiera calzarme ya estaba sonando el timbre.

-¡Ya voy! - Grité desde mi cuarto.

Fui corriendo hasta la puerta y le abrí. Ahí estaba él. Con su sonrisa de siempre. Me cogió en brazos y dio vueltas por todo el salón.

-Eres una tardona mocosa.

-Lo siento. - Me reí.

-Bueno, ¿vamos a estudiar ya?

Yo fruncí el ceño y puse cara de extrañada.

-¿Estudiar?

-Para eso hemos quedado ¿no?

No contesté nada y le hice un gesto para que me siguiera a mi habitación. Di apenas dos pasos y él me tiró un cojín a la cabeza.

-¿En serio te pensabas que íbamos a estudiar?

Fui corriendo hacia él y volvió a cogerme en brazos. Nos empezamos a reír a carcajadas y yo le abrazaba lo más fuerte que podía. Era el mejor, sin duda alguna.

-Me vas a pagar lo del cojín, idiota. - Fingí estar cabreada aunque él sabía muy bien que no lo estaba.

-Ay pobrecita ella que se ha despeinado. - Sacó la lengua y me hizo un gesto de burla.

Continuamos riéndonos a durante mucho rato. Aquellos momentos con Hugo eran geniales, él era genial. No le cambiaría por nadie.

*Final flashback*

Ahora notaba un montón de lágrimas caer y un nudo en mi garganta. Iván enseguida se acercó y me abrazó.

-Ey, cielo ¿qué te pasa?

-Le echo mucho de menos...

Rompí a llorar como una niña pequeña y él me acurrucó en su pecho. En ese momento solo quería arreglar las cosas con Hugo y que todo volviese a la normalidad.

Heridas de placer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora