Capítulo veintiuno.

6.6K 321 36
                                    

Capítulo dedicado @lisacim20

____________________________________________________________________

Me desperté y estaba sola en la cama.

- ¿Aleix? - Susurré. Pero nada, no obtuve respuesta alguna.

Eran las 5 de la madrugada, solo llevaba dormida un par de horas pero no tenía sueño, por lo que decidí ponerme en pie y husmear por toda la casa a ver si le encontraba.

Llegué al baño y oí ruidos que provenían de la ducha, me asomé por la rejilla de la puerta y vi a Aleix duchándose. ¿Qué hace duchándose a las 5 de la mañana? Me quedé embobada mirándole sin darme cuenta.

- ¿Te gusta lo que ves? - Dijo mientras salía y se ponía una toalla rodeada a la cintura. Al hablarme me sacó de mis pensamientos y yo me puse roja.

- Lo... Lo siento. - Tartamudeé. - No estabas en la cama y vine a buscarte. - Se acercó a mí y me dio un pequeño beso mientras me cogía en brazos.

- No me podía dormir cielo, anda vamos a la cama.

Me dio otro beso en la frente y me llevó a la cama como la primera vez, llenándome de besos por toda la cara y tumbándome con cuidado. Se quitó la toalla y se puso unos bóxers y unos pantalones cortos. Se tumbó a mi lado y yo le abracé.

- ¿No vas a tener frío sin camiseta? - Le pregunté mientras le hacía caricias por la espalda.

- Si estás tú abrazada no. - Me reí y le abracé aún más fuerte. - Además no creo que duerma, ya no tengo sueño.

- Entonces yo tampoco. - Le contesté mirándole a los ojos. ¿Pero qué dices? Eres tonta, si estás que te caes de sueño.

- De eso nada, a mí me gusta verte dormir. - Me sonrió. - Es lo que llevo haciendo toda la noche. - Yo me sonrojé y él soltó una carcajada.

Me dio un beso en la mejilla y me arrimó a él. Acerqué una mano a su mejilla y le hice caricias, decidí lanzarme yo esta vez y darle un beso, él se rió y me dio un pequeño mordisco en la lengua.

- Mañana va a venir mi primo, puedes quedarte si quieres, te caerá bien.

- No sé, creo que mejor me iré a casa. - Se encogió de hombros y me dijo que hiciera lo que quisiese.

No volvimos a dormir en lo que quedaba de noche, y la verdad es que yo no tenía sueño. Estuvimos hablando todo el rato y él me hacía caricias en la espalda intentando que me durmiese. Me habló de su primo, dijo que había tenido novia pero lo dejaron, por lo que vendría solo a su casa al siguiente día, también me contó que no se llevaba del todo bien con él, ya que habían tenido algunos roces hace años, pero de momento todo iba bien.

Se llamaba Alejandro. ¿No había otro nombre? Alejandro, igual que el cabrón de mi ex que me utilizó.

- ¿Qué te pasa pequeña? Te ha cambiado la cara cuando he dicho su nombre. - Decidí que todavía no quería contarle nada sobre aquel tema, solo de recordarlo se me nublaba la vista y empezaba a faltarme el aire.

- Tranquilo, no es nada. - Le sonreí y volví a besarle, pero esta vez de forma mucho más corta y delicada.

- Tienes sueño. - Sí, seguro. Pensé irónica. - Deberías dormir. - Negué con la cabeza y él me dio otro beso. - Entonces, quédate conmigo mañana, por favor. - Me pidió con ternura mientras me hacía caricias en el pelo y me lo ponía detrás de la oreja. Yo suspiré y me resigné, sabía que si le decía que no, iba a estar toda la noche insistiendo, así que no me quedó otra que aceptar. Empezó a hacerme caricias en la espalda y caímos rendidos de sueño los dos.

----------------------------------

Me desperté, otra vez sin Aleix a mi lado, (¿Cada vez que duerma con él me despertaré sola?) miré el reloj y vi la hora, las 11:30. Me levanté y me cambié de ropa. Intenté recordar dónde estaba el salón aunque me acabé guiando por unas voces que se oían a lo lejos. Escuchaba las voces de Aleix y Eva, pero había otra voz que me resultaba algo familiar...

Llegué a la puerta del salón y vi a los dos hermanos juntos, con su primo de espaldas a mí, ¿y a mí de qué me suena este chico? Volví a pensar. Aleix se acercó a mí y me dio un beso en la frente mientras me rodeaba la cintura con los brazos.

- ¡Hola Aroa! - Exclamó Eva cuando me vio. Yo le sonreí y le di los buenos días. Acto seguido de oír mi voz su primo giró la cabeza y se quedó perplejo al verme.

- ¿Aroa...? - Preguntó atónito y mirándome sin ni siquiera parpadear.

- Alejandro...

Rápidamente la vista se me nubló y notaba como me faltaba el aire en los pulmones, abrí la boca intentando conseguir bocanadas de aire pero el nudo en mi garganta me lo impedía. Me empezaban a fallar las piernas y sabía que no iba a poder mantenerme mucho más rato de pie.

Me fui a la habitación a por mis cosas y salí disparada de allí. De camino a mi casa las lágrimas caían sin parar, intentaba secarlas una y otra vez de mis mejillas pero volvían a caer, una y otra vez, los recuerdos se amontonaban en mi cabeza y yo sentía una presión en el pecho que me dificultaba respirar.

Y es que en el fondo, nunca olvidas a una persona, solo aprendes a vivir sin ella, y nunca sabes con total certeza si has superado algo definitivamente.

"Superar", algo que yo no había conseguido hacer, las personas débiles no somos capaces de acabar nada, esperamos a que lo termine otro por nosotros. Era como gritar sin que nadie te escuchase, como si nadie se diera cuenta de que estás rota por dentro, como si todos se creyesen esa sonrisa de pega con la que sales a la calle.

Heridas de placer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora