-Hola. - Me saludó sonriente mientras me abrazaba.
-Hola Aleix, ¿qué haces aquí? - Le devolví la sonrisa.
-Me apetecía verte, pero si quieres me voy ¿eh?
-No, no, no. Gracias por venir. - Le di la mano.
-¿Te acuerdas de lo que te dije en el pub la otra noche?
-No, ¿a qué viene eso ahora?
-Te dije que estabas preciosa - Él se rió e intentó arrimarse más a mí pero yo me aparté. - Pero me equivoqué ¿sabes? No debí haberte dicho eso.
Yo me desilusioné y le solté la mano, empecé a caminar un poco más apartada de él, miraba al suelo y estaba en mi mundo como siempre.
-Porque hoy estás mucho más guapa que aquel día. - Me abrazó por la espalda y se rió. - Enana, que eres una enana. - Sacó la lengua y me hizo un gesto de burla.
Yo le sonreí y le di un golpe en el brazo. Seguimos hablando y caminando juntos hacia clases, me reía muchísimo con él. Pero en mi barriga parecía que explotaban galaxias.
¿Qué me pasa? Soy imbécil, Aroa tranquila no pasa nada. Sois amigos, ¿no? Bueno, por suerte hoy solo me tocan dos clases con Iván y no le veré mucho.
Cuando llegué fui corriendo a abrazar a Hugo y en seguida fuimos a clase todos juntos, todos ellos, menos Iván. ¿Dónde se habrá metido ahora?
En las dos primeras clases me senté con Hugo y estábamos como siempre, como antes de que pasara todo esto. Pero en la tercera Hugo ya no estaba conmigo, él se fue a FyQ y yo a biología. ¿Adivináis con quién me tocaba esa hora?
Pasé y vi a Iván sentado con su ex. ¿Esa guarra otra vez? ¿No ha tenido suficiente? Cuando pasé fijó en mí su vista, pero rápidamente vino Aleix, me cogió de la mano y me llevó a una mesa a su lado. Iván se dio cuenta inmediatamente y nos fulminó con la mirada.
-¿Estás bien pequeña? - Me preguntó haciéndome caricias en la mejilla. Yo asentí y coloqué mis cosas en la mesa antes de que llegara la profesora.
De vez en cuando miraba de reojo a Iván aunque seguía con cara de pocos amigos. Estaba distraída completamente, no era capaz de centrarme en las clases. ¿Pero qué narices me pasa con Aleix? Esto no es ya ni medio normal. Céntrate en las clases, vamos. No le mires tanto que se va a dar cuenta.
Giré la cabeza de golpe y miré a la pizarra. Él se rió y se quedó mirándome un largo rato. ¿Pero qué hace? ¿Por qué me mira?
-¿Tengo monos en la cara? - Se rió más aún y negó con la cabeza.
-Simplemente me hace gracia que no pares de sonreír.
Toda la clase se quedó callada y la profesora nos miró a los dos.
-¿Podemos continuar ya la clas... - El timbre sonó y no pudo acabar la clase.
A mí se me escapó una pequeña risa y recogí mis cosas. Después del recreo me tocaba esa clase así que dejé allí la mochila y me fui con Aleix al patio a buscar a los demás.
-Hola pitufa. - Me dijo Hugo mientras me abrazaba.
-Hola. - Dije intentando sonreír.
-¿Cómo estás?
-Bien, le he visto en clase sentado con esa. - Él suspiró y me hizo caricias en el pelo.
-Sonríe preciosa, no te amargues por él. - Me dio una bolsa con gominolas y me besó la frente. - Anda toma, mocosa. - Me sonrió.
-Muchas gracias. - Le devolví la sonrisa.
Estuvimos dando un paseo hasta que tocó la campana y volvimos a clases.
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Quedaban cinco minutos para irnos a casa de una vez. Estaba con Ariel y llevábamos hablando toda la hora, me daba igual si me regañaban pero no me apetecía nada dar clase.
Me había contado cosas sobre Víctor y su relación. Me encantaba verla así de feliz.
-¿Te han dicho lo del sábado?
-¿El qué?
-La fiesta.
-No quiero volver a saber nada de fiestas desde la última.
-Venga, tonta. Nos lo pasaremos bien.
-Que no Ariel...
-Además viene Aleix. - Me dio un codazo y puso una sonrisa maliciosa.
-Fiesta y chicos. Remátalo más ¿no? - Puse una sonrisa irónica.
-Venga vente, yo te cuido tontaina.
-Ya veré.
El timbre sonó, me despedí de ella y salí corriendo hacia la puerta. Aroa para, ¿se puede saber qué haces? Es tu amigo, nada más. Me paré en seco y dejé de correr. Decidí ir andando tranquilamente aunque iban aumentando mis ganas de verle.
Llegué a la puerta y los vi a todos, menos a él... ¿Dónde se ha metido? Alguien llegó por mi espalda y me abrazó por la cintura sacándome de mis pensamientos.
-¿Dónde te habías metido enana? Había ido a buscarte a clase. - Me giré y ahí estaba Aleix con su sonrisa de siempre y sus ojazos.
-Aquí esperándote. - Sonreí y le abracé.
Me hacía olvidarme de todo y por eso me gustaba estar con él. No sabía exactamente lo que sentía por él, pero fuera lo que fuese no quería hacerme ilusiones. No quería más novios, él me encantaba así, como amigo.
-Vienes el sábado ¿no?
-No creo.
-¿Cómo que no? Te llevo yo y verás como no te escapas. - Me reí. La verdad es que si iba con él no me importaba.
- Me lo pensaré.
-Anda vente que te acompaño a casa. - Me dio la mano y nos fuimos juntos. No sin antes despedirme de Hugo y los demás. - Además esta no es en casa de Adri.
-¿Sigues con el tema? - Volví a reírme y él se rió conmigo.
-Es en mi casa, y quiero que vengas. - Yo me quedé sorprendida y sin saber qué decir. ¿Su casa? No, no, y definitivamente no. Acuérdate de lo que pasó en casa de Iván. Imagina en su casa. - Y si quieres puedes quedarte a dormir. Seguro que a mi hermana le caes bien.
-¿Tu hermana? - Fruncí el ceño.
-Imagino que no querrás dormir en mi cama después de lo que pasó. - ¿Pero este niño me lee el pensamiento? - Y si no quieres, te llevo a casa después. O si no ni Hugo ni Adri tendrán ningún problema en llevarte.
-¿Si digo que iré te callarás? - Se rió y asintió. ¡Aroa no! ¡Ni se te ocurra! - Está bien, iré. - Sonreí. Al instante le cambio la cara, me cogió en brazos y dio vueltas en círculos mientras nos reíamos.
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Heridas de placer.
Teen FictionAbrí los ojos y ahí seguía él, a mi lado, se había quedado como me prometió. Me quedé mirándole un tiempo, estiré un brazo para poner mi mano en su cara y hacerle caricias. Fue algo extraño pero nada más sentir mi mano en su mejilla pude apreciar...