12. El sol antes de la tormenta

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Eve Cherry, así era el usuario que había utilizado cuando se registró en Facebook. ¿Lo habrá cambiado? Intento buscarla entre todas las publicaciones hechas en mi muro, pero no la encuentro entre tantos nombres y palabras. Tampoco veo su nombre original: Evelyn Cerri. ¿Qué habrá sido de ella?

Oigo pasos, decido secar mis mejillas con los dedos y sólo mostrar mi ansiedad por saber todo. Veo tres sombras y de pronto, lentamente, una mano de Nicolás bordea el marco de la puerta mientras les indica a sus padres lo que haremos a continuación. Todos entran y me sonríen. Nico frunce un poco el ceño al observar mi rostro, pero dirijo mi mirada hacia la pantalla. 

Me siento en el sillón corriéndome hacia una de sus puntas, mejor dicho, a la que está más lejos de la notebook. Dejo el espacio que puedo a Malena y Roberto mientras que su hijo chequea su celular. 

—Marcos ya me pasó los datos de su cuenta, así que ahora me voy a conectar a su Facebook y buscaremos a tus padres directamente, porque no creo que tengamos mucho tiempo. ¿De acuerdo? —Sugiere Nicolás y se me ocurre una idea mejor.

—Busca a mi hermana menor, se llama Irasema Ouro. Estoy segura que no lo cambió, siempre amó su nombre. —Noto una gran chispa de emoción en el tono de mi voz.— Creo que es la mejor vía para llegar hasta mis papás. De las dos, ella solía ser más apegada a ellos. —Nico asiente y empieza a combinar la idea de ambos sobre el teclado.

—¿Estás nerviosa? —Me pregunta Roberto, que al mismo tiempo está jugando con sus manos.

—¿Lo está usted? —Sus ojos se agrandan por lo que digo y se atina a no responder. Su hijo acomoda la pantalla correctamente frente a él y a su mamá, mientras tanto una voz grita adentro de mí para que se apure.

De pronto Nicolás se levanta del suelo y sin decir una palabra sale de la habitación, oigo como corre hacia la planta baja e intento entender por qué. Mi cuerpo se tensa un poco ante su actitud tan repentina y necesito saber qué fue a hacer. Miro a sus papás llena de curiosidad y ellos, al parecer, tampoco entienden lo sucedido.

Giro mi vista hacia la pantalla y dentro del nuevo modelo que tiene la página de Facebook, en el perfil se pueden ver varios puntos rojos que seguramente se tratan de notificaciones. En el pequeño dibujo de las Solicitudes de Amistad aparece el número dos. Mis manos tiemblan por la ansiedad de utilizar la computadora y saber si una de esas se trata de mi hermana menor.

Nico aparece como por arte de magia, claramente no estaba prestando atención a lo que ocurría a mi alrededor. Lo mismo me solía suceder en Bourg por pensar demasiado y concentrarme en una sola cosa, deberé trabajar en ello y empezar a evitarlo. Él se sienta otra vez, observando la expresión de todo mi cuerpo. Gira su rostro hacia su la pantalla y empieza a ver las notificaciones.

—Oh, tu hermana tardó menos de cinco minutos en aceptar mi solicitud. —Siento que mi corazón se detiene, que mi respiración se desvanece y que mi mundo desmoronado de pronto encuentra el equilibrio había perdido.— Agnes, ¿estás bien? —Apenas asiento y hago un ademán con la mano para que continúe.— De acuerdo, ahora le hablaré y comentaré la situación de forma muy resumida. Necesito que te calmes.

Cierro los ojos e intento respirar con tranquilidad mientras el leve sonido del teclado se oye casi tan fuerte como los latidos de mi corazón, ahora lleno de esperanza. Siento una mano sobre mi pierna derecha, y más allá de notar que se trata de Malena, no abro los ojos y me alejo con miedo, como si ya no temiera por lo que podría llegar a pasar en este preciso momento. Las teclas siguen haciendo ruido bajo los dedos de Nicolás y el bombeo de mi sangre está anulando mi capacidad auditiva.

—Accedió. —Murmura Nico.— Agnes, tus padres están en casa y tu hermana los fue a buscar mientras se activa la conexión de la cámara web. ¿Están listos? —Logro abrir un poco los ojos y veo cómo la mano izquierda de Malena hace presión sobre mi rodilla. Creo que no se da cuenta de lo que está haciendo.

Las lágrimas se apresuran a caminar sobre mis mejillas tibias, sin embargo lo hacen en silencio y no se oye ningún sollozo desde mi parte. Este momento estuve esperándolo tanto que me cuesta creerlo.

—Hola. —Oímos todos desde los parlantes de la notebook. Es su voz, ese saludo dulce pertenece a Irasema. Quiero responder, pero sé que debo esperar. Tengo que ser paciente, sólo un poco más.—Ahí están subiendo mis padres. ¿Me pueden contar cuál es la información que tienen sobre mi hermana?

—No es solamente información. —Responde Roberto, observo como su esposa lo mira por decir eso y simplemente quiero reírme. El hijo de ambos se corre hacia el costado derecho así da espacio para que Ira pueda ver mejor a Malena y Roberto.— No me mires así, no estoy mintiendo... —Los ojos del papá de Nico cambian su dirección hacia la pantalla y hace silencio. Hago lo mismo que él y... Y soy capaz... Capaz de ver a mis propios padres.

—Buenas tardes. —Dicen todos al mismo tiempo, la única voz callada es la mía.— Somos Milo y Isabella. —Dice mi mamá. Siento que su tono de voz no es el mismo de antes, lo percibo muy apagado. Logro verlos sin que ellos sean capaces de notar mi presencia. ¿Cómo reaccionarán?— Disculpen la demora, acabamos de llegar del trabajo. —Me agrada la idea de que a pesar de mi secuestro hayan podido continuar la rutina, supongo que si hubieran detenido su mundo por lo que me ocurrió, quizá no estarían vivos.

—Está bien, no hay problema. —Comenta Malena.— Esta idea no fue nuestra, y con nuestra nos refiero a los tres que pueden ver a través de la cámara.

—¿Entonces de quién? ¿No están solos? —Pregunta mi papá, lo escucho ansioso y curioso a la misma vez, como cada tarde que yo llegaba del colegio y él quería saber cómo me había ido.— ¿Pueden decirnos, por favor?

—Sí, pero queremos que sepan que es una situación delicada porque las personas incorrectas saben que ella es libre ahora, la amenazaron, pero con nuestros contactos y nosotros está a salvo. Su color de cabello tuvimos que cambiarlo, fue en vano, pero tal vez pueda seguir siendo de ayuda...

—¿Agnes está ahí con ustedes? ¿Agnes está viva? Ness, habla por favor. —Dice Irasema, oigo su sollozo y quiebro en llanto. Malena toma mi mano derecha con fuerza y la besa.— Queremos verte. —Nicolás me mira, señala la pantalla y yo asiento. Inhalo y exhalo aire intentando liberarme de los nervios.

—Ira... —Susurro y mi hermana parece aliviada de oír mi voz.

Nico gira la computadora hacia dónde me encuentro sentada y mi familia finalmente obtiene una imagen en tiempo real de mí, después de años de haberme esfumado de sus vidas. Trato de saludarlos, pero veo a mi madre desmayarse sobre el hombro de Irasema y me sobresalto. Mi padre reacciona de inmediato y sale del cuarto para buscar agua.

Agnes [Normales Spin-Off #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora