8. Bajo el mismo sol

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No recuerdo con exactitud cuánto duró el abrazo con Nico, sólo sé que fue muy reconfortante para el dolor y la angustia que estaba sintiendo en ese momento. Ambos permitimos que el otro durmiera en paz, o al menos que lo intentásemos. Debo respetarlo, porque más allá de cómo él se habrá sentido al respecto sobre mí, al final terminó tratando de comprender mi dolor.

Para el momento en que volví a despertarme él ya se había ido a cursar a la universidad, la cual queda a una hora de distancia. Malena y yo fuimos hacia una peluquería ubicada en el centro comercial, que está a un par de cuadras. Ella ató mi cabello en una trenza para que de cierta manera, por las dudas, nadie sea capaz de reconocerme en la calle mientras nos dirigíamos hacia allí. Le pedí que no me prestara ropa negra, gris o blanca, entonces me ofreció un largo vestido azul para ocultar las heridas. En ese momento sentí muchísimo más lo cuánto que extraño a mi familia. 

Dentro de la peluquería estuvimos más de una hora, la dueña del local nos atendió personalmente, ya que es conocida de Malena. La señora, quien se llama Lucrecia, tiñó mi cabello rubio para convertirlo en un castaño oscuro y luego lo cortó por sobre mis hombros, dándome una nueva identidad física. Otra cosa más que no quería, pero que me obligaron a hacer y que sé que debía hacer. Y por un segundo, salvo por mis ojos tristes, casi no me reconocí cuando vi mi aspecto en el aspecto de la tienda.

Ahora estamos esperando en el interior de la camioneta de Roberto, frente a la comisaría, a que aparezca el oficial Murcia. Ambos, tanto Malena y Roberto, pidieron el día libre en sus trabajos para "realizar trámites importantes". El sol está brillando muy fuerte hoy, según dijeron, y yo aprovecho para sentirlo sobre mi rostro mientras puedo. 

Observo los árboles de la vereda de enfrente y los pájaros revolotean alrededor de las largas ramas llenas de hojas verdes con pequeños toques amarillos. Miro hacia el cielo celeste para ignorar todos los hombres uniformados que se encuentran parados en la entrada de la central. Aunque de todas formas es en vano porque sé que están ahí y no se irán.

Una melodía suena y Roberto saca su celular del bolsillo de la camisa a rayas para atender la llamada. Malena y yo lo miramos expectantes mientras tanto él sólo asiente y no hace más que un leve sonido de "m" como si fuera un "sí", no agrega nada más que un "De acuerdo" y corta la llamada.

—¿Qué pasó? —Pregunta su esposa, no haciendo más que decir las palabras atrapadas en mi mente.

—Nos pidió que ingresemos, ya que en un par de minutos llega. —Responde sin ninguna pausa. —Me indicó dónde está su oficina.

—Está bien. —Dice ella y baja del auto.— Agnes, vamos.

Sin decir palabra alguna me quito el cinturón de seguridad, abro la puerta y con las piernas temblando desciendo del automóvil. Malena pasa su brazo por detrás de mi espalda, me sobresalto, pero intento que ella no lo note. Bajo el mentón para no sentirme impulsada a ver todas las caras que circulan en el exterior e interior del edificio.

Dejamos los rayos del sol atrás nuestro, muchas voces hablan al unísono. No me separo de Malena y Roberto camina por delante de nosotras, yendo hacia la oficina de Murcia. Otro policía lo detiene, él le explica la situación de manera resumida y continuamos recorriendo los pasillos. Sé reconocer que este tipo de procedimiento tan personalizado no es común y pienso que ese policía no tardará en hacer correr la voz acerca de una testigo demasiado protegida.

El papá de Nicolás abre la puerta del cuarto y nos permite ingresar tras encender la luz. Es una habitación gris, con una biblioteca detrás del escritorio, una sola ventana y cuadros con fotos, similar a la oficina de Rousseau. Que sea así realmente me aterra y me hace desear irme corriendo de acá.

Trato de sentirme cómoda y me siento en un banco rectangular que está contra la pared y cerca de la puerta. No presto atención a las miradas que hacen Malena y Roberto y sólo me dedico a esperar al Sr. Murcia.

Me aferro a la posibilidad de que el hombre tarde mucho para que poder decir que nos vayamos, pero oigo pasos cruzando la puerta y una figura con uniforme entra a la oficina, nos saluda y cierra la puerta al girar en su eje. El oficial va hasta su asiento, apoya su cuerpo en éste y de un cajón saca un cuaderno, el cual coloca en la mesa. Agarra un bolígrafo de su lapicero metálico y me observa fijamente sin vacilar.

—¿Hablarás desde allí? —Me pregunta en un tono lo suficientemente alto, como si se dirigiera a una persona que está caminando por el pasillo.

—¿No sería mejor una pregunta que le de la información que desea conocer? —El tono de mi voz es casi desafiante, tal vez bastante atrevido, pero no pude evitarlo.— Lo siento, estoy bien acá.

—Entonces, quiero que empieces desde el momento en que te secuestraron. —Sus palabras hacen emerger otra vez aquella tarde.— No te voy a pedir que me lo digas todo hoy, quiero que lo hagas de a poco. No te apures, tenemos tiempo y durante todo el transcurso que lo hagamos, juro que estarás a salvo.

—Quiero que me preste mucha atención, sólo por eso me acercaré a usted para hablar de todo. —Me levanto del banco para sentarme sobre una silla cubierta con tela que está a pocos centímetros del escritorio.— ¿Le importaría traer a un dibujante? Recuerdo perfectamente la cara del hombre que me metió en la camioneta el 5 de Agosto de 2013. 

Intento relajar mi postura girando mi cuello hacia ambos costados, primero la derecha y luego la izquierda, lado donde se encuentra la ventana que da al pasillo... Veo a un hombre, lo estoy viendo caminar con total tranquilidad, como si nada hubiera hecho. Tengo la suerte de que no sabe que estoy acá, a menos de cuatro metros de él.

—Oficial, —No tardo en decirle a Murcia.— no lo necesitará al dibujante. Él es mi secuestrador. —Señalo al policía que camina por fuera de la oficina, me sostengo del borde de la mesa para mantener mi estabilidad y todo mi cuerpo se llena de conmoción, terror y sorpresa. 

Quiero llorar, pero pienso que él sería capaz de reconocer mi llanto.

Agnes [Normales Spin-Off #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora