Prólogo

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Había una vez, una chica que siempre que deseaba algo veía el cielo, imaginando que seria tener aquello que deseaba, imaginaba que se sentiría tocar las estrellas que hay en el firmamento, una chica que amaba el cielo y admiraba las estrellas, una chica que veía el cielo desde su dormitorio sin importar si llovía, si estaba nublado o despejado, siempre mostrando su lealtad a su mejor amiga la hermosa Luna que resplandecía en el cielo.

Admirar el cielo nos recuerda lo pequeños que somos y la perfección que posee nuestro planeta, una de las bellas creaciones en la tierra son las estrellas que iluminan el cielo azul marino como unos puntitos blancos y brillantes, es algo mágico contemplarlas en soledad, en esos momentos en los que el cielo es tu único refugio. La luna también es preciosa sin duda, a pesar de estar rodeada de bellas y brillantes estrellas ella es especial, sorprende y cautiva a todo aquel que la contemple. Uno de los mayores anhelos humanos es tocar el cielo, disfrutar de la suavidad de las nubes y poder encontrar paz en algo tan perfecto.

Tocar las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora