Como el cielo

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DANIEL.

Me desperté, era de mañana y estaba junto a Linsey, supongo que me dormí mientras veía las estrellas, tome a Linsey, la deje en su cama y la tapé con las blancas sábanas que cubrían su cama.

-Descansa, Linsey.- Le dije y le di un beso en la frente.

La gente tiene secretos, cosas que prefieren ocultar pero no significa que eso sea algo malo, todas las personas tienen secretos, ese beso sera mi secreto, no es necesario que ella lo sepa. Baje las escaleras y pude ver a la madre de Linsey caminando de la cocina a la sala.

-Buenos días.- Salude.

-Buenos días. Vemos a la sala, tengo que hablar contigo.

-De acuerdo.- Le conteste tratando de ocultar que estaba nervioso.

-¿Como te llamas?.- Me pregunto.

-Daniel.

-¿Como esta ella?.

-¿A que se refiere?.

-Ella a cambiado mucho, desde que Jonh se fue, es muy callada y casi no sale sin embargo es la primera vez que la escucho tan feliz en dos años.

-¿Enserio?.

-Ayer sus risas se escuchaban por toda la casa.

-Perdón por el ruido.

-No te preocupes por eso, la risa de mi hija es algo que amo, gracias por recuperarla.

- No tiene porque agradecerlo.

-Se que no la vas a lastimar. Ella guarda su tristeza, ella piensa que si muestra lo triste que esta significa que esta siendo débil.

-Es una manera complicada de ver la vida.

-Así es ella. Bueno Daniel, fue un gusto hablar contigo.

-Igualmente, bueno me retiro, con permiso.

Salí de la casa de Linsey y camine hacia mi casa, subí a mi dormitorio y me recosté en mi cama. Tal vez vea a mi madre la próxima semana, ella esta en un viaje de negocios en Europa, la extraño aún que ya estoy acostumbrado. Me pare de la cama y fui hacia la ventana, me quede viendo la calle por un buen tiempo, de pronto vi a una chica que se acercaba a mi casa y se paro en la puerta, tenia el cabello largo y de color café, ella miro hacia la ventana y pude verle la cara, era Linsey. Ella toco la puerta y fui a abrir.

-Hola, Cromwell. ¿Puedo pasar?.- Me dijo.

-Adelante, Thompson.

Entro a mi casa y yo la lleve a la sala.

-¿Y que te trae por aqui?.- Le pregunte.

-Un chico que se quedo dormido ayer en mi casa dejo esta bolsa en mi habitacion.- Dijo entregandome la bolsa en la que estaba el libro que compre ayer.

-Gracias.

No hablamos, solo nos quedamos mirandonos, hay distintos tipos de silencios, esta el silencio incomodo, el silencio que se forma cuando esperas una respuesta al que yo llamo silencio desicivo pero tambien esta el silencio que no es desicivo, ni incomodo si no todo lo contrario, es como un silencio que hace que te sientas más cercano hacia la otra persona, no hay necesidad de hablar. Linsey rompio el silencio.

-Esto... Daniel, sobre lo que dijiste ayer.- Dijo con algo de nerviosismo.

Diablos, lo olvide, hay veces en las que desearia tener una cinta en la boca para que no me deje hablar, en otras palabras desearia no hablar de más.

Tocar las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora