Coincidencias

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-No se queden ahí idiotas -. Dijo la chica desde el suelo.

Ellos atacaron a Ayano, lo cual era una injusticia por lo que yo patee a uno de ellos no alcance a agarrar al otro y fue contra Ayano, ella esquivo los golpes y le dio un contragolpe.

Uno tan fuerte que salio volando hacía atrás y cayo al suelo como todo un saco de papas.

La chica intentaba levantarse aun, pero sus brazos temblaban al igual que sus piernas.

Ayano se acercó a ella y comenzó a patearla, ella no parecía tener ninguna expresión en su rostro solo odio, los chicos la miraban como si fuera un monstruo, al ver con la violencia con la que los golpeo a ellos y con la que aún golpea a la chica que lloraba por piedad, salieron corriendo dejándolas así, yo me decidí por separar a Ayano, la tome de los brazos para que no me pudiera dar ningún golpe a mi.

-Sueltame!! Dejame matarla!! así ninguna persona vera su horrible cara -.

-Espera Ayano -. Intentaba sujetarla pero era muy fuerte para su peso y tamaño -No vale la pena -. Ella se calmo lentamente.

Cuando ya estaba mas tranquila me decidí a soltarla.

-¿Ayano? -.

-¿Quien eres tu para llamarme por mi nombre? -. Dijo dando la vuelta y mirándome a los ojos.

-Eh!!... Bueno es que no sabia como llamarte y... -. Dije nervioso, su mirada era directa y demasiado seria.

-Dime Aishi-san -. Dijo aun seria, caminando hacia fuera de la plaza.

-Esta bien, Aishi-san ¿Estas mejor? -. Dije siguiéndola.

-¿Porque no lo estaría? -.

-Bueno estabas apunto de matar a esa chica y... -.

-Lo habría hecho si no me hubieras detenido -. Tome su mano, nos habíamos alejado un poco de la chica que estaba desmayada.

-No podemos dejarla así -.

-Es cierto, llevemos la a mi casa ahí estará bien -.  Dijo ella seria.

-Esta bien -.

...

La recostamos en el sillón.

-Listo!! Contento!! -. Ella estaba siendo sarcástica, y yo lo había notado.

-Si -. Dije mirando a la entrada, el papel que había metido el chico debajo de la puerta estaba intacto.

-Parece que recibiste algo -. Fui al lugar y me agache -Lo ví cuando entramos, toma -. Dije dirigiendo me a ella y entregándoselo.

-¿Que es? -. Dijo curiosa.

-No lo se, ¿Porque no lo ves? -. Lo tomo y lo leyó.

...

Salí de la casa, ella me acompaño amablemente a la puerta, la verdad es que no quería irme pero ya era muy tarde y la abuela se preocuparía.

Quería despedirme pero no sabia como hacerlo, y como respondería ella.

-Quiero darte las gracias -. Dijo débilmente, apenas audible.

-Eh... Yo... No es nada solo... -. Quería decirle que seguía a aquel chico pero algo me decía que él no quería que ella lo supiera -Solo pasaba por ahí... -.

Ella me dio un abrazo, el cual me hizo sonrojar.

-Adios -. Dijo y entro a su casa con la cabeza agachada.

Una sonrisa boba salia de mis labios por lo que intente detenerla poniendo mi mano, junto a la otra que iba hacia mi pecho que podía sentir mi acelerado corazón.

El Amor del CerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora