Deliciosa

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Ayano se levanto de su asiento y salio de la clase, se sentía asfixiada, por lo que salio al techo.

Llego al techo, de un ágil salto se subió al techo del reloj de la academia y grito.

-OSMA!!!! -.

Sabia que él no la escucharía, pero hasta ahora era lo único que ella podía hacer.

Sus piernas temblaron y no soportaron mas su peso haciendo que cayera arrodillada.

Su mundo nuevamente se estaba volviendo color negro.

Empezaba a tener algunos sentimientos hacia los chicos, no eran sentimientos amorosos, era correcto decir que ella solo se había acostumbrado a tenerlos cerca.

-Ayano!! -. Escucho que gritaron, en el techo de bajo de ella.

Miro hacia abajo con los ojos borrosos, solo veía manchas, así que no respondió.

-¿Puedes bajar de ahí? -. Le pregunto una voz conocida, pero ella no podía reconocerla por la lejanía.

Ella no sabia que la voz era de Ayato.

Él la miraba sorprendido, no sabia como había subido tan rápido a ese lugar tan alto, ya que ella es tan baja, Ayato corrió y subió rápidamente, casi se resbalo al subir, pero se recupero y abrazo a Ayano.

Ella reconocía ese calor, era imposible olvidarlo.

-Es mi culpa Ayato -. Dijo sollozando -Soy yo... Estoy maldita -.

-No no lo es... Solo se tomo un tiempo -. Dijo intentando calmarla.

-No... No lo se, ya no se en que creer -. Dijo apenas audible, sus sollozos evitaban que se le entendiera.

-Tranquila... -. La abrazo y le frotó la espalda, hasta que sus sollozos se calmaron, pregunto -¿Volvemos? -. La invito a volver a la clase.

-No... Solo... Me iré a casa -. Dijo levantándose y bajando de un salto.

Ayato solo la miro, fruncio el seño.

El no creía que el solo haya desaparecido.

Alguien estaba detrás de esto.

...

Ayano llego a casa y se dirigió a su habitación.

Se negaba a ignorar la idea de que todo había sido su culpa.

Abrió la puerta y entro, como siempre todo estaba oscuro.

Caminaba hacia su cama para intentar dormir lo que no pudo en la noche.

De repente sintió un pinchazo en el cuello y callo dormida.

...........

-Al fin te he encontrado -. Ayano estaba medio dormida, apenas escuchaba lo que su atacante decía.

Pero que le importaba ahora, solo quería seguir durmiendo para siempre, no le importaba si sus atacante la mataba.

-Crees que es divertido -. Dijo su atacante al ver la sonrisa de Ayano, una que decía "No me importa nada".

-La verdad... ya no lo se -. Ayano estaba perdida ya no podía saber que estaba bien y que estaba mal.

Ayano no podía reconocer a su atacante, pues su vista estaba nublada, aunque tampoco le importaría hacerlo.

-Entonces ¿no te importara lo que te haga? -. Ayano solo negó y dejo caer su cabeza, noto que estaba sobre una superficie plana y blanda, supuso que era su cama y no habían salido aun de su propia casa.

El Amor del CerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora