Capitulo 17: La Llegada del Infierno y el Cielo.

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La guerra estalló cuando una de los tanques lanzó su primera ataque. No fue nada avisado. Todos los vampiros empezaron a correr y Alexiane envolvió en llamas a los que estaban en frente.

   -¡Ataquen! –Grité en árabe para que los soldados empezaran a correr.

Los tanques desplomaban a una cantidad grande, mientras que los otros abrían fuego con sus ametralladoras. Alexiane los distraía y una manada de lobos se adelantó a la guerra.

Yo desvainé mi espada y corrí cortando a todos que se me encontraba en el camino, tenía que llegar a la torre. Todos me ayudaban a abrir el paso. Veía en cámara lenta la muerte de muchos soldados y la de los licántropos, tanto como a los vampiros.

Al llegar a la entrada Alexiane se detuvo para evitar que otros vampiros intervinieran.

   -Alexiane –dije a verla quemar a muchos vampiros.

   -Tu sigue, si algo te sucede te buscaré, te lo prometo.

Le sonreí y seguí corriendo por las escaleras. Veía como la torre se construía sola; las piedras frotaban formándose en cada rotura de la pared. Corrí hasta llegar a una gran puerta y de mi espalda se me presentó Lilith de la nada.

   -Hijo, llegaste a tu destino…

   -Sí, pero no para destruir el mundo, si no para salvarlo. –dije mientras abría la puerta, ella solo dio una sonrisa y se desvaneció.  

Había una alfombra roja que guiaba a un trono, parecido a la que yace mi parte negativa.

   -¿Cómo te has atrevido a llegar a mi santuario? –dijo Caín levantado su enorme espada.

   -¡Espera! Déjame que te expliqué –dije desvainando mi espada.

   -No tengo nada que escuchar, viniste para matarla…

   -¿Matarla?

   -No te hagas, ya la mataste una vez, no lo vas a volver hacer. –Caín empezó a atacar, pero yo lo esquivaba.

   -Quiero salvar el mundo.

   -Eso no fue lo que me dijeron los Vulturis.

   -¡No! Hermano ellos te están engañando, ellos quieren apoderarse de este planeta. –noté que detrás del trono se hallaba una mesa y una mujer acostada en ella. –Si me matas, solo volveré a nacer.

   -Pero te detendré por cierto tiempo hasta buscar la manera de matarte.

   -¿Te acuerdas cuando me lanzaste a la hoguera? Volví de la muerte y te perdoné, pero tu quisiste que la maldición callera en ti.

Me acercaba más a la mesa y noté que la que estaba acostada era Susan.

   -Hermano, si quieres mátame, pero no deja que mi amiga se valla.

Caín bajo la espada y me miró confundido.

   -¿Arriesgaría tu vida por una humana?

   -Claro que sí, no es la primera vez que lo hago y tú lo sabes.

   -Hermano, lo… siento…

Crónicas de Ráziel - El Secreto de un MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora