Capitulo 11: Revelaciones.

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   -Ráziel, no debes tardar tanto –dijo la niña de sus sueños.

   -No la escuches Ráziel, ella te está mintiendo –dijo la sombra que lo perturbaba desde un principio.

Me hallaba en un desierto oscuro y sombrío, solo se podía ver el cielo estrellado y escuchar el aire solar con fuerza.

La niña se acercó y le tomó la mano de Ráziel.

   -Me prometiste que me cuidarías. –dijo ella.

   -Ráziel, por última vez ¡despierta! –Exclamó la sombra que se tornaba cada vez más visible. –Despierta!  

De pronto recibí un fuerte golpe de parte de Edward que trataba de despertarme durante horas.   

   -¡Despierta! –Gritaba Edward por cada bofetada que le daba.

   -Ya desperté, no sigas. - sentía que el mundo se movía con brusquedad, apenas me pude reponer veía a Pricila tratando de detener a Edward.

   -Ya vamos a llegar –dijo Alice sentada en el otro extremo.

Estaba en un avión, no muy grande, pude reconocer a Edward, Carlisle y Alice, pero había otras personas que no había visto.

   -Ráziel, te presento el resto de mi familia –dijo Carlisle acercándose a él con dificulta por el movimiento del avión. –Ella es mi esposa Esme –dijo señalando un asiento trasero, ella saludo con una sonrisa forzada, parecía no estar cómoda por la situación. –ella es mi hija Rosalie, mi hijo Emett y Jasper. –los chicos saludaron con seriedad. – Ya vamos a llegar a Volterra, así que prepárate.

Luego de que Carlisle regresó a su asiento busqué mi espada con desesperación, pero Pricila la tenía en sus manos. Ella estaba sentada a su lado, cuando me fijé por completo, ya tenía una ropa muy abrigada, tapándole el cuerpo por completo. Era de día y todos se empezaban a colocarse pañuelos, guantes y bufandas.

Cuando aterrizamos me daba cuenta de que no estaba en un aeropuerto normal. Era una pista de aviones en el patio de una mansión. Todos bajamos del avión y Alice abría una paragua para tapar a Pricila hasta que entraran a la mansión.

   -¡Bienvenidos! –Saludo un hombre obeso, muy bien vestido con cadenas de oro y plata, en su mano brillaba cada uno de sus anillos, parecía muy presumido.

   -Gracias por invitarnos Dereth –dijo Carlisle.

   -No hay problema, ¿para qué están los amigos?. –dijo abrazando a Carlisle y dándole un beso en cada mejilla. –Por favor entre y siéntese cómodo.

A juzgar con su apariencia, era un vampiro, pero no me extrañaba, no creía lo recibiría un humano, ya que su existencia era un secreto.   

Todas las ventanas y persianas estaban cerradas, otras estaban pintadas de color negro, haciendo que el lugar se torne oscura totalmente, era alumbrado por faroles colgadas del techo.

   -¿Y quién es el niño? –Preguntó Dereth. –No huelo su sangre y no parece ser un vampiro. –dijo con intimidante mientras que sus ojos brillaban como la luz del sol.

   -El es Ráziel. Ya sabes el inmortal. –Respondió Carlisle. –Va a ir con nosotros a la fiesta esta noche.

   -Ja ja ja ja... Perdóname pero no recordaba que fueras tan gracioso. –se burló Dereth.

Crónicas de Ráziel - El Secreto de un MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora