Capitulo 1: Preguntas sin respuestas

2.2K 17 1
                                    

Caminaba por un bosque en medio de la noche, su aspecto era tenebroso; arboles sin hojas, la neblina tan espesa que no se podía ver por dónde iba. No estaba seguro lo que estaba haciendo en ese lugar o para qué, pero lo que si estaba seguro era que no podía hablar y mucho menos mover mi cuerpo, me movía solo aunque suene muy ilógico.

-¿Estás bien? -preguntó una niña que caminaba a mí lado.

¿Quién era esa niña? -me pregunte. No le dije nada o mejor dicho: no le podía decir nada; solo seguí caminando por el estrecho sendero que marcaba el camino. La pequeña agarró mi mano y note que estaba temblando, aunque su aspecto era de felicidad ¿Será por el frío? No me importó. Le calcule 12 años más o menos, pelo rojo como el fuego, blanca como la nieve. Yo en cambio era una persona adulto que no se afeitaba en años.

Luego de mucho caminar, me detuve frente a un gran árbol en la que se podía ver un agujero en sus raíces. La niña se adelantó a entrar sin decir nada. Yo solo me quedé tieso a esperar. No sé cuánto tiempo había pasado cuando una sombra llegó a mis espalda.

-¿Qué Esperas, porque no entras? -dijo.

El agujero era lo suficientemente grande para poder entrar, pero no podía moverme por más que quisiera. Creí que diría algo, pero no fue así, seguí callado y observé el agujero como si esperara que algo sucediera.

-Así que... -dijo el extraño acercándose un poco más.-¿No piensas hacer nada?. Es propio de ti. Sacrificas lo que más amas por solo obtener lo que quieres. -dijo con voz burlona.

¿Lo que más amo? Nunca había visto a esa niña en toda mi vida. ¿Cómo podría amarla?¿Qué diablos fue hacer en ese agujero?

-Ráziel, nunca vas a cambiar -dijo aproximándose a mi oído y sujetándome los hombros.-Siempre serás el hijo abandonado con sed de venganza. Tus manos están manchadas de sangre. ¿No quieres remediar tus pecados?

Mi cabeza empezaba a doler y dar vueltas, mientras que aquel desconocido me repetía una y otra vez si quería remediar mis pecados. Mi cuerpo estaba bañado en sudor y de pronto escuché los gritos de la pequeña niña dentro de ese agujero.

-Mi señor, ayúdame, ayúdame por favor! -gritaba mientras su mano llena de sangre salía del agujero. En ella sostenía una pieza brillante, pero no pude notar por completo lo que era, mis ojos estaban borrosos, quería ayudarla a salir pero mi cuerpo no reaccionaba.

Solo me quedé escuchando sus gritos desaparecer en lo profundo de ese agujero. La persona que estaba a mi espalda se reía sin cesar. Mi corazón latía con fuerza y de pronto sentí un gran golpe en la cabeza.

-Oye niño! No puedes dormir aquí, largo! -grito un hombre de mal humor.

Me había quedado dormido en la puerta de su casa. Me dolía mucho la cabeza y me di cuenta que fue gracias al señor y su gran paragua. Me levanté lo más rápido que pude, empecé a recoger mis cosas que no eran mucho por cierto y me largué de ahí.

-Diablo! Me sacó sangre -dije al tocar mi cabeza.

-Cuidado niño, esto no es un parque! -gritó un hombre que llevaba un barril de vino en su hombro.

-Lo lamento ¿Quiere que lo ayude?

-No quiero ayuda de nadie, lárgate!

Seguí mi camino a un lugar donde pueda lavar mi herida, y si tengo suerte a alguien que le pueda robar el desayuno. Así es: mi nombre es Ráziel, soy un chico de 14 años en el siglo XX; mis padres me abandonó cuando era apenas un bebe, me críe en una iglesia catolica con monjas y a los 9 años me fui de ese lugar. Ahora solo camino por el mundo en busca de una razón para no morir. Y la única razón por la que no he muerto es: por las extrañas pesadillas que he estado teniendo. Pero eso es solo una escusa.

Crónicas de Ráziel - El Secreto de un MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora