Primer Encuentro.

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―¡America, ¿Dónde estás?!― escucho a Celeste Gritar  por los pasillos de la oficina.

―¡Aquí!― grito esperando que me escuche y no tenga que levantarme de mi escritorio.

De pronto la puerta de mi despacho se abre dejando entrar a Celeste y Marlee.

―¿Aún no terminas?, se supone que debiste haber acabado a las 7:00 y ya son las 11:00― dice Marlee al ver todo el papeleo en mi escritorio.

―No aún no termino, Y ni pienso irme de aquí hasta tener listo mi caso del Lunes― digo Volviéndome a concentrar en los papeles que hay frente a mí.

―America, es viernes, tu caso es hasta el Lunes y mañana venimos medio día, lo cual te deja tiempo para terminar con tu caso.
Así que vas a dejar de lado todo esto y vas a venir con nosotras al Palacio.― Dice recogiendo todos los papeles y colocándolos en el archivero.

―Pero no estoy vestida para ir y...

―Nada de excusas America, sabíamos que ibas a poner mil y una excusas así que por eso fuimos a mi casa a traerte esto― me interrumpe Celeste mientras me obliga a levantarme y me tiende un vestido y un par de tacones.

Sé que no hay forma de evitarlas por lo cual no me queda más remedio que vestirme con lo que me dio Celeste.

Voy al baño y después de ponerme el vestido ridículamente corto, muy apenas y llega debajo de mi trasero y por más que intento bajarlo el vestido no coopera, al contrario, entre más lo bajo parece que más sube y los tacones son más altos de los que acostumbro a usar.

Deshago la coleta que llevaba y mi cabello cae en ondas haciendo que ya no tenga que cepillarlo, me coloco un poco de mascara, delineador, y un poco de labial rosa, cuando salgo Celeste dice.

―Ahora sí ya te ves más decente para salir a divertirte un rato.

―Escuchen bien las dos, si llego a perder este caso por culpa de ustedes van a saber lo que es verme enojada― las amenazo.

―Ay America, Todas sabemos que a pesar de que siempre dices lo mismo, nunca has perdido un caso, y esta vez no será la excepción, además llevas toda la semana estresándote con ello así que ya es hora de que te olvides de todo ello y vayas a divertirte un poco― Dice Marlee mientras nos vamos al auto de Celeste.

Es cierto, en mis cinco años de carrera nunca he perdido un caso, a pesar de tener los casos más difíciles que se han visto en el Buffet.

He visto a las familias más unidas pelearse por dinero provocando que nunca más vuelvan a dirigirse siquiera la vista.

He visto a los matrimonios más felices poner fin a sus vidas de casados.

He encerrado a los peores criminales.

He salvado a las mejores empresas de caer en la ruina.

Y todo esto gracias a mi código moral:
"Nunca Involucres Tus Sentimientos Con Tus Clientes"

Esto lo aprendí a todas las veces que he estado en la corte, he visto a hasta el mejor abogado con años practica quebrarse al escuchar la historia de si cliente o su contrincante haciéndoles perder el caso.

Por ello, según Marlee y Celeste, cuando pongo un pie en la corte me convierto en una Perra fría sin corazón.

Pero no me importa si eso me ayuda a ganar el caso.

Durante el viaje hasta el Palacio, que es la más lujosa y concurrida discoteca de la ciudad, a la cual mínimo una vez al mes hacemos una visita, nos la pasamos cantando a todo pulmón llamando la atención de más de una persona que nos mira de forma extraña a través de la ventana del auto debido a los gestos que estamos haciendo.

Cuando llegamos no hacemos fila para entrar debido a las "habilidades" de Celeste, en cuanto llegamos a la barra pedimos un Vodka con Coca-Cola para cada una.

Después de un par de vasos, acepto que lo que decían mis amigas de que era cierto que necesitaba despejarme un rato, en las últimas horas me he reído más de lo que lo hice toda la semana.

―Enserio no saben cuánto les agradezco que me hayan obligado a venir, hace mucho que no me divertía así― digo.

―Agradécenos cuando hayas conseguido alguien con quien acostarte esta noche, porque hasta entonces mi trabajo no está terminado― dice Celeste.

―Celeste, sabes que no he estado con alguien desde que terminé con Aspen― le digo seria.

―Sí y de eso ya un año― dice entre dientes.

―Mira el que tu consigas a alguien con quien acostarte por todo un mes, no quiere decir que yo también lo haga, ya sabes que yo no soy así― digo tomándome mi vaso de un trago.

―Exacto, y por eso no nos vamos a ir de aquí hasta que consigas alguien esta noche, he dicho― dice dando por concluida nuestra conversación.

―Pues Creo que ya va a ser hora de irnos Celeste, porque America ya captó la atención de cierto rubio que está detrás de nosotras― dice Marlee ya ebria, señalando a un joven rubio muy atractivo para ser sincera, que nos observa o mejor dicho me observa atento.

―Marlee no creo que...― comienzo a decir.

―Mira Ahí Viene― me interrumpe emocionada.

Y es cierto cuando menos me lo espero ya está junto a nosotras.

―Buenas noches señoritas, ¿Qué hacen aquí solas un viernes por la noche?― dice.

―Pues Vinimos a hacer que nuestra amiga America se despejara un rato― me señala Celeste.

―En ese caso, entonces permítanme invitarles unos tragos― dice mirándome fijamente haciendo que me sonroje.

―Muchas gracias por la oferta, pero mi amiga y yo tendremos que declinar la oferta, tenemos que irnos, pero creo que America, estará más que encantada― Celeste ayuda a Marlee a mantenerse en pie y ambas desaparecen del lugar antes de que pueda poner objeción alguna, dejándome sola con el extraño y maldiciéndolas por ello.

―¿Tu no me vas a rechazar la bebida, verdad?― pregunta curioso.

―Creo que solo seremos nosotros...― respondo dejando la frase inconclusa al no saber su nombre.

―Maxon― dice dirigiéndome una sonrisa que muestra sus dientes blancos.

Pide las bebidas y después de un par acompañadas de pláticas sin sentido, siento como coloca sus brazos a mis costados, Acorralándome contra la barra, dejando su rostro a escasos centímetros del mío, si en estos momentos estuviera completamente sobria hubiera gritado mientras intentaba alejarme de él, pero como no es así, coloco mis brazos detrás de su nuca y comienzo a besarlo.
Siento sus manos colocarse sobre mi cintura mientras profundiza el beso, seguimos un rato así hasta que nos separamos por la falta de aire y murmuro un su oído.

―Creo que habrá que ir a un lugar más íntimo― digo mientras comienzo a besar su cuello.

No sé cómo llegamos a su auto y mucho menos al hotel, puesto que en lo único que me concentré en el camino era en como acariciaba mis piernas hasta el interior de mis muslos pero no hasta llegar a mi intimidad.

―Habitación 378― escucho decir a la recepcionista con voz cansada, quien al parecer no es la primera vez en la noche que ve a una pareja como nosotros.

En cuanto llegamos al elevador comenzamos a besarnos como lo hicimos en la discoteca.

Comienzo a desabrochar los primeros botones de su camisa, y sin que se dé cuenta tomo la llave de la habitación justo cuando se abren las puertas.

―No habrá nada más hasta que estemos en la habitación― digo mostrándole la llave y saliendo rápidamente para llegar a la habitación.

No tarda en alcanzarme y en cuanto entramos a la habitación cierra la puerta detrás de nosotros y me apoya contra ella mientras me besa y me levanta en brazos y yo lo abrazo con mis piernas haciendo que mi vestido ya esté arremangado hasta mi cintura dejando mis bragas al descubierto.

En ningún momento rompemos el beso hasta que siento que hace mis bragas a un lado y comienza a acariciar mi intimidad haciéndome gemir de placer.
Él aprovecha esto para comenzar a besar mi cuello, siento como sus dedos entran y salen frenéticamente de mi interior hasta que mi cuerpo ya no lo soporta más provocándome un orgasmo.

Apoyo mi cabeza contra si hombro tratando de recuperar la respiración, siento como me recuesta en la cama y me quita el vestido dejándome solo en ropa interior.

Lo tomo del cuello de la camisa para obligarlo a besarme, termino de desabrochar su camisa dejando a la vista su marcado abdomen por el cual inmediatamente paso mis manos.

El resto de mi ropa desaparece de mi cuerpo dejándome completamente desnuda, reparte besos por todo mi cuerpo los cuales a veces son remplazados por sus dientes mordiéndome ligeramente hasta que llega a mi intimidad y no duda ni un segundo en besarme en ese lugar a la vez que introduce su lengua y sus dedos haciéndome llegar a un orgasmo mucho más fuerte que el anterior.

El resto de su ropa no tarda en quedar tirada en la habitación, y él tampoco tarda en colocarse un condón y entrar en mí.
Las embestidas van aumentando de intensidad hasta que ambos alcanzamos el orgasmo, y él se desploma a mi lado.

―Hay que repetir este encuentro― dice recuperándose del orgasmo.

―Sí― es lo único que puedo decir agradeciéndole mentalmente a Celeste y Marlee por haberme obligado a salir esta noche.

No había tenido una igual en meses.


Anything Could Happen (Merxon) (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora