Último Encuentro.

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"Ahora no me queda más remedio que seguir con mi trabajo y aplicar mi “Código Moral” y
terminar mi relación con él de una vez por todas."

—Solamente hay una forma para evitar que tu esposa te quite tu dinero al igual que la custodia de tus hijos y que yo pueda mantener mi profesionalidad en mi trabajo, tendré que llevar acabo algo que llamo "mi código Moral"― digo pensando en que me voy a arrepentir de esto.

― ¿Código Moral? ¿Qué significa eso?― pregunta confundido.

―Es una regla que me impuse el día en que me gradué de la universidad y  comencé a trabajar en el bufete, con tal de asegurar el éxito en mi trabajo juré que nunca iba a involucrar mis sentimientos en un caso ya fuera con mis clientes o mis adversarios, puesto que en varios juicios de los que he sido testigo siempre ocurre los mismo, el abogado fuera del lado en que estuviera, bajaba la guardia al conmoverse con la historia que contara quien estuviera en el estrado, lo cual muchas veces ni es verdad y es un juramento que he cumplido hasta el día de hoy.

― ¿Entonces quieres decir que...?

—Que ya no podemos seguir viéndonos— Concluyo seria.

Me mira serio por unos minutos, procesando lo que acabo de decirle, incapaz de decir algo al respecto.

—No—. Dice pasados unos minutos.

—No tenemos otra opción.

—Claro que tiene que haberla, siempre hay otra opción.

—Pues no la hay, nos encontramos de manos atadas, cualquier movimiento en falso hará que todo se vaya a la mierda.

― ¿Por Cuánto Tiempo?

―No sé, así como pueden ser días, pueden ser semanas, meses o años, cada divorcio es diferente.

―Entonces ya es todo, hasta pronto― Dice mientras se aproxima para darme un beso, pero antes de que lo haga coloco una mano sobre su pecho y lo alejo de mí mientras digo.

―No― digo en un susurro, sin poder aumentar el tono de mi voz sin que esta se quiebre.

Asiente, sabiendo que lo más sano para ambos, para luego salir de la oficina, no sin antes dirigirme un mirada llena de dolor.

Cuando sé que ya está lo suficientemente lejos como para no escucharme me permito derrumbarme, dejo que las lágrimas corran libremente por mi rostro.

Por primera vez en años me arrepiento de mi código moral, sé que nadie me obliga a llevarlo a cabo, pero esta vez lo aplico no por gusto sino porque debo hacerlo, ya que si no lo hago lo más seguro es que si mi jefe se entera que mantengo una relación amorosa  con el cliente de mi adversario, terminará despidiéndome.

Además del hecho de que si la esposa de Maxon se entera de que él si tiene en realidad una amante, ella no dudará ni un segundo en dejarlo en la calle sin ningún centavo.

Tampoco puedo evitar maldecir mi suerte, debido a que nunca he tenido una relación  "normal" puesto que siempre hay algo que me obliga a terminar con dicha relación, y ésta última que creí que era la indicada, terminó debido a una mentira y a mi estupidez por creer todo lo que me dicen, sin averiguar si es cierto o no, lo cual es ilógico debido a que es en lo que se basa parte de mi trabajo.

—America, ¿Ya te vas? vimos a Maxon saliendo de tu oficina— dice Celeste, seguida de Marlee, ambas alegres abriéndose paso al lugar.

Al verme con el rostro hinchado y lleno de lágrimas su expresión cambia drásticamente.

― ¿Qué fue lo que te hizo ese maldito infeliz?― Pregunta Marlee inmediatamente.

―Si quieres que le demos su merecido aún podemos alcanzarlo, no hace mucho que lo vimos tomar el ascensor― Dice Celeste asomándose al pasillo, preparada para que le permita cumplir sus palabras.

―No, él no tiene la culpa, en parte sí, aunque también mía.

― ¿Qué Pasó?― pregunta Celeste.

―Pues, Adivina de quién es el divorcio del cual no quisiste hacerte cargo— digo sarcástica.

― ¿De él?― pregunta sorprendida.

― ¿No habías dicho que era soltero?— Pregunta Marlee.

―Eso me hizo creer, pero hace una hora me enteré que no era así. Lleva 7 años casado y tiene dos hijos de 5 y 3 años― explico.

― ¿Entonces tú eres la amante?

―No, porque supuestamente él comenzó a salir conmigo después de que dejó de vivir con su esposa, eso fue antes de que comenzarán legalmente con su divorcio.

― ¿Entonces cuál es el problema?, a ti no te afecta en nada porque ya no estás arruinando un matrimonio, es más nunca lo hiciste― dice Celeste molesta.

―Digamos que sí hay un problema, Maxon y su esposa han decidido separarse debido a que ella está aferrada a la idea de que él tiene una amante, mucho antes de que nos conociéramos, y ella está buscando una manera de confirmar sus sospechas para poder quitarle su dinero y la custodia de sus hijos.

― ¿Y eso qué? ¿No acabas de decir que no eres la amante?

―Celeste, sabes que mientras exista un papel que diga que Maxon está casado y mantiene una relación con America, así que por más que lo nieguen son amantes ante los ojos de la ley―le explica Marlee.

―Gracias Marlee, Ahora ya entienden en la situación en que me encuentro.

― ¿Y qué es lo que van a hacer?

―Creo que es más que obvio, hemos decidido dejar de vernos para el bien de ambos― digo tratando que mi voz siga firme.

― ¿Pero por qué? Pudieron encontrar otra forma…― Comienza a decir pero la interrumpe Celeste quien estaba atenta a la expresión en mi rostro.

― ¿Es debido a tu maldito código, verdad?― no necesito decir nada al respecto puesto que no tiene sentido negarlo ―Siempre te hemos dicho que ese código no te iba a dejar nada bueno, sí te ha ayudado a llegar hasta donde estás ahorita en tu trabajo, pero tampoco es bueno guardarse los sentimientos ya ves lo que estás sufriendo en estos momentos.

Celeste siempre tan sincera y directa con sus comentarios, pero lo peor del caso es que no hay forma de contradecirla.

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Durante toda la semana mí días se volvieron de lo más rutinarios y aburridos posibles, por más que tomo todo el trabajo que me es posible con tal de entretenerme en algo, pero al final del día siempre tengo que hacer algo relacionado con el divorcio de Maxon, haciendo que la tristeza haga acto de presencia.

Hasta que un día algo inesperado sucede.

Cuando voy saliendo del edificio para subir a mi automóvil y así poder irme a mi apartamento, siento que me toman del brazo, haciéndome girar, quedando arrinconada entre mi auto, levanto la mirada para saber de quién se trata.

Se trata de Maxon, quien al parecer también la ha pasado mal durante la última semana, me mira con los ojos llenos de deseo, al igual que la primera vez que nos conocimos.

Comienza a besarme de forma apasionada, por lo cual no me doy cuenta que tomó las llaves de mi auto hasta que me toma en brazos, sin dejar de besarme y me sube al auto.

Vamos al hotel que fuimos durante nuestro primer encuentro, y al igual que aquella vez no dejamos de besarnos y acariciarnos apasionadamente.

Hacemos el amor incontables veces hasta que caemos rendidos gracias al cansancio.

A la mañana siguiente me despierto antes que él y me voy sin dejar nota alguna, sabiendo que ese fue nuestro último encuentro por tiempo indefinido.







Anything Could Happen (Merxon) (La Selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora