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Mi amor por él no se hizo cenizas quemando ese estúpido examen. Pero fue algo de lo más liberador, como romper unos grilletes que asfixiaban mis manos. Seguiré toda la vida recordándole, esbozando esa risa bobalicona cada vez que le vea, temblando como un flan cada vez que me hable, pero debemos tomar rumbos distintos. No puedo estar 9 de los 12 meses del año hablando tras una pantalla. Me he planteado varias soluciones como ser una pareja liberal o ser amigos con derecho pero creo que la mejor es hacer como si nada hubiera pasado.

Pasaron días y días, podría jurar que hasta un par de semanas y aunque saliese muy a menudo no podía toparme con el abuelo de Ancel, no lo encontraba por ningún sitio. Parecía que lo había engullido la tierra. Quería hablar con él y conocer acerca de si la llegada de Ancel sería próxima, dejarlo todo claro de una jodida vez. Saber que todo está bien y conocer si esa chica era su novia. Porque si en efecto lo era, debía de apartarme. A ninguna chica le gusta que su novio y su ex sean amigos.

Volvía de comprar el pan, aferrándolo contra mi cuerpo, creí no necesitar una bolsa para dos míseras barras. Y entonces su abuelo volvió a aparecer ,mediante una visual lo pude reconocer con su característico tabaco en la boca y un aspecto más débil, se le veía moverse con dificultad y su estado de salud últimamente me ha preocupado mucho. Pero siempre con su constante amabilidad esbozaba su particular sonrisa cargada de noticias.

-Hola, buenos días- comienzo a hablar.

-Buenos días- corresponde mi saludo- me parece que es la primera vez en casi 18 años que usted comienza la conversación.

Río y asiento, me dispongo a preguntar.

-¿Qué tal va todo?

-Me disponía a ir a la casa de arriba, hace unas semanas estuvo aquí mi hermana con su nieta, es de tu misma edad, seguro que os llevariais bien. Ahora me toca adecentarla para el resto que vendrán poco a poco.

Entonces recapacito, o sea, que la tabla de planchar de vestido rosa es su sobrina-nieta. Que alivio...pero no entiendo el por qué de ese alivio. Ancel ya no es mío ni tampoco creo que quiera que lo vuelva a ser. Esta espina clavada no puede quedarse más tiempo.

-Bueno, le voy a ayudar con esas bolsas- señalé las bolsas que cargaba, era material de limpieza pero debía pesar una barbarie a juzgar por la mueca que expresaba su cara.

-No...aunque no lo creas este viejo decrépito aún puede llevar las bolsas.

-Insisto, sabe que esas escaleras son interminables y me pilla de camino a donde iba a ir.

-Entonces acepto-.

Me cedió las bolsas y le di el pan para que lo llevase él. Esas barras eran más livianas que lo que él llevaba.

Me habló de Ancel y de que aún no tiene realmente claro que quiere estudiar. El turismo siempre fue su pasión, pero también le gustaría ir por derecho. También de su sobrina-nieta al parecer quiere estudiar algo de la rama de abogacía. Dijo de broma que entre su hermana y él hay una especie de pique para ver cual de los nietos es mejor.

Llegamos e hicimos el intercambio.

-Pues bueno, me voy.

-¿Te aviso cuando él llegue?

-Mejor no, soy partidaria del destino. Es una manía mía pero prefiero que el destino decida por él y por mi.

-Es algo bastante raro a decir verdad, pero bueno gracias por ayudarme con esto.

-De nada.

Bajo de nuevo, me quedo quieta, en shock. Estoy justo delante del muro en el que se sentaba Ancel. Una sonrisa aparece en mis labios, melancolía supongo. Pensé en hace 7 años atrás. Ahora las piernas casi le llegan al suelo cuando se sienta ahí. Pruebo a sentarme, pero no es lo mismo. Ni rastro de esos niños que se raspaban las rodillas jugando a fútbol, ni de los intercambios de cromos...la calle está desierta. Siento que todo ha cambiado en los últimos años...

Otra vez pesadillas, no sé que pasa últimamente. Esta es algo diferente a la de la última vez. El ambiente es una discoteca, pero al aire libre, no hay techo. Mucha gente bailando y estoy cerca de la cabina del disjockey dónde la música golpea más fuerte, el suelo hasta vibra. Estoy arreglada, un vestido negro a la altura de los muslos, los labios de rojo... comienzo bailar sola en la pista(o al menos un intento de baile). Unas manos invaden mis caderas y me aferran a su cuerpo. Me viro es Ancel. Comienza a hablar en perfecto español: he venido a buscarte, vámonos tú y yo. Le miro a los ojos brillan debido a la luz. Su mano acaricia mi mejilla sintiendo un cosquilleo en esta cuando aparta su mano. Mis labios curvan una sonrisa, él se acerca aún más quedando a milímetros. Noto que alguien nos ve y es Nick con cara de pocos amigos, siento que tiene el corazón roto. Reconocería esa cara de corazón roto mil y un veces, ya la he visto antes. Nick toma mi mano y me gira 180 grados dice: por qué vas a creerle, te ha lastimado, yo nunca lo haría. Ancel se dirige esta vez a Nick: lo hiciste cuando te fuiste con la zorrita de Hayley, ¡no sabes lo destrozada que estuvo!. Estoy asusada, retrocedo otro par de pasos y un chico un poco borracho me atrapa se parece un poco a un amigo de la infancia, mientras Ancel y Nick se pelean, no llegan a las manos pero si se insultan, este me comienza a tocar y tengo bastante miedo de que se sobrepase. No se me oye pedir ayuda porque la música cada vez está más alta y los chicos siguen peleando. "Sueltala, gilipollas" se oye, esta voz me es familiar. Es Ethan. Tira de mi y me saca fuera.

-No dejes que te hagan eso- dice Ethan

-¿Cómo me encontraste?

-Dijiste que solías frecuentar este local y vine para verte.

-Dios gracias- le abrazo

y todo se vuelve luminoso de nuevo, abro los párpados debido al miedo.

Despierto, enciendo la luz del reloj, 5:50 de la mañana. Ha sido una pesadilla, y menuda pesadilla. La almohada tiene como lágrimas. Espero no haber gritado durante mi sueño. Debería alejarme de lo que me está dando esos sustos. Es hora de cortar estas pesadillas de raíz.

Entre dos mundos (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora