La lectora será especificada como (1) para nombre completo y (2) para un apodo o nombre recortado. El apellido es designado por la escritora.
Tipo: oneshot.
Psd: hago una pequeña aparición :3
(...)
El toque de queda da inicio nuevamente, y como todas las chicas del turno diurno iban a ver los chicos de la clase nocturna, y ahí estaba ella tratando de pasar entre las chicas y poder ver a los chicos.
—Permiso.
Su voz sonó bajo entre todo el griterío, apretujada donde estaba pudo ver a los chicos de la clase nocturna aparecer, sus mejillas se sonrojaron al ver a Shinki, aquel chico de cabellos rojizos y ojos celestes.
Y el griterío aumentó cuando Kaname Kuran salió por la puerta acompañado de su guardaespaldas. Tanto que la pobre (1) terminó dentro de ese espacio donde ellos pasaban tirada de rodillas.
—¡Ay!
—¡Oigan! ¡Tengan cuidado!
Zero Kiryuu gritó asustando a las chicas que estaban cerca, ayudó a (1) a levantarse al instante se acercó Yuuki Cross, ella junto a Zero hacen de guardianes de la clase Nocturna durante la noche.
—¿Estás bien?—preguntó Zero.
—S-Sí, gracias.
—Debes tener mas cuidado.
—¡Tu rodilla está sangrando!
La alerta que dio Yuuki alertó a todos... No por estar preocupados, si no por su sed de sangre, la de pelo corto sabiendo esto llevó a (1) a la enfermería y curó de su rodilla.
—Gracias Yuuki-san.
—Por nada.
La chica miraba a Yuuki que guardaba las cosas en el botiquín, lo hacía con una sonrisa.
—Oye Yuuki-san—la chica la miró —. Sé que es inútil pedir algo como esto, pero quiero intentarlo. ¿Puede ser posible que ésta noche pueda ver a Shinki?
Ella sonrió, entendía esa mirada perfectamente.
—Lo siento, sé como te sientes, pero es imposible.
—¿Usted también tiene un amor no correspondido Yuuki-san?
Aquella castaña de pelo corto comenzó a ponerse nerviosa, decía cosas sin sentido, se calmó suspirando para decirle a la chica.
—Sí, tengo un amor no correspondido.
—¿Puedo sabe quién es?
—Es Kaname-senpai.
—¿Kaname-san? Vaya, no sabía que te gustaban los misteriosos.
—No es misterioso, es reservado, pero si lo llegaras a conocer seguramente cambias de opinión.
Y con esas palabras y con una triste expresión la castaña de pelo corto salió de la enfermería, dejando a (1) sola en la enfermería.
Ella miró por la ventana, las luces del campus se iban prendiendo de a poco, y las estrellas comenzaban a llenar el cielo, suspiró y se levantó de aquel pequeño asiento y salió hacia su habitación donde una chica de cabellos oscuros y ojos marrones se encontraba haciendo su tarea.
—Ya estoy aquí—dijo (1) desanimada.
—Hola, llegaste tarde ¿pudiste hablar con él acaso?—preguntó Migu, su compañera de cuarto, sin apartar la mirada de su cuaderno de química.
—No, me golpeé la rodilla y Yuuki-san me ayudó.
Aquella chica se echó sobre su cama sin importar si su rodilla dolía.
—Anímate (2)-chan, ya vas a poder hablar con él—dijo Migu ésta vez mirándola.
—Mañana lo intentaré.
(...)
Daba vueltas en su cama, no se podía dormir, tenía que hablar con él.
Se levantó sin hacer ruido para no despertar a su amiga, se puso ropa y un abrigo y salió de las habitaciones, se puso entre los árboles dónde pudo ver que Yuuki discutía con unos alumnos de la clase nocturna y que había chicas de la clase diurna ahí eufóricas por ver a los chicos.
—¿Qué está pasando?—susurró para sí y sintió una presencia, pero al voltear no encontró a nada ni nadie. Volteó para seguir observando pero se encontró con unos ojos celestes.
Retrocedió ahogando un grito, el chico que le gustaba estaba frente a ella.
—S-Senri.
—No tienes porque estar aquí, ve a tu habitación.
—A-Ah, yo, este—se estaba poniendo nerviosa, miro el suelo a sus pies, no quería que él la viera de esa manera—. ¿Sabes? Yo..
Fue interrumpida ya que él la tomó en brazos llevándola cerca de los edificios de los dormitorios de las chicas.
La bajó delicadamente y la miró serio.
—No debes salir de noche, sería malo que te pasara algo.
—Gracias, pero...yo quería verte para decirte algo.
—Te escucho.
Lo miró, estaba serio, no mostraba nerviosismo ni nada por el estilo, la única que estaba nerviosa era ella, tomó aire y se relajó.
—Usted me gusta Senri.
El chico abrió los ojos, era raro que se le declararan...excluyendo los gritos de las chicas en el toque de queda.
—Gracias, ahora, debes entrar, es peligroso.
—P-Pero..yo.
Él se acercó y besó su mejilla.
—En serio, debes entrar, mañana puedes ir a verme en el toque de queda, te voy a esperar.
Y sin más se alejó, la chica lo miró por última vez y subió a su habitación, cerró la puerta con cuidado, se cambió a sus ropas de dormir y se acostó.
—Tenía olor a chocolate—susurró para sí y cerró sus ojos, pensando en ese pequeño beso, y que de seguro haría lo imposible para que fueran muchos más.
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