Shin-Ah.

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Tipo: Oneshot.

Personaje por lectora.

(1): nombre completo, ejemplo: Luciana.

(2): sobrenombre o nombre acortado, ejemplo: Lu, Luci, Ana.

(...)

—Shin-Ah...oye Shin-Ah, despierta, es hora de desayunar.

El dragón azul fue abriendo sus ojos detrás de máscara.

—¿Abriste los ojos?—preguntó la chica risueña.

El dragón azul sólo asintió con un leve "sí".

—Bien, te esperamos, vamos Ao.

La ardilla saltó al hombro de (1) y ella salió de la carpa.

Shin-Ah se sentó y se sacó la máscara, dejando ver esos ojos amarillos heredados del antiguo dragón azul.

(...)

Todos de la escuadrón de "el dragón oscuro y el feliz grupo de los hambrientos" siguieron su recorrido hacia las aldeas pobres para poder ayudarles, a un costado Shin-Ah, miraba a (1) que hablaba alegremente con Yona sobre como usar una katana. Nuestro querido dragón azul recuerda con exactitud la llegada de la chica.

El grupo de Yona habían llegado a una villa, dónde buscaban a alguna persona para poder saber dónde estaban y por supuesto ayudarlos. Pero en la tarea de encontrar a alguien una chica de pelo castaño oscuro largo, lacio y desaliñado, con ropas sucias y rotas atacó a Yona apuntando con el filo de una katana a su cuello.

—N-No intenten nada, si...si lo hacen le corto el cuello.

Yona miraba con atención y calma a la muchacha, su mano y cuerpo temblaba. Hak hizo un movimiento de sacar su arma pero la princesa lo detuvo. Aquella chica la soltó dejando su arma a un lado y comenzando a llorar repitiendo una y otra vez "no puedo".

Yona se sacó su capucha y se la puso en la espalda a la muchacha y la abrazó.

—Tranquila, no tienes porque hacer esto, nosotros te ayudaremos.

La chica la miró con ojos llorosos y ahí pudo ver que sus ojos eran de un hermoso color miel.

—¿Cuál es tu nombre?—preguntó Yona.

—(1)...Shinohana.

—Yo soy Yona, es un gusto, ven, levántate.

Yona le preguntó sobre el jefe de la tribu a lo que ella respondió que fue brutalmente asesinado y los asesinos dejaron en quiebra a toda la tribu.

El grupo ayudó a los aldeanos con comida y agua, además de dejarles semillas para que comenzaran una nueva cosecha y los ayudaron con los pueblerinos enfermos.

Desde entonces (1) ha formado parte del grupo comenzando así una aventura con ellos. A la muchacha le compraron ropa, arreglaron su pelo y le ofrecieron a que se quedaran con ellos en todos los viajes que realizarían, con la condición de proteger a Yona con su habilidad con la Katana y su gran agilidad para la defensa personal.

—¿Y tu eres de la tribu?—preguntó Hak mientras caminaban.

—No, yo llegué a la tribu después de que despojaran de mi posesión de un templo.

—¿Templo?—cuestionó Yoon.

—Sí, era la futura heredera de un templo, pero mis padres fallecieron en un accidente a un viaje a un castillo, unos generales vinieron al templo sacando de ahí a toda la gente que trabajaba, abusaban de las doncellas e intentaron asesinarme. Pero con mi Katana pude defenderme y escapar, y llegue aquí poco después.

(....)

Shin-Ah sintió una atracción por aquella muchacha, su habilidad con la katana era de alguien inhumano, era sigilosa, audaz y decidida. No dudaba en matar a alguien y sabía la diferencia entre matar y herir. Además de que se sintió feliz al ver que no era el único que sabía manejar una espada (a excepción de Hak, por supuesto).

Shin-Ah estaba caminando hacia el prado que había cerca de donde estaban acampando y se encontró con (1) ahí acostada mirando las estrellas con una sonrisa.

—Ah, Shin-Ah—dijo la chica al verlo.

El chico se dio la vuelta dispuesto a irse pero la chica lo detuvo.

—No te preocupes, ven siéntate conmigo.

El chico se sentó a un lado de ella y juntos contemplaban las estrellas.

—¿Sabes? Mi padre siempre me decía que la gente que una vez fueron importantes en nuestras vidas nos observan desde el cielo en forma de estrellas, nos protege y nos guía en todo momento, pienso que mi padre y mi madre están juntos ahí arriba protegiéndome—dijo con una sonrisa.

Shin-Ah se perdió en aquella sonrisa, una sonrisa de tristeza y nostalgia, miró el cielo pensando en lo que ella dijo y la imagen del antiguo dragón azul se le vino a la mente y pensó "de seguro él me está protegiendo".

—Oye Shin-Ah ¿tienes alguien especial que te esté protegiendo desde el cielo?

—Sí.

—Eso en bueno. 

—(1).

—¿Sí?

—Cuándo yo me muera ¿puedo protegerte desde el cielo?

—Claro Shin-Ah. Siempre y en todas las vidas que quieras. ¿Sabes algo? Te aprecio mucho Shin-Ah, y quisiera que por una vez poder ver tu ojos.

—No, puedo hacerte daño.

—Cree en ti, no lo harás si así lo deseas.

Ella se acercó un poco y tomó la máscara entre sus manos sacándola de la cara del dragón, al hacerlo rió un poco.

—No hagas eso Shin-Ah, abre tus ojos.

—Tengo miedo.

(1) lo tomó de la mano y le dijo:

—Trata de superarlo, yo sé que puedes.

Poco a poco fue abriendo los ojos encontrándose con los de ella una vez abiertos por completo. La chica sonrió con dulzura al ver que él temblaba.

—Son..hermosos, tal como los imaginé.

Lo abrazó tratando de tranquilizarlo un poco, él correspondió sintiendo que todo el miedo y los nervios se esfumaban a más tiempo pasaban abrazados.

—Te quiero Shin-Ah y mucho, gracias por mostrarme tus ojos.

—Te quiero Shin-Ah y mucho, gracias por mostrarme tus ojos

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