Capítulo VI

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No había pasado tanto tiempo desde que todos se habían ido a dormir en aquel castillo. Eren seguía removiéndose en su cama, buscando la manera de poder cerrar sus ojos. Pero, por más que deseaba dormir, su cuerpo estallaba. La ansiedad que sentía era demasiada, no sabía cómo canalizarla o algo que le fuera un consuelo.

Dentro de un par de días se encaminaría a la parte norte de la Muralla Rose con sus amigos y nadie más. Ni siquiera con el escuadrón de Levi ni el mismo Levi le acompañaría. Apretó con fuerza aquel pañuelo que seguía con él. Temía que durante el viaje algo malo ocurriera, ya fuera que él se saliera de control o que les emboscaran o algo. No podía siquiera pensar en aquello, ya que su corazón latía desbocado y la ansiedad aumentaba. Tenía la esperanza que alguien llegara y le dijera que era broma, que aquel viaje no ocurriría, pero aquel alguien nunca llegó.

No obstante, había algo que todavía le intrigaba más: ¿por qué le mandaban al norte? Algo le decía que no era una buena señal... ¿le querían ocultar? ¿Querían exterminarlo sin que nadie supiera? ¿Qué querían de él?

No pasó mucho cuando escuchó que la puerta de su celda fue abierta. Con pereza se sentó en su improvisada cama, frotándose los ojos simulando que acaba de despertarse. Sin más, se acomodó sus ropas y salió de su celda. Grande fue su sorpresa cuando se topó con Jean esperándole fuera.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó Eren, completamente a la defensiva.

Por otra parte, Jean resopló hastiado de la actitud altanera del otro y sólo se limitó a girarse y subir las escaleras.

Eren, desconfiado, cerró tras de sí la puerta de metal y siguió los pasos de Jean. El camino al comedor fue incómodo para ambos, quienes demostraban su molestia en su caminar y en su rostro. Ceños fruncidos y muecas de fastidio, era lo que les delataba. Se detestaban a muerte...o al menos eso parecía.

Pronto llegaron al comedor y los leves murmullos fueron escuchados. Escuchar otras voces, a parte de las del escuadrón de Levi, le cohibían en cierta manera, puesto que no estaba acostumbrado. Su mirada se paseó por toda la mesa hasta que dio con la cabecera de la misma, esperaba que allí se encontrara (por fin) Levi, pero su ilusión se esfumó al instante en que notó que Hanji era la que estaba sentada en aquel lugar.

En silencio tomó sus alimentos, escuchando la conversación que reinaba en la mesa. Hanji era la que más participaba, ya que el tema tenía cierta relación con los titanes y en cómo debían de actuar en la próxima expedición. Fue el primero en terminar su comida, y el que rompió el hilo de la conversación.

—Voy a hacer la colada —anunció Eren, levantándose de la mesa.

—¡Oi! —gritó Aurou quién fue tras de él—. Tú no puedes ir sólo por ahí, mocoso insolente.

—Lo que digas.

Permanecer en vela por varios días, le había puesto irritable...no era algo bueno.

—¡Oi! Más respeto, maldito bastardo —. Estuvo a punto de lanzarle un golpea a Eren cuando una voz resonó en el comedor...

—¡Aurou! —. El aludido detuvo su acción, mientras sus bellos se crispaban. La seria voz de Hanji...era algo a lo que le temía—. Yo cuidaré de Eren, tú ayuda a tus demás compañeros y explíquenle a los novatos lo que deben hacer, ¿entendido?

Los miembros del escuadrón de Levi afirmaron y comenzaron con lo solicitado, explicándoles a los novatos las tareas que se efectuaban en aquel lugar.

¿Dónde están tus alas? [Riren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora