Ya habían pasado cinco días desde que Levi cuidaba a Eren. Todos en el castillo se sorprendieron por tal noticia; Mikasa enfureció. Jean, Mikasa y Armin agradecían al destino por haber traído a Eren de aquella inconsciencia. Todos visitaron al moreno el día que despertó topándose con las llagas en su espalda.
Para Eren fueron días difíciles, pues el Capitán le daba baños de esponja, le acompañaba al baño (junto con Jean), le alimentaba y curaba sus heridas. No se sentía cómodo y se avergonzaba por estar en aquella situación. Anhelaba mejorar pronto para poder ayudar a los demás soldados en los deberes. Afortunadamente al tercer día, las que iban a ser futuras llagas comenzaron a desaparecer. Para el quinto día las llagas ya estaban comenzando a sanar pero el dolor persistía cuando se encontraba de pie o sentado. Hanji le había dicho que Levi le cambiaría de posición para evitar la formación de otras en otras zonas del cuerpo y eso le hizo sentirse aún más avergonzado, pues se sentía un bebé.
Aquel quinto día, mientras Levi terminaba de limpiar, por tercera vez, las llagas de Eren, Aurou gritó "¡Viene el Comandante Erwin!". Todos en el castillo, tras escuchar el grito, dejaron lo que estaban haciendo para ir a recibir al Comandante, quien venía con el ceño totalmente fruncido y a todo galope con Mike y otros cuatro soldados atrás. Levi, a pesar de escuchar el aviso, siguió limpiando las heridas del muchacho. Aquello causó curiosidad en Eren por lo que preguntó:
–Señor, ¿no irá a recibir al Comandante?
–Él sabe cuál es la puerta de entrada –respondió neutro el Capitán sin dejar de limpiar la llaga más grande.
Eren no supo qué responder ante aquel comentario por lo que volvió al silencio. Después de que Levi pusiera las telas mojadas con concentrado de plantas medicinales en las llagas, se lavó las manos en una tinaja y se sentó en la cama del muchacho mirando la puerta de la habitación. Negándose a salir, Levi permaneció ahí no sintiendo culpa por no recibir al Comandante.
Afuera, Erwin fue recibido por todos los soldados con el usual saludo militar. Hanji le informó de todo lo acontecido, agregando que Levi se encontraba atendiendo al muchacho-titán. El Comandante pasó por alto que Levi no se encontrara presente. Como ya era el atardecer, la cena estaba siendo preparada por Jean, Mikasa, Petra y Erd. Mientras tanto, Hanji subió hasta la habitación de Eren seguida de Erwin, quien no había quitado el ceño fruncido desde que llegó.
–Ese enano, no deja solo a Erencito ni un instante –rio la castaña completamente divertida.
Erwin no dijo nada, no estaba pensando en eso realmente. Al momento de llegar frente a la puerta del moreno Hanji, ni tarde ni perezosa, abrió con fuerza asustando a un adormilado Eren y haciendo enfadar a Levi quien seguía sentado en la cama.
–Vaya, vaya, pero si ni te has movido de aquí, enano –comentó divertida Hanji riendo por su mala broma.
Erwin y Levi se miraron a los ojos y, sin decir nada, Levi se levantó y se hizo a un lado para dejar que Erwin viera al muchacho. Los ojos azules del Comandante se pasearon por la espalda del joven y al ver el rostro asustado del mismo se acercó, tratando de suavizar sus gestos para hacer sentir cómodo al niño.
– ¿Qué tal, Eren?
–H-hola, Comandante Erwin –. Intentó erguirse para saludar como era debido pero el mayor hizo un gesto deteniéndole a mitad de la acción.
– ¿Cómo sigues de las llagas?
–Mejor, Señor. El Capitán ha estado velando por mi salud estos días.
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¿Dónde están tus alas? [Riren]
Hayran KurguEren es un joven que tiene en mente una promesa que se hizo aquel día en que perdió a su madre. Aquella promesa que cumpliría hasta el final. Pero, ¿qué es eso que siente cada vez que le mira pasar, cada vez que le dirige la mirada? ¿Cómo se llama? ...