Capítulo XII

214 22 33
                                    

Sus ojos comenzaron a abrirse con lentitud, pestañeando demasiadas veces para poder enfocar bien. Miró de un lado a otro sin poder reconocer dónde estaba. Quiso levantarse, pero un dolor en su espalda se apoderó de él haciéndole volver a su posición, sin embargo, el dolor permanecía. Apretó su quijada por el dolor tan intenso, algo que nunca había sentido. Se recostó de lado sintiendo un poco de alivio. Se aferró a las sábanas para impulsarse y así llegar a la orilla de la cama donde se sentó de forma lenta y tortuosa. Unas cuantas lágrimas amenazaban con caer de sus orbes. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué le dolía el cuerpo? ¿Dónde estaba?

Apoyó sus pies en el piso de madera inspirando de manera profunda tratando de controlar el dolor. ¿Dónde estaban los chicos? ¿Por qué estaba solo en una habitación? Con ayuda de sus manos sobre la cama comenzó a ponerse de pie, las punzadas continuaban atormentándole, pero él quería salir y ver dónde se encontraba, ¿qué tal si les habían secuestrado aquellos tipos encapuchados? Cuando se puso de pie por completo quiso dar un paso desequilibrándose al instante y caer de rodillas. ¿Qué le había pasado? Forzó a su memoria a recordar, pero solo tenía vagos recuerdos de haber estado peleando contra unos encapuchados que venían con una titán (que peleaba bastante familiar). Dio comienzo a un segundo intento de levantarse, pero más tardaba en guardar equilibrio para dar un paso que volvía a caer.

Frustración. Una frustración de no poder hacer algo tan simple como levantarse y caminar. El dolor se hizo más intenso haciendo que un grito ahogado resonara en la habitación. Agachó su cabeza pegándola al piso formando puños con sus manos de la frustración. ¿Por qué el dolor? ¿Qué le habían hecho? Unos pasos se escucharon fuera de la habitación, lo cual le hizo ponerse alerta y ver por la rendija de la puerta cómo una sombra se posaba frente a ella. Tragó saliva de forma lenta cuando vio cómo ésta comenzó a abrirse con cautela. Su corazón se aceleró y en su mente el pensamiento de "enemigo" se instauró por lo que frunció el entrecejo maquilando posibilidades de dar pelea fuera con quien fuera.

Pero grande fue su sorpresa al ver que se trataba del capitán Levi. Sintió su rostro palidecer ante la escena que debía estar presenciando su superior viéndole de rodillas y palmas en el suelo, con unas cuantas lágrimas en sus mejillas y otras más en sus ojos. La fría mirada de Levi se paseó por toda su fisionomía causándole escalofríos.

Para Levi la posición en la que el castaño se encontraba le hizo sentir extraño, como un alivio por haber sido él quien le hubiera encontrado de aquella manera. Al fin podía observar aquellos esmeraldas tan vivaces y que le causaban una extraña sensación cuando se sentía observado por ellos. Chasqueó los labios al notar sus pensamientos en cuanto a Eren. Sin más, se acercó hasta él viendo que el muchacho no se movía por lo que frunció el entrecejo con extrañez.

—Ponte de pie, mocoso —ordenó Levi cruzándose de brazos para mostrar mayor autoridad.

—N-no puedo, capitán —respondió con temor el adolescente presentando espasmos en su cuerpo.

Aquella respuesta solo hizo que Levi se enojara y que con rapidez tomara de los cabellos al castaño haciendo que elevara su rostro adolorido mientras él se acuclillaba frente a él.

—A mí no me das negativas, mocoso estúpido —sentenció con molestia sin siquiera aflojar el agarre en la melena de Eren.

—P-pero es la verdad, Capitán. No puedo —dijo con voz un poco entrecortada por el dolor que había acrecentado por el agarre tan brusco del mayor.

Levi miró fijamente aquellos orbes tan de cerca que pudo admirar algunos destellos amarillos y verdes más oscuros que le daban profundidad y una belleza inigualable. Sin embargo, aquellos pensamientos, tuvo que alejarlos para concentrarse en la situación en la que estaban.

¿Dónde están tus alas? [Riren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora