Capítulo 4: Segundo Rechazo

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Los días seguían pasando y el castaño simplemente permanecía alejado de la manada, por su lado agradecía que ninguno hiciera amago de obligarlo a las reuniones o que incluso Derek que había tomado la molestia días atrás en buscarlo a su casa para ofrecerle disculpas y una explicación a su poco sutil escape de su cercanía volviera a cuestionarlo al respecto, por lo que intuyo que había superado aquel momento y lo mejor era seguir con su vida, aun cuando esta parecía destruirlo con cada desilusión.

Cuando llego el día de entrenamiento (un día viernes) se vio obligado por primera vez por Scott para acudir a la mansión y entrenar, aunque él sabía que solo leería el bestiario junto a Lydia mientras los demás se daban golpes por todos lados sin razón aparente.

Con su pesar y más que nada necesidad de verle después de tantos días accedió a ir, pero cuál fue su sorpresa al llegar, un Derek Hale sin camisa y solo unos pantalones de mezclilla ajustados a su perfecto trasero que le daban la bienvenida al famoso entrenamiento de la manada.

- Hola - saludo con un toque de nerviosismo cuando estuvo afuera de la mansión.

-Llegas tarde- contesto el de ojos verdes sin siquiera molestarse en mirarlo, lo que hizo aún más doloroso su llegada.

Trago saliva con dificultad y sin preocuparse más por ese hecho paso de el hacia donde se encontraba la pelirroja sentada en el mismo árbol de siempre con el libro que le causaba jaqueca con solo su título en la portada.

El aire de pronto comenzaba a faltarle cuando su mirada se enfocaba de vez en cuando al lobo que entrenaba, ¿Por qué la vida era así de injusta con él?, se había enamorado por primera vez de verdad y terminaba siendo rechazado de la peor manera, con indiferencia y con la mortal obligación de aun así permanecer cerca de esa persona.

Había decidido que eso no le afectaría puesto que estaba acostumbrado a siempre desilusionarse de la peor manera, un claro ejemplo de eso era Lydia que a pesar de los años mantenían una amistad.

El punto verdadero era que con Derek era distinto, supo que le gustaba desde aquel día en el bosque, supo por primera vez que su corazón podía latir y detenerse al mismo tiempo por una sola persona, comprendió que si respiraba aún era para seguir divisando aquellos orbes verdes que aun que lo vieran con molestia así era feliz.

Pero de pronto eso dejo de darle aquel toque de felicidad a su día cuando las palabras del mayor se clavaron en lo más profundo de su corazón y de su alma, él ya tenía una compañera, quiso indagar respecto a eso, pero pronto comprendió que era mejor no saberlo.

- ¿Stiles? - llamo la pelirroja al ver que el castaño no reaccionaba a su llamado desde hace unos minutos.

Este la miro un par de veces para comprender que lo sucedía, se había sumergido demasiado en sus pensamientos.

- ¿Te encuentras bien? - preguntó la chica.

- Si ... yo ... si estoy bien ... solo me quede pensando en que cenaría con papa, últimamente solo se alimenta de chatarra - contestó volviendo su atención al libro entres sus piernas.

La chica lo miro unos segundos más tratando de convencerse a sí misma sobre la verdad tras sus palabras, pero comprendió que no era el momento.

El entrenamiento solo duro un par de horas más justo cuando el sol estaba por ocultarse completamente, Lydia se había marchado al igual que los demás a excepción de Scott y Stiles.

El moreno permanecía guardando sus cosas para montarse en su motocicleta y marcharse antes de que su madre llegara a casa, mientras que Stiles trataba de descifrar una pequeña palabra que se le había complicado en ese torpe libro y para su mala suerte era latín, un idioma que no terminaba de dominar.

SUPERNATURAL (Teen Wolf)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora