cap 4

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POV Kagami.

Miraba a Kuroko sorprendido e iba a apartarme justo cuando él me besó a mí. Sentí sus dulces labios posarse sobre los míos como si fueran piezas de un puzzle, amoldadas perfectamente.

No entendía como Kuroko podía hacer que todos estos raros sentimientos salieran a flote en mí, nadie me había hecho sentir así. Siento celos de todo lo que se le acerca, quiero estar todo el día a su lado, quiero sacar sus emociones, pero es mi amigo, mi compañero de equipo... No puedo sentir esto por él. Tengo que parar sino no podré, le haré todo lo que se me pase por la cabeza y no quiero eso, no quiero asustarlo con mis sentimientos. Pero, a la vez sus labios, ¡benditos labios suyos!, ¿Cómo pueden ser tan suaves, tan provocativos, tan dulces?.

P.O.V Normal.

Siguieron besándose cada vez más fogosamente, Kagami acariciaba los hombros de kuroko mientras que éste acariciaba la espalda del contrario. Iban a pasar a un nuevo nivel, pero el sonido de la puerta les despertó del trance haciendo que se separaran de inmediato con los labios rojos, un rubor en las mejillas y la respiración agitada. La pequeña había llegado de la calle con Número 2 y había ido junto a su hermano abrazándolo posesivamente.

Kagami se levantó rápidamente, cogió sus cosas y justo cuando iba a abrir la puerta para irse, Kuroko le cogió la mano, el pelirrojo se giró viendo la profunda mirada del peliazul. Quería abrazarlo, pero ya había hecho demasiado, se odiaba por dejar que esos extraños sentimientos salieran. Se fue dejando a Kuroko en la puerta, con el corazón estrujado.

Al día siguiente tenían que ir a entrenar pues al siguiente jugarían contra el Kaijou. Durante todo ese día estuvieron evitándose hasta que la entrenadora se percató de la distancia que había entre esos dos.

Terminando el entrenamiento, todos tenían que estirar un poco, normal si no se quiere tener algún daño en los músculos.

- Kagami, ayuda a estirar a Kuroko- Dijo la entrenadora.

- ....puedo yo sólo.- Intento persuadir Kuroko.

- Kuroko-kun, he dicho que Kagami te ayudará a estirar y ahora viceversa. ¿Algo que objetar?- La entrenadora se había mosqueado y eso es mejor evitarlo.

Sin mediar palabra se colocaron juntos para estirar. Cada roce que las manos del pelirrojo daba al pequeño hacia que a ambos se le erizara el bello. Kagami por tenerlo sólo para él y Kuroko por sentirse protegido por el alto. Aún con todos esos sentimientos en su interior no se hablaron, no se miraron, nada... Algo que los iba destrozando poco a poco.

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El día del encuentro había llegado. Ambos jugadores seguían sin hablar y el partido comenzó con muchas complicaciones. El Kaijou les cogió muchísima ventaja ya que Kuroko nunca le pasaba a Kagami, estaba molesto con él por haberse ido así, sin siquiera explicarle por qué lo besó, aunque ya lo supiera, quería que Kagami se diera cuenta por fin de sus sentimientos.

En el tercer cuarto perdían por una pequeña ventaja, pero esa ventaja se mantendría si la pareja prodigiosa no hacía algo. En el descanso la entrenadora los llamó a ambos.

- ¿Me podéis explicar qué ocurre? - Dijo ella con una cara muy serena, quizás demasiado.

- Nada ocurre.- Respondió kuroko.

- C....Cómo que nada... ¡Dejad de tomarme el pelo! Me importa una mierda lo que os ocurra, pero dentro del campo sois compañeros os guste o no. Así que empezad a comportaros de una buena vez.- Y como se preveía, la entrenadora estalló. Les tiró todo tipo de cosas que se le ocurrió.

Después eso, intentaron hacerlo, pero aún así, perdieron por un punto.

Todos se sentían devastados, tanto que al terminar de asearse, se fueron cada uno a su casa. Sólo quedaron Kuroko y Kagami allí.

- Me voy ya.- Dijo Kuroko en su habitual tono sereno y bajo.

Entonces Kagami estaba inmerso en un mar de confusión, ¿Lo dejaría marchar? ¿Por qué lo había besado? Sólo había querido hacerlo. ¿Tan malo era?

Kuroko estaba por salir cuando los fuertes brazos de Kagami le sujetaron en un abrazo. El pequeño quería alejarse, le empezaba a hacer daño esa situación, pero a la vez, se sentía incapaz de huir de él. Kagami apoyaba su cabeza en la del peliazul aspirando su aroma, ese que le emborrachaba.

- No huyas más de mi, Kuroko. Por favor, sólo quedémonos así.

Te haré decir que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora