— ¿Crees que es posible que esa cosa te de alguna dirección antes de que te dejen el otro ojo morado?— Preguntó Helena empezando a desesperarse.
— Gracias por la preocupación.— respondió Snart con sorna dedicándole una sonrisa mientras Helena bufaba y dirigía la mirada hacia otra parte.— El rastreador ha almacenado demasiadas coordenadas desde Central City a Opal City, tengo que hacer un vaciado y exponerlo a tiempos...
— Vale, vale. — lo interrumpió Helena frotándose las sienes nerviosa.
Leonard la miró y decidió no hacer ninguna réplica ante su interrupción y continuó trabajando con las coordenadas.
En Star Labs...
Cisco y Palmer habían reunido a todos en el córtex porque tenían nuevas noticias. Barry que ya estaba casi recuperado se encontraba en una silla expectante. Al entrar Cisco fue directo al ordenador principal y con un ágil tecleo introdujo unos parámetros que rápidamente mostraron en todas las pantallas la imagen de un gran edificio.
— ¿El Opal Arena?— espetó Barry confuso. Recordaba a la perfección ese edificio. En su misión con Helena a Opal City, había sido ella misma quien le había relatado como vivió la ciudad las olimpiadas que habían albergado con mucho orgullo 4 años atrás. Ese estadio había sido el principal y donde había tenido lugar la ceremonia de apertura. Helena le había contado fascinada como su estructura la transportaba a la antigua roma y al coliseo, que inevitablemente la hacía pensar en isla Paraíso. Notó en seguida como un fuerte nudo se apoderaba de su garganta y le costaba tragar saliva. Necesitaba encontrarla.
— Efectivamente.— contestó Ray pidiéndole perdón con la mirada, a lo que Barry respondió asintiendo. Ambos sabían que si querían ganar esta batalla y recuperar sana y salva a Helena debían estar en el mismo barco, y no tratando de que el otro naufragara.— Tratando de robotizar el reparto de pedidos monitoricé todos los vehículos de reparto, con lo que a través del sistema central puedo saber su geolocalización exacta.
— ¿Y dónde entra el Opal Arena en juego?—preguntó Joe confuso.
— Pues en que todos los vehículos de Palmer Tec. se encuentran estacionados alrededor del Opal Arena, y no creo que sea casualidad.— explicó Cisco con una sonrisa.
— Helena tiene que estar ahí.— dijo Barry poniéndose de pie.
— Barry.— lo frenó Ray— ¿Preparado?
— Preparado.— sentenció Barry con una sonrisa mientras le estrachaba la mano.
De vuelta a Opal City...
— Lo tengo.— anunció Leonard.
— ¡Genial!— exclamó Helena— ¿Dónde es? ¿Alguna parte de los suburbios, el sótano de algún rico, un bar clandestino...?
— El Opal Arena...—contestó Leonard confundido y poniéndose en marcha.
— No puede ser— dijo Helena incrédula siguiendo sus pasos.
— Sí que puede ser, tiene que haber algo que se nos escapa...
— Pero no tiene sentido.— replicó ella— Es decir, ¿exponerse en un lugar tan grande y a la vista de todos?
— ¿Y quién ha dicho que quiera esconderse?— preguntó retóricamente Leonard parando en seco y mirando un gran cartel que colgaba desde la fachada de un viejo edificio.— Somos su colección...
—...Nos está mostrando.— dijo Helena terminando su frase.
En el cartel salían muchos rostros que les resultaban familiares incluidos los suyos, y podía leerse: "No se pierdan los combates entre los guerreros de la colección más extraordinaria".
No muy lejos de ahí y encontrándose con la misma realidad...
— ¿Combates?— preguntó Barry confuso.
— Es su distracción...— murmuró Ray.— Esta es su forma de acabar con Opal City.
— Explícate.— le pidió Barry.
— Tiene a todos los héroes y villanos del mundo a su disposición...
— A casi todos. — espetó Barry.
— ¿Viste lo que nos hizo Helena?—preguntó Ray.—¿Cómo crees que acabará la cosa si nos enfrentamos a veinte más como ella?— dijo señalando el cartel que colgaba justo sobre sus cabezas.
— Continúa.— lo instó Barry agachando la cabeza.
— Se ha asegurado de que nadie pueda evitar que se cumplan su planes, y de que otros no se apoderen de ellos. Y mientras tanto mantiene ocupada a la ciudad.
— Nadie lo ve venir, y él se queda con todo.— concluyó Barry.
— Exacto.— le dio la razón Ray.
Al otro lado del Opal Arena...
— No creo que sea buena idea entrar ahí dentro.— dijo Leonard.
— ¿Y quién ha dicho que vayamos a entrar?—dijo Helena a la vez que daba un golpe a la pared y se deslizaba una escalera justo a su lado.— Desde las alturas todo se ve muchísimo mejor.
— Pensaba que eras de las que no se saltaban las normas.— le contestó Leonard con una media sonrisa.
— Las chicas malas no iban a quedarse con toda la diversión.— explicó Helena dedicándole una sonrisa.
Ascendieron por el entramado de escaleras hasta lo alto del anfiteatro este desde donde tenían una imagen completa del estadio. Estaba vacío así que accedieron mediante una de las ventanas del mismo. Observaron todo a su alrededor y aseguraron la puerta para evitar sobresaltos. Inmediatamente Leonard se puso cómodo en uno de los grandes sillones colocados delante de la vista hacia la arena y rodeado de pequeñas pantallas.
— Cheetah contra Hawkgirl, ¿con quién te quedas?— dijo mirando la arena y negando con la cabeza.
— ¡¿Apuestan sobre nosotros?!— replicó Helena acercándose todo lo que pudo a la cristalera.
— Y bastante...— dijo Leonard revisando las cantidades que aparecían en una de las pantallas.— ¡Vaya!— exclamó— Eres la primera de tu grupo.
— ¿Cómo?
Helena empezó a revisar la información reunida entre todas las pantallas junto con Leonard. No podía creerse nada de lo que estaba viendo. ¿Cómo iban a parar todo aquello? Definitivamente era algo mucho más grande de lo que jamás se hubieran imaginado. No se trataba de otra misión cualquiera.
— Mañana hay clasificaciones...— anunció Leonard con un hilo de voz.
Ambos estaban observando el brutal combate que estaba teniendo lugar en la arena. Leonard no pudo evitar tocarse el ojo e imaginar como podía haber transcurrido todo. Se había salvado dos veces, pero puede que no hubiera una tercera vez.
— Tenemos que solucionar esto antes de que nos maten.— sentenció Helena.
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Stuck in a fury - #WATAwards
FanfictionBarry estuvo muy ocupado el último año tratando de salvar Central City y descubrir quien era el hombre en el traje amarillo. Pero esta vez Opal City necesita la ayuda de Flash. Y Barry descubrirá que no solo hay metahumanos ahí fuera. Hay algo más...