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Desperté tumbada en un sofá con un chico de ojos azules sentado en el suelo, mirándome.
Espera un momento.

—¡Klaus!— intenté no gritar muy fuerte para no hacerle daño, aunque es lo que debería hacer.

—Tranquila, como ya te dije, no te voy a hacer daño.

—¿Entonces por qué estoy aquí?— pregunté tranquila, no sé por qué pero confiaba en él. Soy estúpida, lo sé, pero no me parecía el híbrido del que todos hablaban, el monstruo que hacía cosas horribles.

—Quiero conocerte, y no quiero que la gente te coma la cabeza haciéndote pensar que soy quien en realidad no soy. Y también podría ayudarte a controlar tus poderes de banshee, a que no te den mareos ni sudores fríos, porque sé que lo tienes cuando crees que alguien va a morir.

Cada vez estábamos más cerca, yo me perdía en su mirada y en su profunda voz.

—Voy a ayudarte, pero tienes que confiar en mí, y olvidarte de todo lo que puedan haberte dicho.— asentí lentamente con la cabeza. Suelo tener buena intuición para ver cuando alguien miente... Y creo estar segura de que me está diciendo la verdad.

—Está bien.— dije incorporándome en el sofá.

—¿Y te gustaría quedarte aquí? Sólo hasta que termine de ayudarte con tus poderes, ya después podrás irte si quieres.— dijo cuidando cada palabra que decía.
Me lo pensé, y puede que fuese lo mejor, más de una vez casi hago daño a mis seres queridos por no controlar mis impulsos o a veces no consigo defenderme de la manera que podría.

—... Está bien. ¿Pero dónde voy a dormir?

—Perdón, amor, no tengo habitación libre, pensaba que dirías que no.— dijo poniendo una sonrisa mientras encogía los hombros. Esa palabra, "amor", sonaba tan bien saliendo de él.

—Da igual, puedo dormir en el sofá.

—No voy a dejar que duermas en el duro y frío sofá. ¿Te sentirías muy incómoda durmiendo conmigo?— mi corazón comenzó a latir deprisa, intenté calmarme para que no lo escuchase, pero no podía.

—No, no, es decir, sí... Me refiero a que no estaría incómoda.— dije muy nerviosa ya que no me esperaba esto para nada.
Sonrió tiernamente, lo que me hizo sonreír como una boba a mí también. Se acercó a mi y me acarició la mejilla.

—... Eres preciosa.— a sus palabras sumándole su tacto, su mano rozando mi mejilla. Mi corazón iba a estallar, me sentía cómoda pero tensa a la vez, esto es muy raro.
Qué pensaría Damon de esto... ¿Y mi primo? ¿Y mi hermano? ¿Y Alaric? ¿Y los demás qué?... Esto es muy precipitado. Bueno, me enseñará a utilizar mis poderes y luego me marcharé.

—Oh, vaya has despertado, debes de estar algo aturdida.— dijo un chico que parecía ser más joven que Klaus.— Soy Kol Mikaelson, encantado.— dijo besando mi mano con una sonrisa.
Vi como Niklaus tensaba su mandíbula y se ponía totalmente serio.

—Kol, ¿por qué no te vas con Rebekah a hacer algo? Seguro que tenéis muchos sitios a los que ir.

—¿Por qué me echas, Nik?— preguntó Kol sonriente, yo estaba espectante por escuchar la respuesta del híbrido.

—Porque sobras.—dijo acercándose a él amenazante. Sin decir nada Kol alzó una ceja y dándose media vuelta se fue.

—Perdona si mi hermano Kol te molestó, a veces es muy irritante.

—No me molestaba. Pero parece que a ti sí.— le dije con el ceño fruncido.

|• • •|

¿Qué hora es?— le preguntó Andrew nervioso a Oliver, el cual no dejaba de mirar el reloj.

—Ya son las 7 de la tarde, ¿dónde se ha metido esta?

De pronto Alaric, Damon y Stefan entraron rápidamente en la casa.

—Se la ha llevado Klaus.— dijo Alaric nada más pisar la casa.

—¿Cómo estáis tan seguros?

—No lo estamos, pero es la única respuesta que vemos.— dijo Stefan tranquilamente.

—Quedaos todos aquí por si vuelve y yo voy a por ella, quizá nos estemos equivocando.— dijo Damon saliendo de la casa a velocidad vampírica.
Tenía la esperanza de que no estuviera con los Mikaelson, porque si era así temía que algo le hubiesen hecho ya.
Al llegar no tuvo más remedio que pegar en la puerta, esto le quitaba mucho dramatismo a la situación, pero es lo que tiene ser un vampiro.

—¡Klaus! ¡Sé que tenéis a Cindy! Deja que se marche o me tendré que poner serio.— advirtió al ver que nadie le abría la puerta.
Entonces un hombre trajeado le abrió la puerta, parecía bastante tranquilo.

—Elijah, déjame ver a Cindy.— más que una súplica era una amenaza, siempre sonaba de esa forma si venía de Damon.

—No puedo, pero lo que sí puedo decirte es que mi hermano, Klaus, no le hará nada. Estará bien aquí.

Damon rodó los ojos y bufó, no confiaba absolutamente en ninguno de los originales, y mucho menos en Klaus.

—Escúchame bien, voy a llevarme a Cindy. Tú mejor que nadie sabes cómo es tu hermano.

|• • •|

Estaba con Kol en la cocina ya que Niklaus había ido a buscar a Rebekah, la cual no estaba en casa. Comencé a escuchar gritos, esa voz me sonaba, como para no sonarme.

—Es Damon...— pensé en voz alta. Kol que me había escuchado se sentó enfrente mío.

—Ignóralo, no confía en nosotros.— dijo como si nada.

—¿Por qué hay tanta enemistad entre todos vosotros?

—Es una historia que prefiero que te cuente Klaus, vaya a ser que me vaya de la lengua.— dijo sonriente.

—¿Crees que debería ir a ver a Damon? Para explicarle que estoy bien y demás.

—No, ni siquiera hará un intento por escucharte, te llevará con él. Y me tocará a mi decirle a Klaus que se han llevado a la chica que...— de repente paró de hablar, como si hubiese dicho algo que no debía.

—Continúa, Kol.— dije esperando a que prosiguiese, pero no lo hizo.

—¿Qué hace Damon aquí?— preguntó Rebekah, la cual estaba junto a Klaus, y este venía a toda prisa. Me cogió de la mano y me llevó con él a su habitación, la cual cerró con pestillo.

—¿Por qué cierras con seguro?

—Si por algún casual Damon consigue entrar, no voy a dejarte ahí expuesta a que te lleve.

INEFABLE [I] || «Klaus Mikaelson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora