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—¡Ayudadme! ¡Por favor!— grité tan alto como pude sin llegar a mi límite. Al final el Salvatore de ojos azules me abrió la puerta y me miró con los ojos muy abiertos y el ceño fruncido.

—¿Qué ha pasado?— preguntó ayudándome a cargar con mi hermano. No podía responder a su pregunta, ni siquiera yo sabía lo que había pasado, y no sé si lo quiero saber.
Juntos lo tumbamos en el sofá; agarré su mano mientras me senté junto a él.
Damon me miraba a mí y luego a él mientras se mordía las uñas.

—Cindy, déjame que le dé de mi sangre, se curará en un rato.— dijo agachándose para mirarme a los ojos.
Giré la cara mirando así a Oliver, no quería que me viese llorar, nunca me ha gustado que me vean llorar, pero casi nunca lo puedo evitar.

—Está bien... Dásela.— dije decidida mientras me levantaba y caminaba de un extremo a otro de la casa limpiándome las lágrimas. Estaba triste pero a la vez enfadada. Me consumía el pensar que Klaus no era quien yo pensaba, y que sí era quien todos decían. Les hice daño a todos ellos por él, por Niklaus, y ahora me doy cuenta del error.

Damon se acercó a mí y me di media vuelta para poder mirarle.

—Ya, sé lo que vas a decir. Eres idiota por haber confiado en un original; has sido tan lenta como para no haberlo visto venir.— abrió la boca para decirme algo, pero le interrumpí.— Ya lo sé, ¿vale Damon? Ya lo sé.

Se quedó mirándome como el que mira a un cachorrito indefenso, no me gustó que me mirase así, ahora mismo quien estaba mal era mi hermano, no yo.

—Iba a decir que has cometido un error, y sí, has sido tonta... Y muy lenta.— dijo con su típica voz arrogante.— Pero todos cometemos errores, yo por ejemplo suelo cagarla 20 de 10 veces.— cuando dijo eso sonreí y entonces se acercó a mí con una sonrisa ladeada.— Pero lo importante es que te des cuenta de que la has cagado. Y eso has hecho.

Pensé en lo que dijo, y tenía toda la razón. La había cagado muchísimo, pero ya había enmendado el error, había salvado a Oliver y ya no volvería a ver a Klaus. O eso espero.
Pero con los demás originales no sé qué hacer, porque ellos no me han hecho nada, y no merecen que les haga lo mismo que a Klaus. Así que sólo le haré sufrir a él.
Me parece justo.

|• • •|

Después de soltarle el discurso de su vida a Cindy, lo abrazó.

—Gracias Damon, por tu ayuda, por hacerme abrir los ojos.— dijo inocente sin saber el lío que le habían hecho a los originales con tal de recuperarla.

—No es nada.— dijo él entre dientes fastidiado, sabía que si Cindy descubría la verdad se enfadaría... Y mucho, y ya no sabría cómo hacer que entrase en razón.
Pero por el momento disfrutaría de que esté aquí, y que todo esté bien.

|• • •|

—Damon me ha dicho que Cindy ha vuelto, ha entrado en razón y ya no volverá a acercarse a Klaus.

Dijo Stefan soltando el móvil en la mesa de la cocina de Andrew, el cual quitó el móvil de ahí y se lo dio.

—No lo pongas ahí, está mojado.

—Suponiendo que vuestro plan haya funcionado, ¿qué haréis si descubre la verdad?— preguntó Elena espectante por saber la respuesta.

—La haremos entrar en razón de otro modo, tiene que darse cuenta definitivamente de quién es Klaus Mikaelson.— habló Alaric pensativo, intentando pensar en un plan B para cuando Cindy se enterase del plan A.

—Exacto, no podemos permitir que Klaus se la lleve otra vez, todos sabemos cómo es y le acabará haciendo daño, tanto psicológica como físicamente.

Concluyó Caroline. Ya quedarían otro día para planear el plan B, pero por ahora el tema estaba zanjado.

|• • •|

—¿Por qué, Klaus? ¿Qué necesidad había de hacerle eso?— preguntaba Elijah enfadado a su hermano, el cual estaba sentado, con la mandíbula apretada y con los ojos llorosos.
Sabía que si articulaba una palabra saldrían lágrimas de impotencia.

—Tuve miedo de que se la llevase, me disparó y perdí los estribos. — dijo sin siquiera mirarlo. El trajeado suspiró.

—Pues enhorabuena, no se la ha llevado, ella se ha ido.— dijo con dureza en sus palabras, provocando más al híbrido, el cual se levantó y le pegó un puñetazo a la pared, dejando una gran grieta en esta. Entonces se giró bruscamente hacia Elijah.

—Nadie me la va a quitar hermano, ¡nadie!— gritó con rabia muy cerca de la cara del trajeado, haciendo que este mirase hacia otro lado.

INEFABLE [I] || «Klaus Mikaelson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora