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Tristán llegó a casa, abrió la puerta sin mirar y la cerró, estaba ocupado observando su móvil. Hasta que vio una silueta.
Justo antes de chocar, alzó la cabeza y se detuvo frunciendo el ceño.
El chico que estaba delante de él sonrió.

—Hola, hermano.— dijo el chico acercándose lentamente a Tristán.

—¿Qué haces? No deberías estar aquí.— dijo entre dientes.

—Me encargo de vigilar que cumples la misión. No todos los días se tiene la opción de recuperar a un ser querido.— Tristán iba a irse a otra parte de la casa pero el chico puso un brazo sobre su hombro.

¡Phasmatos motus!— gritó Tristán lanzando a su hermano por los aires. El otro sonrió mientras se levantaba.

—No olvides que soy más fuerte que tú, Tris. Phasmatos incendia.— dijo haciendo que la mochila del chico ardiese en llamas.
Consiguió quitársela a tiempo, antes de que le hubiese perjudicado.

—Déjame en paz, Ander. ¡No puedo hacerlo!

—Sí que puedes, o si no, no recuperaremos a Amelia.— Tristán bajó la mirada, consumido por la impotencia.— ¿Acaso no quieres que recuperemos a nuestra hermana? Ella no se merecía morir.— decía dando vueltas alrededor de Tristán.

—Lo sé...

—Es más, ¡ella murió por tu culpa!

—Lo sé...

—¡Tú debiste haber muerto aquella noche!

¡¡Vatos!!— gritó lleno de rabia, haciendo que todo lo que estaba alrededor de su hermano explotase, los cristales y objetos se rompieron provocándole algunos rasguños.
Este se acercó amenazante hacia su hermano.

—Podría matarte ahora mismo si quisiese, podría romperte los huesos uno a uno, podría reventar tus órganos hasta que te ahogases con tu propia sangre. Así que no me provoques, hermanito. — le susurró amenzante a Tristán, el cual lo miraba con temor. Abrió la puerta para salir de ahí, hasta que Tristán la cerró con un movimiento de mano.

—Es amiga de los originales.

—¿Incluido el híbrido?

—Creo que Klaus es incluso algo más que un amigo para ella.

—Bueno, no veo problema alguno. Nuestro aquelarre puede quitarlos de en medio sin que nadie se entere.

—No será tan fácil, además, también es amiga de una Bennett.

—Si sabe lo que le conviene no se meterá, esta no es su guerra.— Tristán se acercó lentamente a él con una mirada suplicante.

—Ander, la chica no tiene la culpa de ser así, ni siquiera le ha hecho daño a nadie, nunca. Cuando me dejásteis tirado y magullado en el bosque ella fue la que me ayudó. Hoy un abusón estaba pegando a un chico y ella se enfrentó a él sin pensárselo.— su hermano lo miraba con el ceño fruncido, como si estuviese entrando en razón.— No merece morir.

—... Amelia tampoco se lo merecía.— dijo dándose la vuelta y saliendo de la casa.

|• • •|

Los hermanos originales se sentaron cada uno a un lado del Salvatore, el cual los miraba con el ceño fruncido.

—¿A qué se debe este desagradable encuentro?— preguntó él sin mirarlos mientras bebía.

—Necesitamos vuestra ayuda, la de todos vosotros. Por mucho que me cueste decirlo, os necesito para proteger a Cindy.— justo al decir su nombre Stefan detuvo su acción de seguir bebiendo y miró a Klaus.

—¿Por qué?— preguntó mirándolo fijamente.

—Un aquelarre de brujos la busca para matarla.

—¿Y cómo podemos ayudar?

—Cuando veamos indicios de que ocurre algo extraño os avisaremos.— dijo Kol finalizando la conversación.

|• • •|

Me dispuse a entrar en casa con Elijah, pero justo antes de cruzar la puerta alguien me llamó, miré a mi amigo el cual me señaló con la cabeza que lo cogiese.


—¿Sí?

—Cindy, ¡hola! ¿Cómo estás? ¿Estás bien?— era la voz de Tristán, sonaba algo agitado y nervioso. No pude evitar soltar una pequeña risilla.

Estoy de maravilla, ¿para eso me has llamado?

—Bueno, y para preguntarte donde estás, ya sabes, por si quieres que salgamos o algo.— miré a Elijah y luego desvíe la mirada hacia otra parte.

Estoy con un amigo mío, pero claro que podemos salir, dónde nos vem... ¡Oye!— grité ya que Elijah me había quitado el móvil a una velocidad sobrenatural.

—No puede quedar, está conmigo.— dijo él y entonces colgó, intenté quitarle el móvil de las manos, pero sólo conseguí que se lo guardase en el bolsillo de su pantalón.

—¿Por qué has hecho eso?

—Porque estás a mi cargo mientras Klaus no esté, y con un aquelarre entero de brujos buscándote no voy a dejar que te vayas.— fruncí el ceño, me enfadó lo que dijo.

—¿Cómo que "estoy a tu cargo"? ¿Quieres decir que cuidas de mí sólo por Klaus? Muy bien.— dije e intenté irme, pero el trajeado me agarró de la muñeca.

—No era ese el sentido de mis palabras. He dicho que cuido de ti cuando Klaus no está porque cuando está es él quien te cuida, a pesar de que yo también lo hago.—  estuvimos unos minutos en silencio, mirándonos a los ojos, en mis labios se formó una pequeña sonrisa, y no pude evitar abrazarle.
Al principio no me lo correspondió, se había sorprendido. Pero después me abrazó como yo a él.

INEFABLE [I] || «Klaus Mikaelson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora