¿Quién eres?

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Han pasado cuatro días desde que Harold invitó a salir a Mir, al día siguiente salieron y los otros días estuve yendo a distintos lados con ellos y con otro amigo. En verdad me perdí de muchas cosas estando dormida y aunque todavía no tengo la energía y me siento del todo bien, salí con ellos un par de horas al día me hace muy feliz y según mi psicóloga es bastante sano; también me recomendó empezar a ordenar mi cuarto, así podría encontrar cosas que me hagan recordar y lo he hecho, sólo me falta una caja que en esta semana no me ha llamado la atención realmente.

Hoy tenemos una comida con un amigo de mi hermano menor y su familia, al parecer su familia es amiga de mi familia pero tal vez necesitaré algunas terapias para poder recordarlo. Llevo horas intentando peinarme porque tengo dos partes de mi cabeza sin cabello y no puedo taparlas de ninguna forma. 

— ¡Amy, apurate que casi nos vamos! —Grita mi papá desde abajo. Me lavo los dientes y empiezo a maquillarme.

— Invité a Harold, sus padres no están y no tiene comida en su casa, ¿habrá problema? 

— No, no lo hay pero apurate. 

— Entonces me voy con él, nos vemos allá. 

La puerta de mi casa se cierra y me apuro  a vestirme y maquillarme. Llega Harold por mi y nos vamos. Recuerdo la casa pero no exactamente de quién es, me causa mucho problema entrar a casa de alguien sin saber quienes son, así que Harold puede ser mi salvación: — ¿Los conoces? — le pregunto, esperando que me diga que sí y que relación tengo con ellos, porque él los conoce y varios detalles.

— Si Amy ¿no lo recuerdas?, me caen muy bien.

Su respuesta no es lo que esperaba, no puedo ocultar en mi cara la angustia que me causa no recordar a las personas a las que voy a ver y que Harold las conozca. Tocamos la puerta y nos abre una señora muy amable que le da mucha felicidad verme ahí, me abraza y me dice lo feliz que está de verme mejor y lo preocupada que estaba, luego saluda a Harold con alegría y nos dice a ambos lo feliz que estará un tal James de vernos y lo mucho que nos extrañó, nos invita a pasar a la sala de la planta alta donde supuestamente podremos encontrar al tal James, me recuerda que ya conozco el camino y se va al jardín en donde puedo ver a mis padres y a su esposo. 

Lo saludo y al entrar a la casa mi angustia y confusión aumentan al tener que fingir que sé donde estoy y quienes son las personas que viven aquí.  Vi a mi hermano pequeño con su amigo y vi que subían, Harold me siguió y yo fingiendo que sabía lo que hacía, los seguí. Subimos y por suerte la sala estaba justo ahí, un hombre de mi edad estaba acostado viendo la tele cuando nos ve. Con una gran sonrisa, Harold y él se saludan alegremente. Él exclama mi nombre, me planta un beso en la mejilla y me abraza con muchas fuerzas, digo su nombre e intento quitar mi cara de confusión, luego me dice que me extraño y parece que está un poco incómodo, no sé porqué.

Claramente Harold ve mi cara y sabe lo que me pasa, así que cuando los tres nos sentamos en el sillón él no para de hablar con James y le agradezco mucho eso porque me evita muchos momentos incomodos, yo decido fingir que estoy muy concentrada en la tele pero intento escuchar todo lo que dicen para recordar un poco a James. Nada. Definitivamente tendré que hablar con mi psicóloga sobre esto. Bajamos a comer y luego subimos otra vez, nos  ponemos a ver una película y esta vez Harold y James no hablan, después de un rato Harold se sale a hablar por teléfono. 

— ¿Cómo te sientes? — me pregunta James mirándome, tengo que mirarlo e intentar actuar lo más normal.

— Bastante mejor, a veces tengo dolores de cabeza y en estos momentos estoy muy cansada. 

— ¿Estás bien? Te siento algo nerviosa. 

— ¿Quién eres? Es decir, sé que te llamas James y que eres hermano de un amigo de mi hermano pero me gustaría saber quien eres para mi.

— En realidad yo tampoco sé que soy para ti, pero podemos descubrirlo juntos.

Su respuesta sólo logra confundirme más, no respondo y sólo le regalo una sonrisa luego me volteo a ver la película. Unos minutos después me quedo dormida.

(...)

Me despierto cuando ya está un poco oscuro, Harold y James están a mi lado platicando y susurran todo, hasta que se dan cuenta que desperté. Los dos se callan y me miran. Luego Harold me dice que mis padres se fueron hace unos diez minutos y sigue platicando un rato con James, yo me concentro en la película, luego de un rato nos despedimos de toda la familia y nos vamos de la casa. Le cuento mi pequeña conversación con James y lo único que contesta es:

— Eres una estupida, ¿lo sabes? pero también la persona más honesta que conozco y esas dos cosas juntas te hacen tener un gran problema. — Se ríe

— Callate, sabes que soy muy inteligente... — intento defenderme con lo otro pero no hay forma. 

Nos molestamos todo el camino de regreso a mi casa.


Cartas a Amy Parks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora